Aunque pueda resultar sorprendente por su uso indiscriminado
en las últimas décadas, el significado original de la palabra pornografía significa ilustración,
estudio o representación de la prostitución. Tanto pornografía
como pornógrafo mantienen en castellano esa acepción, y es a ella a la que
se refiere Jean-Baptiste Del Amo en su tercera novela, pornographia, un retrato onírico y desplazado de la prostitución en
La Habana, que se acompaña de una serie de fotografías de Antoine D’Agata al
final del texto, que lo complementan y visualizan, al menos en parte. El libro
se concibió como reunión de texto e imágenes, pero no se publicó en este
formato en Francia, mientras que Cabaret Voltaire recuperó para alegría de los
autores esta posibilidad en el título en castellano. Eso sí, las fotografías se
han adaptado al formato de una novela de edición convencional, y no al revés.
pornographia cuenta
la historia de un hombre cubano que vuelve a La Habana al funeral de su madre y
que después deambula por el malecón y los callejones de la ciudad, hasta
acostarse con un chapero cuyo recuerdo y búsqueda le obsesionarán el resto del
libro. Su búsqueda permite que vivamos el paisaje de la prostitución de La
Habana en un estado de peculiar ensoñación entre sensual y sórdida, donde cada
esquina y cada cuneta remiten a una historia de intercambio sexual, y donde el
protagonista se siente a la vez turista (cliente) y oriundo (pues en su
juventud también fue chapero) mientras observa a las putas y chaperos
empobrecidos, a los extranjeros enardecidos por el clima y el desplazamiento
más moral que geográfico, o se observa semiposeído por el embrujo de los
santeros caribeños. Del Amo utiliza la impresionante fisicidad de su prosa
descriptiva para, al igual
que en sus obras anteriores, sumergir al lector en una atmósfera de
sensaciones tangibles que se hacen presentes de una manera muy vivaz, gracias a
la precisión de adjetivos y comparaciones, y a la construcción del relato, que
desciende desde la concreción de la primera –y única- escena sexual hasta el
marasmo de voces y cuerpos de un intercambio pansexista. Antoine D’Agata
contribuye a la emoción con su universo de cuerpos borrosos en pleno éxtasis
–al parecer, compone sus fotografías de prostitución para ser realizadas por
terceros mientras él se acuesta con la prostituta en cuestión-, aunque creo que
su impacto hubiera sido mayor de estar intercaladas las imágenes con el texto.
Jineteros en La Habana (vía)
Del Amo se sigue posicionando en la literatura francesa,
colocando su obra entre referentes obvios utilizados con inteligencia pero
adecuadamente, aunque sea en beneficio de su propia escritura personal: el
hermoso verso de Arthur Rimbaud para el chapero que muere y se transfigura en
la cuneta; el universo querelliano general del libro; la cita del tratado de
Quignard El sexo y el espanto que
abre el relato…, y encuentra un camino poco convencional pero muy atractivo
tras sus dos novelas anteriores para expresar su prosa apabullante. pornographia es más descriptiva de un
estado físico y mental que una historia narrativa y como tal debe leerse y
vivirse, y Del Amo parece el tipo de autor necesitado de encontrar nuevos
espacios y no repetir género ni tipo de novela.
El volumen se completa con dos entrevistas al escritor y al
fotógrafo realizadas por la traductora, seguramente demasiado entregada a sus
autores. No obstante, estos dan claves interesantes de su trabajo y de la
concepción de la obra y ayudan así a disfrutarla.
Jean-Baptiste Del Amo
Publicación original en la revista cultural Factor Crítico
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