Bilbao tiene una edición bienal de un concurso de jardinería. Bueno, mejor dicho, ha habido dos ediciones, y la segunda, que tiene lugar ahorita mismo, sucede dos años después de la primera, Que se sepa, este es el único concurso mundial de jardinería que sucede en un entorno urbano, afirmación altamente bilbaina pero más agradable que los últimos excesos ciudadanos que hemos vivido en este colorido mayo. En dos meses, todos estos jardines efímeros desaparecerán, y se irán con la primavera, a la cual podemos considerar, horteramente, la verdadera belleza que no permanece. Arriba tenemos una piscina en la plaza de Indautxu. El nadador arranca flores allá donde posa algo de su cuerpo. Abajo tenemos aparentemente menos vida, pero el campo de varios centenares de cactos junto al Museo de Bellas Artes, que a mí me parece un paisaje por momentos lunático, es espectacular.
La siguiente foto corresponde al jardín instalado en el terreno del Palacio Ibaigane, la sede del Athletic de Bilbao en Alameda Mazarredo. Se trataba de un pasillo con aprovechamiento de diferentes elementos de construcción o industriales para exhibir vegetales varios. Las cañerías usadas como macetas me parecieron muy adecuadas para fotografiarlas junto a las torres de Isozaki del paseo de Abandoibarra. No habría rascacielos sin estupendas cañerías, por supuesto (perdonen el subrayado).
Hay un total de 27 jardines repartidos por la ciudad, 23 de ellos a concurso y 4 obra de autores invitados, entre otros Antonio Gala o Agustín Ibarrola. Así que paseando por cualquier barrio es posible encontrarse alguno, y por el centro, las posibilidades son muchas. La mayoría están pensados para que el público interaccione con ellos, y dan también a los niños la posibilidad de jugar entre flores. Así, abajo tenemos uno junto al Parque de Doña Casilda, cerca de la plaza de Ramón Basterra. El terreno montañoso de color cal es casi esponjoso, y los niños juegan en él. Les rodean hermosas flores que en mi burda urbanidad no sé distinguir. Las posibilidades de encuadre son magníficas.
Termino esta serie fotográfica con la propuesta 'fuera de sección oficial' de Agustín Ibarrola, situado en la Plaza del Ayuntamiento y junto a la Variante ovoide de la desocupación de la esfera, la obra de Jorge Oteiza. Este jardín lo componen un conjunto de espigados paraguas que a modo de champiñones salen de la tierra verde en periodo de lluvia.
Hay un total de 27 jardines repartidos por la ciudad, 23 de ellos a concurso y 4 obra de autores invitados, entre otros Antonio Gala o Agustín Ibarrola. Así que paseando por cualquier barrio es posible encontrarse alguno, y por el centro, las posibilidades son muchas. La mayoría están pensados para que el público interaccione con ellos, y dan también a los niños la posibilidad de jugar entre flores. Así, abajo tenemos uno junto al Parque de Doña Casilda, cerca de la plaza de Ramón Basterra. El terreno montañoso de color cal es casi esponjoso, y los niños juegan en él. Les rodean hermosas flores que en mi burda urbanidad no sé distinguir. Las posibilidades de encuadre son magníficas.
Termino esta serie fotográfica con la propuesta 'fuera de sección oficial' de Agustín Ibarrola, situado en la Plaza del Ayuntamiento y junto a la Variante ovoide de la desocupación de la esfera, la obra de Jorge Oteiza. Este jardín lo componen un conjunto de espigados paraguas que a modo de champiñones salen de la tierra verde en periodo de lluvia.