Si hay un escenario histórico al que no puedo resistirme es el Oxbridge de, especialmente, principios del siglo XX. Forma parte de mi educación emocional (especialmente por el exagerado peso que en un momento dado me tuvo el Maurice de E.M. Forster), pero también de la fascinación por los sistemas y lugares educativos milagrosos y llenos de genios que siempre miré con inocente e ingenua envidia. Que David Leavitt haya acabado ambientando una novela en ese Cambridge tampoco es tan extraño. Él es americano, pero ha ambientado muchas de sus historias en la Europa que le acogió cuando tuvo sus problemas de plagio. Y la homosexualidad entre los notables científicos y pensadores de los colleges era un fenómeno no desdeñable para alguien que ha hecho de la temática homosexual en contexto histórico un valor. También creo que superado su ajuste de cuentas con el fenómeno del plagio con laestupenda El cuerpo de Jonah Boyd), Leavitt novela con toda la intención un hecho real, y añade aparentemente sin ironía una nota final en que especifica sus principales invenciones en la trama.
El contable hindú del título es, por tanto, un personaje real, Srinivasa Ramanujan, un genio de las matemáticas que desde 1913 y durante la I Guerra Mundial trabajó en Cambridge, invitado por el matemático G.H. Hardy, otro personaje real y protagonista auténtico de la novela, afamado matemático del Trinity College que tuvo amistad con Bertrand Russell y que conoció a con hombres como Ludwig Wittgenstein o D.H. Lawrence. La trama escoge una estructura moderna ahora habitual: el profesor Hardy da una conferencia en Harvard en 1936 recordando la figura de Mr Ramanujan, convertida en mito por su capacidad matemática, pero también por su carácter pionero (el primer hindú que consiguió ser fellow de Cambridge), su exotismo, y su muerte prematura. En su conferencia, Hardy abre una línea imaginaria en la que decide narrar cronológicamente los hechos y, especialmente, su trastienda, con dos intereses principales: reflejar la vida y posicionamientos intelectuales ante el fondo de la IGM en que se desarrolla la historia, e indagar en la cotidianeidad oculta de la vida de los sabios de Cambridge, con un foco obvio en la homosexualidad y las sociedades secretas.
Srinivasan Ramanujan es una gloria nacional en la India (su sello, vía Ciudadanos de R'lyeh)
Creo que Leavitt triunfa en ambos puntos. El primero lo consigue con documentación, claro, pero su uso es lógico y soporta la historia, en lugar de ceder a la tentación de episodios informativos tan del gusto de la novela histórica, y sin dejarse arrastrar por la presencia (a la vez atractiva pero literariamente peligrosa) de personajes reales famosos en la novela. El segundo lo consigue gracias a la depuración psicológica del personaje central, un homosexual británico, de educación obviamente represiva, emocionalmente frío, ateo convencido, y que a sus 36 años se ve ya como un hombre maduro para el que el tren ya ha pasado, a pesar de vivir en una estación, Cambridge, adecuadísima para volver a tomarlo cada año. Leavitt, en su juventud, escribía sobre jóvenes que aunque con trazas de represión familiar, conseguían su liberación personal en sociedades urbanas actuales, pero la comprensión y análisis de la introspección sexual de Hardy, para los que este mundo sería muy marciano, son excelentes.
Más inglés no se puede ser. El profesor Hardy según la foto de su entrada en wikipedia
La novela, como parece obligatorio decir en tramas de tan fuerte trasfondo homo, no es sólo eso. También hay un papel destacado para la visión colonialista de la India, el paso intelectual a la racionalidad científica de principios del siglo XX, o la vida de las mujeres y su servicio en la IGM. Un aspecto que no puedo calibrar del todo es el de las formulaciones matemáticas que el ingenio de Ramanujan y la sistemática de Hardy llevan al texto. He comprobado con sencillez algunas y otras me superan, al menos ahora que tango olvidados los estudios de cálculo. No sé si Leavitt tiene formación académica en Matemáticas y hasta qué punto ha tenido que aprender o asesorarse, pero el reto parece, de entrada, grande. Además, su uso dramático es bueno, aunque su comprensión no resulta imprescindible para el lector lego. De la gloria de Ramanujan pueden dar fe suentrada en Wikipedia, o, por ejemplo, que su legado aún es objeto de investigación y publicaciones enrevistas como Scientific American.
Encuentro ecos de este libro en varios de mi gusto, algunos de reciente lectura, y por ello los dejo aquí constatados ya que quien guste de The Indian Clerk bien los puede apreciar: el Logicomix de varios autores que ya comenté en este blog, en el que precisamente Bertrand Russell explica su vida mediante una conferencia, An Equal Music, de Vikram Seth, y, por supuesto, los libros de E.M. Forster, no sólo Maurice, sino también los ecos coloniales de Paisaje a la India.
Falta sólo agradecer mucho a Daniel el descubrirme el libro (sólo publicado en España hace nada) con el entusiasmo que merece, y el haberme conseguido un ejemplar. Daniel es escritor, y en su blog podrán seguir suslecturas y críticas, que son concisas y aclaradoras frente al desparrame verbal, qué les voy a contar, de este blog.
David Leavitt, vía Identity Theory