La larguísima vida de Fray Bartolomé de las Casas fructifica
en la Brevísima historia de la
destrucción de las Indias como obra mayor. Este pequeño texto es una obra
fundacional de la defensa de lo que hoy llamaríamos Derechos Humanos, pero es
también un clásico de la literatura española del Siglo de Oro, relacionada con el
subgénero de la literatura de la conquista, y parte de los que narran las
glorias y desgracias del (a)salto español y europeo a las Indias.
Bartolomé de las Casas fue encomendero (dispuso de licencia
para explotar el trabajo de los indios) antes que cura. Su conversión tuvo
mucho que ver con el horror que contempló: la tortura y asesinato continuado y caprichoso
de los pobladores originales de las tierras por parte de los conquistadores
españoles. Brevísima historia de la
destrucción de las Indias es un catálogo completo de atrocidades
espantosas, que incluyen golpes, mutilaciones, uso de perros bravos para el asesinato,
alanceamientos, engaños, ajusticiamientos en la pira, ahorcamientos… y más
actos que obligan a retirar la vista del libro más de una vez. Bartolomé de las
Casas ni siquiera llega a discutir, como debía ser la norma, si los indios tenían
alma o no. Directamente las considera criaturas felices y bondadosas, ansiosas
de Dios, incluso del Dios cristiano al que están dispuestos a abrazar, como a
abrazar a los españoles que llegan a sus tierras. Pero los cristianos no se
comportaron como tales: Bartolomé de las Casas habla continuamente de tiranos
sedientos de oro y perlas que engañan a los jefes locales y usan técnicas de
terror al llegar a cada nuevo lugar, diezmando la población y dejando campos
quemados tras ellos.
Abu Ghraib (vía)
El libro se organiza geográficamente, pasando de región a
región de los cincuenta primeros años de la conquista, pues el libro está
publicado en 1542. Bartolomé de las Casas describe las situaciones en principio
vistas por él, aunque se antoja imposible por el infinito esfuerzo viajero que
eso habría supuesto -y ello se añade a las dudas sobre sus posibles exageraciones-, y pone fechas pero no denuncia nombres, prefiriendo
describir una situación general que alarmara al Rey, principal destinatario de
su informe, o para no sufrir represalias directas. En su crónica los sacerdotes
suelen salir bien parados, pues según él realizaban bien su labor
evangelizadora, pero los conquistadores la destrozaban al llegar. No obstante,
el propio prólogo del libro, que viene sin firmar, describe cómo los rivales de
Bartolomé de las Casas fueron otros sacerdotes, y que el poder militar apenas
le consideró, aunque consiguiera que se firmaran lo que puede considerarse la
primera legislación en defensa de los derechos humanos de la historia, el Rey
le permitiera un par de veces aplicar sus teorías para el buen trato de los
indios (intentos fracasados ambos), y que estuviera a punto de poner en duda la
generalidad de la colonización.
El libro se vuelve un tanto repetitivo en sus capítulos: una
descripción de la feliz tierra y recepción de los indios de cada región a los
españoles, el engaño cometido por estos, y la violencia sistemática contra
aquellos, sumado a las opiniones de Bartolomé de las Casas sobre quién debería
en verdad ir a los infiernos y quién es en verdad criatura de Dios. El lenguaje
del siglo XVI que emplea el autor es no obstante musical, elegante y
disfrutable, y el conflicto ético no resulta –desafortunadamente- lejano: el
contraste de una lengua que nos resulta vieja aunque luminosa con una denuncia
de la crueldad humana que también es contemporánea es un paradójico atractivo
literario. De las Casas fue convenientemente traducido en Europa para
desprestigiar a España, sin tal vez remarcar la españolidad de su autor y las
consecuencias de una obra que anticipaba tan crudamente la larga noche de los
quinientos años.
(Nota: términos como ‘conquista’, ‘criatura de Dios’, ‘labor
evangelizadora’, etc… se utilizan en este texto dentro de la convención que
suponían en la época de Bartolomé de las Casas, y no pretenden subrayar un
carácter honroso como categorías en su significado actual)
Bartolomé de las Casas (vía)