Weldon Penderton es un escritor
curtido en la crónica costumbrista (personal, laboral, familiar, social), que
publica desde hace años demoledores posts en su cuenta de Facebook. En ellos ha
ido desarrollando una peculiar visión tan aguda como en ocasiones
contradictoria y casi siempre pesimista de la realidad rocambolesca que observa
a su alrededor, a lo que suma un divertidísimo desvarío d e origen personal en
el uso del castellano, aunque con inspiración en el habla popular o en autores
como Ángel
Vázquez. Todo ello consigue que la lectura de sus escritos nunca decepcione
aunque pueda discreparse, a veces profundamente. Ahora Weldon Penderton (pseudónimo
cinéfilo fácilmente rastreable) ha publicado su primer relato largo, una
pequeña novela que es también la primera obra publicada por la nueva editorial niños gratis* que el propio
Penderton y Paz Olivares Carrasco
se han lanzado, temerariamente, a crear.
Puerta del local real en que se
inspira la historia de La Jarapa (vía)
Salvemos
La Jarapa cuenta el final de un pub de Granada con
ese nombre, el intento de evitar su cierre por parte de sus dos dueñas, la
Trini y la Paca, dos lesbianas lenguaraces cuyo infortunio laboral se completa
con la desintegración de su propia relación, sus problemas económicos, y una
desgraciada experiencia lotera navideña. Las últimas semanas de vida de La
Jarapa, que está físicamente a punto de derrumbarse, permiten conocer a su
clientela habitual, amigos y amigas de las dueñas del local tras años de acudir
cristianamente sin traicionarlo frente a la competencia que a su alrededor fue
poniéndose de moda, saber cómo fue historia, o quiénes fueron algunos de sus
probablemente falsos parroquianos ilustres. Penderton se mueve con facilidad y
cierto placer en la narración de esta decadencia: sus personajes protagonistas
están superados por la vida y las circunstancias, y sólo les queda una
inaceptable resignación vital reflejo de un final de etapa y de un modo de
entender la vida por el que el autor no siente nostalgia en sí, sino una
ternura posiblemente inesperada. La construcción en ficción de personajes
anclados en la experiencia propia es siempre compleja en autor primerizo, pero
en Salvemos La Jarapa la resolución es
excelente, tanto en el perfil social y psicológico como en las relaciones de un
grupo más o menos cerrado con un entorno que se les antoja hostil.
Salvemos
La Jarapa tiene momentos hilarantes y encadena
referencias visuales y dramáticas en páginas que se pasean por tópicos
granadinos con desparpajo (como el mito lorquiano), y, de paso, utiliza el
subgénero del cuento navideño cruel. A mí además me ha gustado su combinación
de recuerdos pasados y elipsis actuales, que le da elegancia a la narración y
supera el carácter desatado, o rabioso, de sus protagonistas. Es un gran
estreno, que se encuentra en librerías selectas, o también aquí,
en una edición estupenda que incluye portada desplegable y servilleta del
local.
Weldon Penderton (vía)