Paco Vidarte estaba en el epicentro del movimiento LGTBQ en
España cuando Zapatero, en 2005, dinamita las dinámicas españolas (y puede
decirse que mundiales, que se desencadenan a partir de entonces) de los
movimientos LGTBQ con la regulación del matrimonio igualitario. El conflicto entre
una exigencia revolucionaria y la concesión de un derecho cortocircuitó el
sentido de la militancia, que se enfrentó a una necesidad de redefinición. Ética marica, el último libro de Paco
Vidarte, escrito en menos de un mes y publicado un año antes de morir, se
dedica a ello. No sin cierta carga de drama, ya que Vidarte necesita encontrar
un discurso que justifique que las decisiones del poder puedan favorecer a una
minoría si no hay un precio a pagar…
(vía)
Puede ser todo un placer culpable leer al lenguaraz Vidarte despojarse de toda corrección y utilizar todo tipo de recurso semántico capaz de provocar, o reinventar de manera francamente divertida el lenguaje a su antojo, aunque partiendo en general del vocabulario de la subcultura gay. No obstante, pasado el choque inicial del estilo, y de las autoconfesadas prisas en su escritura, Vidarte intuye más que expone el problema y es lúcido en señalar la fuerza del capital en arrastrar a la militancia noqueada por las bondades del zapheterismo, aunque la solución subrayada repetidamente es que una ética general de una minoría debe considerar a todas las minorías o no sería tal. Parece de todos modos increíble que no sea capaz de dar nuevos caminos de trabajo para el movimiento LGTBQ dentro de sí mismo: el trabajo diario, la acción continua… pero ¿haciendo qué? ¿con qué objetivo? Esto sucede posiblemente por el impacto cercano de las leyes, pero con el tiempo se han revelado esas necesidades (regulación contra los ataques y crímenes de odio, educación, mejora de las leyes de transexualidad, etc…). Vidarte obviamente no puede aceptar el posibilismo y necesita la implantación pronta de la proclama, que se desactiva cuando el enemigo aparenta, incluso resulta, no serlo. Claro que el poder crea el entorno debido de creación de desigualdades, pero la praxis inteligente debería tener una hoja de ruta, más allá de la necesidad de actuar sea como sea.
(vía)
Lo que sí hace estupendamente Vidarte es explicar los
comportamientos de la minoría LGTBQ ante la mayoría heterosexual,
repentinamente atónita ante una realidad tradicionalmente negada. Las dos
éticas maricas prácticas que describe, la de solicitud continua (ejemplificada
en el perro que siempre pide migajas, las que sean, de la mesa donde comen los
señores, y que ahora no debe dejar de pedir) y la de negación (en la que se
cierra la puerta al heteropatriarcado y se le niega, por ni tan siquiera
merecerlo, la simple posibilidad de entender la cultura y el comportamiento
LGTBQ), resumen ejemplarmente pautas habituales.
Es una pena que Vidarte no siga soltando bofetones
libertarios como los que encierra este libro. Una lástima también que no haya
presenciado los cambios políticos sucedidos en España desde su muerte. Ética marica es un libro divertido,
dinámico, agitador y procaz. Puede uno no estar de acuerdo, puede incluso
intuir que un lenguaje formal habría sido más efectivo en según qué círculos.
Pero se antoja un libro irrepetible.
Paco Vidarte (vía)
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