Azazel es una
novela ambientada en el siglo V en Egipto y Asia Menor, protagonizada por Hipa,
un cristiano médico y monje, que, inspirado por un demonio que le acompaña en
su vida interior (el Azazel del título), escribe la historia de su vida. Hipa
asiste en Alejandría a la lucha entre los paganos y la primera iglesia
organizada cristiana que termina con el asesinato de Hipatia, y es testigo de
las escisiones eclesiales por herejías
heredadas del arrianismo, en un momento en que los concilios comenzaban a
reflejar cuestiones de poder simbolizándolas en preguntas teológicas hoy
ridículas y superadas. Hipa es además un monje díscolo, que cae en la tentación
de las mujeres, y se siente atormentado por ello. Este es el punto que Azazel
le impulsa de continuo a desarrollar en sus escritos por encima de los demás.
Youssef Ziedan es un autor árabe de reconocido prestigio en
Egipto donde el libro ha sido popular, pero también denunciado por los cristianos coptos, molestos
por el retrato de los cristianos en un libro publicado en un país donde son una
minoría presionada por el islamismo. Aunque Hipa es copto y es un personaje de
valores positivos, claramente diferenciado de la agresiva iglesia de
Alejandría, su conflicto moderno de pasión sexual y fe religiosa… ¿puede ser
una ofensa, o un problema? Obviamente, no existen musulmanes en la novela, pero
sí una referencia sutil a la lectura de que los conflictos cristianos
posiblemente ayudaron a la aparición del Islam entre las tribus árabes en aquel
entonces sin conexión alguna.
Aunque con técnicas literarias modernas (el diario
encontrado con las confesiones de Hipa, los diálogos imaginarios, la estructura
de flashback), Ziedan pone en la pluma de Hipa un lenguaje que intenta captar
la psicología de los personajes de la época, y los textos religiosos y la
presencia de Dios, Jesús y la Virgen son el centro de las conversaciones, las
metáforas, los pensamientos, y la lógica de actuación. Zeidan lo consigue con
una simplicidad muy diáfana, sin dejar que los modismos enciclopédicos de la
novela histórica media le superen, y centrando en la confundida cabeza de Hipa
los avatares de una época convulsa.
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Tal vez leído desde aquí y no desde el propio Egipto, el
libro sea algo ingenuo en los conflictos de corazón para estar escrito hoy
(tampoco es necesario exigirle que sea La
Regenta), y a veces tiene subrayados innecesarios (alrededor sobre todo del
patriarca de Alejandría), pero el acercamiento a la época tiene un
planteamiento liviano en apariencia y cercano en tono que supone un logro de
narrativa eficaz incluso para las cuestiones teológicas de fondo, y de lectura
agradable a pesar de sus momentos violentos.
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