Los cómics del autor noruego Jason son fácilmente
reconocibles por sus protagonistas, perros antropomorfos, pero tienen otros
puntos en común… Por ejemplo, estos dos títulos dignos de Federico Moccia o
Albert Espinosa, hijos en este caso de una traducción peculiar: No me dejes nunca se titula Hemingway en su versión original. ¿Por qué haces esto? sin embargo
responde a un cómic de título original Te
quiero enseñar algo. Son cómics publicados en 2006 y 2007 y quiero pensar
que ahora serían títulos distintos… Ambos tebeos son ejemplos de línea clara con vocación de historia negra, alrededor de personajes de cierta
desesperación existencial.
¿Por qué haces esto?
es un álbum brillante; cuenta la historia de un hombre perseguido por un
asesino al ser testigo involuntario de un crimen. El protagonista está
intentando superar una separación que le tiene paralizado, pero los hechos le
obligan a movilizarse. Su tristeza profunda y el dolor causado por la propia
acción, reflejados también en un excelente uso del encuadre y el contraste,
proyectan su destino. Las referencias hablan de Bergman y Hitchcock, y no las
veo desencaminadas, especialmente en el segundo caso (obsérvese más arriba la
portada, para empezar).
No me dejes nunca viaja
al París de los años 20 y convierte a Hemingway, Pound, Joyce y Scott
Fitzgerald en autores de cómics. Nada cambia respecto a la mítica que tenemos
de ellos (su pobreza, la influencia de Gertrude Stein, Pamplona y la fiesta, el
alcoholismo de Zelda Fitzgerald), pero sí fantasea con que todos ellos cometan
un atraco con consecuencias terribles, para salir de sus penurias económicas. El
atraco dura nada menos que la mitad del libro y se narra desde varios puntos de
vista, recordando por ello (y por el tema, y por el uso del tiempo y el ritmo,
además de los perros antropomorfos en que Jason convierte a sus protagonistas),
a Reservoir Dogs. El cómic es un pequeño
alarde narrativo de acción y pierde la fuerza de los personajes del anterior,
aunque la visión del autor sobre los artistas del cómic en general (su
reconocimiento, sus anhelos, sus desesperaciones) es múltiple y sabrosa.
En mi opinión, ambos libros sufren y se benefician de la opción
estética de convertir a sus personajes en perros, algo no del todo común a
pesar (o tal vez porque) de Maus y
su peso en la novela gráfica moderna –aunque obviamente
haya todo tipo de precedentes-. Se beneficia por el atractivo choque visual
que supone en historias de cierta profundidad humana, pero sufre por la escasa
diferenciación visual de personajes, que en el caso de No me dejes nunca, con
varios personajes masculinos con cara de perro y enmascarados, apenas se
realiza por el color, más bien apagado, de las ropas. El ejercicio de estilo es
en cualquier caso estimulante, y Jason es un autor de profundidad psicológica
que combina con pulso situaciones y personajes.
John Arne Saeteroy, alias Jason (vía)
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