It is fashionable these days to decry ‘food miles’. The longer food has spent travelling to your plate, the more oil has been burnt and the more peace has been shattered along the way. But why single out food? Should we not protest against T-shirt miles, too, and laptop miles? After all, fruit and vegetables account for more than 20 per cent of all exports from poor countries, whereas most laptops come from rich countries, so singling out food imports for special discrimination means singling out poor countries for sanctions. Two economists recently concluded, after studying the issue, that the entire concept of food miles is ‘a profoundly flawed sustainability indicator’. Getting food from the farmer to the shop causes just 4 per cent of all its lifetime emissions.
(vía)
No es fácil sustraerse al tono de optimismo en la capacidad
humana de innovar y salir adelante que tiene este libro de Matt Ridley,
titulado The Rational Optimist, y
expresamente pensado para combatir a catastrofistas y pesimistas profesionales
sobre el futuro de la humanidad y del planeta. El libro usa una numerosa
cantidad de datos, una bibliografía extensa, y una argumentación atenta a
visiones alternativas e inteligentes de la información para desmantelar los
puntos de vista de una mayoría de ensayistas, historiadores y científicos
deseosos de ver un negro futuro para todo(s).
Consider the opening Words of Agenda 21, the 600-page dirge signed by world leaders at a United Nations Conference in Rio de Janeiro in 1992: ‘Humanity stands at a defining moment in history. We are confronted with a perpetuation of disparities within and between nations, a worsening of poverty, hunger, ill health and illiteracy, and the continued deterioration of the ecosystems on which we depend for our well-being’. The following decade saw the sharpest decrease in poverty, hunger, ill health and illiteracy in human history.
Porcentaje de incremento de la población mundial (vía)
La esperanza de Ridley está puesta en la innovación
conseguida por los humanos gracias al intercambio de ideas y a la
especialización. Basándose fundamentalmente en las ideas de Adam Smith,
defiende la existencia de una inteligencia colectiva obtenida gracias a la división
del trabajo, y analiza la historia de la humanidad, especialmente la de sus
revoluciones económicas, aplicando el método del intercambio de ideas como una
reproducción sexual de las mismas capaz de aportar cada vez soluciones más
adecuadas y adaptadas a su entorno.
The Phoenician diaspora teaches another important lesson, first advanced by David Hume: political fragmentation is often the friend, not the enemy, of economic advance, because of the stop which it gives both to power and authority. There was no need to Tyre, Sidon, Carthage and Gadir to unite as a single political entity for them all to prosper. At most they were a federation.
Tasa de homicidios en Europa
Los datos que Ridley expone son apabullantes y aparentemente
incontestables. Su argumentación en temas tan sometidos a polémica como los
transgénicos, el cultivo de biocombustibles, el cambio climático, la bondad ecológica
y social de las ciudades, es desbordante. Pero a veces parece que el entusiasmo
le puede, y un lector acostumbrado a otras visiones (que somos casi todos),
puede pensar que peca de ingenuidad, o, más peligrosamente, de un
neoliberalismo encubierto y tramposo, aunque opino que no es el caso por mucho
que la defensa del intercambio y la división del trabajo parezca ser asimilada
por la del mercado en su peor acepción. Él lo niega, pero en los casos en que
aparece en el libro su argumentario es menos entusiasta… A veces parece
defender su método sólo cuando el discurso encaja en sus ideas, y se olvida si
ha de subrayar la innovación que pueda mejorar por ejemplo las partes dudosas
de tecnologías como las energías renovables o el cultivo de biocombustibles. Además,
Ridley usa muchos datos relativos, que son ciertos, pero no los únicos con
valor, y puede caer en cierta inmisericordia al aceptar un progreso a largo
plazo que sin embargo puede ser cruel con el hombre concreto en el corto.
No obstante, sus hipótesis sobre las civilizaciones
imperiales (Roma entre ellas) y las élites burocráticas –militares, sacerdotes,
escribanos, funcionarios parásitos…- como esquilmadoras del beneficio incontestable
para la sociedad en su conjunto del intercambio de bienes e ideas, o su
escepticismo ante las continuas desgracias medioambientales que ya debían haber
destrozado el planeta hace décadas según los agoreros profesionales
(superpoblación, lluvia ácida, agujero de ozono), le hace tratar temas
universales con un análisis profundo y detallado, sin dejar prácticamente tema
histórico o político de relevancia económica sin tocar.
I am happy to cheer, with Deirdre McCloskey: ‘Hurrah for late twentieth-century enrichment and democratization. Hurrah for birth control and the civil rights movement. Arise ye wretched of the earth.’ Interdependence through the market made these things possibl. Politically, as Brink Lindsey has diagnosed, the coincidence of wealth with toleration has led to the bizarre paradox of a conservative movement that embraces economic change but hates its social consequences and a liberal movement that loves the social consequences but hates the economic source from which they come. ‘One side denounced capitalism but gobbled up its fruits; the other cursed the fruits while defending the system that bore them’.
La confianza de Ridley en las estrategias abajo-arriba para
crear riqueza es definitiva. Cree que estas estrategias han fallado en la
Historia cuando no han existido las condiciones adecuadas que aseguraran la
confianza o la transparencia básicas para el intercambio. Cree que los
catastrofistas usan de continuo la premisa ‘si todo sigue igual…’ cuando en
realidad nada lo hace. En este caso, afirma, en efecto pereceríamos como
especie. Pero, en mi opinión, Ridley es reacio a ver un posible valor constructivo
de lo que él llama pesimismo como
herramienta de advertencia, detección o subrayado de problemas. Esto también
depende del interés de las formulaciones, de sus objetivos, y de su visión. En
definitiva, también de la forma y no sólo del fondo…
Fallecidos en los EE.UU. por enfermedades relacionadas
con el agua
Note that the greatest impact of an increasing-return wave comes long after the technology is first invented. It comes when the technology has been democratized. Guttenberg’s printing press took decades to generate Reformation. Today’s container ships go not much faster than a nineteenth-century steamship and today’s internet sends each pulse little quicker than a nineteenth-century telegraph- but everybody is using them, not just the rich. […] The story of the twentieth century was the story of giving everybody access to the privileges of the rich, both by making people richer and by making services cheaper.
En definitiva, un
libro excitante y pedagógico, escrito con un preciso sentido literario
del ritmo, que propone un punto de vista optimista para el futuro, que incluye
multitud de pensamientos destacables, y al que encuentro paralelismos y
diferencias interesantísimas con el Colapso
de Jared Diamond. Las
colaboraciones periodísticas de Matt Ridley pueden seguirse en su propio blog.
Matt Ridley fotografiado por John Watson (vía)
Estoy leyendo Auge y caída de las grandes potencias (Paul Kennedy, 1987), y coinicde en varios puntos con lo k dice este pollo.
ResponderEliminarespero que en ese año de escritura y con ese título pronosticara el castillo de naipes en que iba a convertirse la unión soviética...
ResponderEliminarY no sólo es que ese progreso sea cruel con el hombre en el corto plazo sino con el entorno y eso, en muchos casos, no tiene fácil solución, por mucho optimismo que se le eche al asunto. Pero lo de las miradas y los datos ya sabemos como va, en el fondo creo que llevado a los extremos, tanto el pesimismo como el optimismo no dejan de ser una forma de auto excusarnos por/para no hacer demasiado.
ResponderEliminarCuriosa la paradoja de la penúltima cita. Parece que todos queremos quedarnos con una sola cara de la moneda pero todas tienen dos. Lo cierto es que lo estamos viviendo de forma clara con esta crisis, cada bando argumenta o se defiende sin asumir que en el lote viene todo.
Me gusta esto que dices: “Cree que los catastrofistas usan de continuo la premisa ‘si todo sigue igual…’ cuando en realidad nada lo hace. En este caso, afirma, en efecto pereceríamos como especie. Pero, en mi opinión, Ridley es reacio a ver un posible valor constructivo de lo que él llama pesimismo como herramienta de advertencia, detección o subrayado de problemas” Me aplico lo del “valor constructiva como herramienta de detección o subrayado de problemas” para cuando me volváis a llamar pesimista en algún post ;)
Es cierto lo que dice sobre antiguos imperios y el tiempo que tardaron en calar las transformaciones de la imprenta pero hay que tener en cuenta que las velocidades de transformación hoy son otras (para lo bueno y para lo malo) pero respecto al consumo de recursos hay que considerar que las reservas son limitadas. Creo que es sano mantener cierto grado de pesimismo para no caer en la miopía total. Claro que es lo que comentaba antes, como seguro que el planeta va a durar más que yo, ¿para que me voy a agobiar por lo que no puedo evitar? Umm…
Para cuando tengas un rato, te recomiendo Home, un maravilloso documental de Yann Arthus-Bertrand. Yo vi la versión completa en la Web de RTVE pero ya lo han quitado. Pero aunque con una versión un poco más corta lo tienes en YouTube, en castellano. Tanto por lo visual como por el contenido creo que te va a encantar (y tiene relación con ámbito profesional).
Tomando como referencia tus reseñas, me llama más la atención Colapso.
A ver cuándo saco un rato para ver Home, no es la primera vez que oigo hablar de él, aunque en el trailer me ha dado la sansación de que Ridley no estaría demasiado de acuerdo.
ResponderEliminarA mí lo que me ha gustado de este libro de Ridley (un zoólogo metido a economista y político) es su capacidad para mirar de otro modo, y hacer reflexionar de otra manera, sobre los datos que nos rodean, y frente a no ya pesimistas, sino auténticos catastrofistas profesionales. Lo que no me gusta es lo apuntado, que también destacas, las posibles víctimas 'a corto', en las que él mismo a veces pone el foco, pero con escaso entusiasmo. Lógicamente, el pesimismo digamos razonado claro que es una detección de posibles problemas al que no puede ponerle barreras, porque puede (debe) ser constructivo, y porque forma parte de ese intercambio de ideas que él mismo afirma ha movido el mundo. Tu blog entra en esto, claro que sí, así que no hay problema, ja!
Gracias por la respuesta!
Optimismo, sí, pero racional. No ese optimismo insulso y descerebrado que predican por ahí desde hace mucho y ha traspasado fronteras. Me llevo este título y te (os) recomiendo "Sonríe o muere", de la bióloga americana Barbara E, Tiene una dimensión menos social que este, más centrada en el individuo, pero, si uno salta un primer capítulo testimonial -que estaría bien como apéndice final y parece una concesión a los editores- es completo, documentado y contiene unos razonamientos impecables.
ResponderEliminarGracias, Molina, apunto el título!
EliminarA los optimistas, desde luego, si se les anima el discurso, rozan lo ingenuo o descerebrado. A Ridley no le pasa, no olvidemos que también es un político (miembro de la Cámara de los Lores) bastante activo.