Hierba es un cómic surcoreano de la autora Kem Suk Gendry-Kim, que, publicado originalmente en 2017, ha ido cosechando premios allí por donde se editaba. Narra la vida de Lee Ok-Sun, anciana coreana que vive en China, donde ella fue mujer de consuelo de los soldados japoneses durante la Segunda Guerra Mundial tras haber sido secuestrada y trasladada. Así, Hierba cuenta uno de los episodios más crudos de aquella guerra pródiga en barbaridades, y lo hace mediante la biografía narrada. La señora Ok-Sun ha viajado a Corea, donde se aloja en una residencia refugio para las víctimas de la esclavitud sexual. Allí recibe las visitas de una joven autora interesada en su historia: Ok-Sun está en Corea porque participa en las reivindicaciones contra el gobierno de Japón y en busca de su reconocimiento de responsabilidad y de una petición de perdón incondicional.
Las opciones estilísticas que la autora escoge para su
narración son algo obvias pero eficaces: una longitud relevante (480 páginas),
un blanco y negro muy marcado y expresivo (casi exigido por la trama y la
tradición), la elipsis metafórica (pues los momentos más crudos de la historia
no son explícitos, con el ominoso pero muy bien resuelto primer episodio de
violación como mejor ejemplo), la narración por episodios breves (que tal vez
lastre algo la lectura en este caso por exceso), o la libertad en el uso de
viñetas que con frecuencia se desbordan en dibujos a página completa o doble
página, combinando escenas de interiores frente a exteriores, y especialmente
de personajes en la naturaleza.
Es obvio que Hierba encierra una lectura de
reivindicación feminista: autora, biografiada, personaje biógrafo femenino,
hermana, amigas... dirigen claramente la narración y el punto de vista; el
diseño de personaje de Ok-Sun, que es real según cuenta la autora en el
epílogo, no es revanchista ni odia, ni su recuerdo demoniza a los hombres de su
tiempo, lo cual es de una enorme superación moral, dado que tampoco impone esta
visión. Ok-Sun mantiene incluso un encomiable humor y ganas de vivir. Sus
esfuerzos se centran en un líder político, el primer ministro japonés Shinzo
Abe, en una traslación a la responsabilidad pública que probablemente le ayude
a luchar también en lo personal. Además, no se trata exclusivamente del drama
de la prostitución esclavista en la guerra: la actual sociedad machista coreana
también desprecia a las antiguas mujeres de consuelo y se deja llevar por
prejuicios crueles.
El cómic se lee con congoja bien lograda, creando una admiración
creciente (profunda al final) hacia su personaje. Recuerda inevitablemente a Maus,
sin llegar a su perfección metafórica, pero compartiendo varias situaciones
narrativas (incluido que tanto Art Spiegelman como Keum Suk Gendry-Kim se
sienten culpables por aprovechar un conocimiento especialmente luctuoso para
una obra artística). No hay motivo explícito para el título, por cierto. Así
que en Hierba hay que buscarle la metáfora o el simbolismo en cuanto a
que algo debe representar: la hierba que siempre crece, cuyo desarrollo se
cercena segándola, que es pisoteada pero que crece libre donde menos se la
espera... En el cómic hay mucho mundo vegetal externo signo a la vez de paisaje
inhóspito y añorado o reparador. Pero todo es negro.
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