Ya tiene cinco años la aún última novela de Cristina Morales, de quien hace poco me gustó tanto Últimas tardes con Teresa de Jesús. Lectura fácil es un libro premiado (Herralde, Nacional), brillante, directo, empoderado(r), combativo, pero también sutil, inteligente, ágil, y muy divertido. Por supuesto, metafórico (sinecdóquico tal vez) desde el título. La lectura fácil, como una de las protagonistas explica en la novela, es la adaptación de un texto (y de su maquetación) para permitir una lectura y comprensión más sencilla del mismo, eliminando barreras de acceso al contenido, y favoreciendo así accesibilidad y participación de los colectivos que puedan verse favorecidos por su uso.
En la novela, las protagonistas son cuatro mujeres con discapacidad intelectual en diferente grado, todas ellas emparentadas
como medio hermanas y medio primas: Angelita, Patri, Marga y Nati. Aunque son
de origen rural, en inicio de la novela están viviendo juntas en un piso
tutelado por la Generalitat en la Barceloneta. Aún no lo sabemos en lo que
parece una presentación inicial algo satírica con un cierto costumbrismo, pero
para ellas ese piso es una oportunidad de libertad en grados que no han experimentado
desde sus diagnósticos. Nati puede, así, acudir a clases de danza para
discapacitados; Angelita escribe una novela en lectura fácil para un grupo de
WhatsApp. Y Marga puede vivir libremente su sexualidad, aunque también ponerse
en contacto con grupos de okupas que puedan ayudarle a escaparse con ayuda de
una célula protoanarquista y antisistema... La Generalitat la busca y después
la interpone una demanda de… bueno, algo que atenta contra su integridad,
digamos.
El logro de Lectura fácil es usar el punto de vista
de cada una de las mujeres a lo largo de la novela, combinado en cuatro
formatos literarios que se van alternando sin seguir un patrón aparente, haciendo
así también avanzar la acción, explicar el pasado y realizar la denuncia del
sistema que implica el libro. Denuncia peculiar cuyo objetivo es lógicamente la
gestión actual de la discapacidad, a la que se llega con la construcción
literaria de una cotidianeidad en los márgenes sociales, pero que en realidad
cuestiona todo el sistema social. Estos cuatro formatos son:
-el monólogo interior de Nati, una brillante estudiante de
doctorado que al caer enferma del 'síndrome de las compuertas' mantiene una
inmensa logorrea de contenido siempre anarquista, feminista y combativo. Nati
es sin duda el personaje estrella de la novela, pues su valentía y lucidez son
enormes, pero su discurso, en el que siempre se mueve en círculos, impide de
continuo que avance en las circunstancias en que se encuentra, dando lugar a
escenas alargadas e hilarantes, en las clases de danza o en su visita a la
celda de ocupación. En Nati, Morales arriesga mucho, por su obvia impersonación
en el personaje, presentado en primera persona, aparente figura central, y en
la que el lenguaje político y filosófico son tan relevantes que es fácilmente
sospechable que Morales la utiliza para un discurso propio de denuncia continua.
Pero también es cierto que este diseño de personaje en sí es polémico: aparentemente
dotada de una inteligencia libre y sublime, remite a la valentía de los locos o
los bufones que siempre dicen lo que piensan, y muestran la realidad desde la
desfachatez de su discriminación y/o (dis)capacidad. La mujer con mayor
discapacidad intelectual es, por tanto, la de mejor uso del lenguaje (anarcorrevolucionario)
y la traductora a lo político de los males de la sociedad; es también la que
recoge o inventa términos a lo Bolaño como 'bastardista' o 'bovarista', y cuyo
devenir es el central al ser el personaje más activo.
-Marga desea escapar del piso y tener casa propia, y para
ello contacta con una célula de okupación y asiste a sus reuniones en Sants,
una de ellas con Nati. El diálogo y futuras actas de estas reuniones es otro de
los formatos relevantes de continuidad de la acción del libro, dado que cubre
indirectamente la desaparición y persecución de Marga. Los participantes en la
reunión usan seudónimos: capitales de provincias no catalanas ni vascas (el
nexo entre lo charnego, lo okupa, y las rentas bajas es sutil pero visible). Sus
conversaciones por supuesto también se alargan indebidamente, o no consiguen
iniciarse sin fijar las condiciones en que deben desarrollarse para ser
democráticas e igualitarias, y quedan siempre interrumpidas por excederse y no
quedar tiempo para coger el último metro. Aquí el método del discurso político
antisistema es el que resulta objeto de la ironía de la autora, que apunta a la
eterna división de las izquierdas en sus discusiones bizantinas, pero que, no
obstante, diseña espacios de libertad tanto expresiva como sexual con cierta
calidez. Marga comparte con Nati una indisciplina mayor, una discapacidad
mayor, un movimiento mayor, una dignidad también mayor, necesaria en su caso
por la acusación de activa sexual que pende oficialmente sobre ella.
-Finalmente, Patri cubre el cuarto formato mediante las
declaraciones efectuadas ante la jueza que debe decidir sobre la esterilización
de Marga. La transcripción de esas declaraciones muestra lo que finalmente
sabemos que ocurre cuando la trama ha llegado a su fin. Patri en realidad forma
‘pareja’ con Angelita, también estática y disciplinada, educada en sus
respuestas y siempre dispuesta. Sus sesiones con la jueza, sin embargo,
encierran el mayor horror de la inflexibilidad del sistema hacia las protagonistas,
asomando su cabeza entre la capa de humor que Morales otorga a estas
declaraciones continuadas y circulares.
En general, Lectura fácil está embebido -y creo que
es el motivo de su éxito como obra- de la dignidad de sus protagonistas más que
por un retrato crudo de la situación de opresión que viven. Hay visión estética
en que no haya caída alguna en la conmiseración ni el victimismo, todo ello
superado por la continua capa de humor e ironía apabullantes y arrolladores, en
la que el riesgo asumido y superado por la autora de mostrar el humor de las peripecias
de las protagonistas en lugar de mostrar la acción directa del sistema (ojo: sistema
cultural entero, sistema lingüístico de expresión, sistema de reuniones de
humanos bien para danza inclusiva, bien para okupar casas, etc...) es valiente
y audaz. Sé que la comparación puede parecer extraña, pero la estructura me ha
recordado al mejor Vargas Llosa. Pero es que si pienso en el asunto de la
libertad, el libre albedrío, su defensa y método de defensa desde el poder, la
relación del individualismo y la independencia personal con la organización
estatal, los derechos colectivos, y la coerción a quien define como
discapacitados… Este libro es profundo, polisémico, renovador, y demoledor; contiene además
un fanzine a modo de tractatus anarquista, retrata en pinceladas los pasos del ‘procés’
en la sociedad catalana, y terminó de crear polémica con una adaptación
televisiva que Morales rechazó por cambiar el punto de vista de la historia al de
una de las trabajadoras sociales), y con una adaptación al teatro.
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