Anne Enright es una novelista irlandesa que ganó el (ahora llamado) Premio Booker en 2007 con esta novela, el encuentro, que narra las gestiones y desvelos de Veronica Hegarty por recuperar los restos de su hermano Liam, muerto en Inglaterra, para velarlo y enterrarlo. Veronica, encerrada en una crisis personal profunda por una miríada de reproches hacia su madre y el desafecto en su propio matrimonio, se enfrenta a una familia de numerosísimos hermanos, cuyas relaciones particulares también son complejas.
A la par que se desarrolla en la novela este agitado
presente de Verónica, ella misma parece recordar la juventud de su abuela
materna, que en vez de su marido estuvo a punto de ser seducida por el mejor
amigo de este. Pero amistad y amor se mantuvieron. A Verónica, fascinado en su
infancia por la figura de su abuela, estos momentos les suponen una aparente
fuga escapista.
Pero no lo son. En ellos se va gestando de manera elusiva el
malestar de Veronica por su propia entrega personal a la causa de rendir
homenaje a su hermano muerto, cuya carga hace recaer sobre sí misma y la
familia. El pecado original es en realidad revelado en el primer párrafo y su
misterio por tanto relativo, pero la memoria lectora es engañosa y durante la
lectura no se vuelve a esa insinuación inicial. En esta reseña prefiero no
revelarlo, aunque no se trate de un simple McGuffin.
El Booker Prize siempre me ha parecido una garantía de
calidad importante y he leído varios libros de su listado relevante. Pero, en
este caso, no me ha funcionado. Mi impresión es que una parte se debe a las
dificultades de traducción, tanto de diálogos como del propio flujo de
pensamiento de Veronica. Las interjecciones y expresiones cortas continuadas parecen
carentes de vida y naturalidad, y eso puede ser resultado de dificultades de
traducción de una novela sospecho que escrita con una musicalidad distinta a la
de su traducción. Pero no es la única situación, porque entiendo que el libro
peca mucho de una concepción aún bastante freudiana algo superada de las
frustraciones familiares, que intenta rodear usando ironía poco efectiva, y que
en realidad no es original como para premio, aunque pueda ser el mecanismo
posible que Enright haya encontrado para sacar adelante el texto.
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