Hace casi cuatro años que tuve mi primera experiencia con
Jean-Marie Gustave Le Clézio, el premio Nobel francés de 2008, y acabé algo
desconcertado. La segunda oportunidad tras El pez dorado ha sido La
cuarentena, un libro que en varios aspectos funciona como un espejo de El pez dorado, que curiosamente me ha
parecido mejor construido y más coherente… a cambio sin embargo de resultar más
aburrido. Les cuento:
La cuarentena es
la historia de una familia (un joven médico, su mujer, y el hermano adolescente
del doctor) que viaja de Europa a la Isla Mauricio a finales del siglo XIX.
Tras una escala en Adén, donde conocen a un Arthur Rimbaud ya postrado en la
cama con su rodilla enferma, deben refugiarse en la isla de Plate, al norte de
Mauricio, para pasar la cuarentena al haber subido pasajeros enfermos en
Zanzíbar. La novela describe la rutina en los días en la isla, y se centra
especialmente en Léon, el hermano pequeño. Los rastros de Léon son buscados por
su sobrino nieto, llamado igual, que cien años más tarde viaja a Mauricio y
Plate, ya que Léon desapareció tras los días de reclusión en el crudo islote de
Plate.
Mauricio, lejos (vía)
Sin duda Le Clézio quería conseguir una inmersión profunda
del lector en el tedio que supone la vida en un islote descarnado a la espera
de una ayuda que nunca acaba de llegar, mientras se desatan conflictos entre
blancos, que son señores fuera de la
isla, y culis, y entre los
propios blancos. Hay escasez de alimentos y agua, y la muerte y locura acechan
a los protagonistas de una manera progresiva y naturalista. El reto es tener la
valentía de plantearlo en su extensa longitud, con descripciones reiteradas
pero coherentes –a fin de cuentas, al protagonista principal le pasa casi todos
los días lo mismo en los mismos paisajes con los mismos personajes-, apenas
punteando la acción con la historia paralela de la infancia de la futura suegra
de Léon, las breves notas de botánica que escribe un pasajero del barco sobre
las plantas de la isla, y con el prólogo sobre Rimbaud y el epílogo actual.
En El pez dorado,
la protagonista viajaba inesperadamente por medio mundo, vivía ilegalmente en
todo tipo de lugares opresivos, conseguía salir de la pobreza, pero decidía
regresar a sus orígenes. En La
cuarentena, personajes que viajan al principio a sus orígenes (pues
Mauricio es su casa a pesar de que lo es porque sus antepasados la colonizaron)
son encerrados en un paisaje abierto, sin posibilidad de evolución (aunque
sucede, pues Léon tiene su propia trama de novela de formación sucedida en
apenas unas pocas semanas de asilvestramiento) y el viaje sucede desde la
supuesta civilización hacia la naturaleza. En ambas hay carga metafórica, en el
movimiento de masas e individuos, y en la relación delos individuos con el
sistema impenetrable de poder, aquí la sinarquía de la colonia. Ambos tienen
también excusa literaria algo tópica, que aquí lleva a ese Arthur Rimbaud
convertido en inspirador postmoderno de historias. La cuarentena sabe sin embargo mantener más carga misteriosa; en
las esquinas del relato están esos animales propios de Mauricio y su archipiélago
que luchan por su propio espacio, la hostilidad de la situación que une y
desune a la vez a culís y señores, y la conexión de un adolescente con la
tierra en forma de sorprendente inseminación. Son momentos de intensidad
conseguidos también gracias a la progresión meticulosa de la narración
descriptiva, que perduran en un recuerdo incluso visual
Pero advierto que es un hueso duro de roer…
Jean-Marie Gustave Le Clézio (vía)
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