La taza de oro es
la Ciudad de Panamá, y este libro, de título completo La taza de oro. Una novela sobre Henry Morgan, el bucanero más famoso
de la historia tiene como episodio central su toma y saqueo por parte del
bucanero Henry Morgan en 1671.
Panamá La Vieja, 1609 (vía)
Henry Morgan es uno de esos piratas fascinantes que ha
dejado la historia de los mares, y más específicamente, la del Caribe. Nacido
en Gales, la llamada a la aventura a los quince años le llevó a embarcar hacia
América en un barco cuyo capitán le vendió como esclavo al llegar. Chico listo,
ambicioso y obsesionado, consiguió liberarse, hacer algunos saqueos
inteligentes con un barco, y finalmente convertirse en un gran pirata capaz de
capitanear a espaldas de la corona británica la toma de la inexpugnable ciudad española de
la taza de oro… Morgan consigue fama y gloria tales que el muy inteligente
gobierno británico aprovechó para nombrarle gobernador de Jamaica y usarlo como
azote de sus antiguos compañeros de andanzas.
Poco parecido con Errol Flynn o Tyrone
Power
La vida de este malísimo redomado es el tema de esta primera
novela del mismísimo John Steinbeck. He llegado a ella por los exageradoselogios de Fernando Savater en su libro,
y es muy difícil rastrear en ella los intereses del hombre que más tarde
escribiera Las uvas de la ira, De ratones y hombres, o Al este del Edén. La taza de oro fue un
fracaso cuando se publicó en 1927, pero abrió el camino del escritor hacia el
premio Nobel y una gloria mundial aumentada por el impacto de las versiones
cinematográficas de sus novelas.
Aventura no del todo canónica sobre un héroe obsesivo sin
retorno que triunfa y se desmorona gracias al éxito, la novela es interesante (pero
no precisamente profunda) en los apuntes del carácter del personaje, en el
desarrollo y ritmo de sus episodios (esa Panamá que elige defenderse de los
piratas yendo masivamente a misa), pero menos en su estructura, que lleva a un
final abrupto que el propio autor parece no entender, pues no trabaja la
evidente carga personal y social que supone con el peso merecido. Su fuerza
como aventura se pierde posiblemente por la negrura en crecimiento constante de
su protagonista, que casi nunca toma una elección moral adecuada, a las que la
aventura deseada y asumida obliga de continuo. Esto no es malo en sí: al
contrario, podía hacer de ella la descripción de la tragedia de la vida de
aventuras que fascina también por esto. Sin embargo, a la novela parece
faltarle un impulso, tal vez un enemigo, que hiciera de Morgan un personaje más
literario y menos real. Posiblemente no lo tuviera en vida y por ello personaje
y novela se consumen en sí mismas, sin mayor trascendencia, aunque con un buen
gusto de pericia literaria latente.
John Steinbeck (vía)
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