Este volumen, de contundentes título y contenido, recoge los
5 números de la revista Dinero
(subtitulada Revista de poética
financiera e intercambio espiritual), escrita por Miguel Brieva entre 2001
y 2005, más unas cuantas páginas extra. Aunque yo nunca conocí la revista como
tal, había visto viñetas e historias ilustradas por Brieva en El Jueves o El
País. Profundamente sardónico con la idiotización social, individual y familiar
fomentada por el capitalismo neoliberal, y, en especial, con la sobreexplotación
del planeta, el estilo de Brieva es muy reconocible: uso irónico de las formas
publicitarias, cierto estilo visual retro con toques de los cincuenta y los
sesenta en vestuario y ambientación, amargura profunda por la disipación de la
cultura occidental, presentación directa de un mundo subconsciente que muestra
las mentiras obscenas del mundo democrático en que vivimos… Brieva usa viñetas
sin textos, chistes directos de periódico, pequeñas incursiones en la
historieta, y textos.
El volumen acumula tal cantidad de material que puede
volverse excesivo. Con un discurso apabullante, demoledor por veraz, y sin
apenas salidas o soluciones (lo único podría ser que el sistema a pesar de todo
produce autores lúcidos como Brieva), el inabarcable pesimismo negro que
muestra la obra es en ocasiones, sobre todo cuando el gag en concreto no
funciona, desconsolador, y, con frecuencia, cruel. Algunas de sus páginas son
muy brillantes, en general las dedicadas al chiste visual, en que Brieva es muy
eficaz al caricaturizar las contradicciones del capitalismo y la democracia. Sin
embargo, los textos resultan discursivos y previsibles, a pesar de alimentarse
del mismo material y aliento autoral.
Dinero es un volumen de más de 400 páginas (cada una de las
revistas originales no era por tanto pequeña), y me lleva a pensar en la
eficacia con que funciona una obra (o con que se da un mensaje) en función de
su formato, y su longitud. Tal vez como recopilación no sea la mejor idea, o
tal vez como lector debería haber ido abandonando y retomando su lectura
pausadamente, para una mejor experiencia.
Miguel Brieva (vía)
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