18 de enero de 2013

Sobre el cliente




Pagando por ello. Memorias de un putero en cómic es el título de impacto moral que Chester Brown no escogió para su libro, pero que aceptó llamar así por sugerencia de unos editores que se enfrentaban a una publicación algo complicada. Se trata de unas memorias reales, en las que el autor explica cómo empezó a ir de putas, por qué lo hizo y por qué lo dejó, y da abundantes notas con su opinión sobre la prostitución en un texto al final del libro.

Este cómic biográfico cuenta 15 años de la vida de Brown, quien al inicio del libro vive con su novia, con la que rompe aunque siguen viviendo en la misma casa. Brown reflexiona sobre las desventajas del amor en pareja, los sinsabores que le ha dado, y sus problemas propios para tener relaciones sexuales casuales por sus pocas habilidades sociales, y decide probar con la prostitución. Supera sus  miedos y tabús al respecto y se encuentra con una experiencia que le resulta muy positiva, en la que además no observa ninguno de los problemas esperables aunque en su interior los tema: drogas, enfermedades, trampas de la policía, etc… El ejercicio de exposición de la intimidad es total, no sólo corporal sino emocional, porque Brown va contando a sus amigos y amigas cómo va su experiencia, y discutiendo con ellos sobre las maldades del amor romántico y las bondades de la prostitución.

Intimidad bajo los focos

El cómic está dibujado en blanco y negro, en un modelo casi cuadriculado e invariable de 8 pequeñas viñetas por página, en páginas de grandes márgenes. El blanco y negro es marcado y tiene sentido dramático: viñetas negras para las fechas de cada acto (lo cual acerca el libro a un diario gráfico), y efecto de iluminación para el sexo o la entrega de dinero. El tono general, acorde con el propio autor, es el de un análisis algo frío, que además se acompaña de la opción estética de no mostrar las caras de las chicas, a las que obviamente ha cambiado el nombre.

Reconozco que me interesan mucho más Chester Brown  como autor y su reflexión, que el cómic en sí, que se me ha hecho algo repetitivo en su ritual de contratación + sexo + conversación con la prostituta y/o con los amigos. Pero en el argumentario de Brown para convertirse en putero, seguir durante años y finalmente dejarlo, encuentro razones reveladoras porque me resultan coincidentes con parte de mi pensamiento al respecto, aunque mis conclusiones serían muy diferentes. Yo también creo que el amor romántico está sobrevalorado y que para mucha gente es más una mentira social que la mejor solución natural para su vida… pero no por ello creo que los matrimonios convenidos del pasado fueran mejores que los actuales, aunque sólo sea porque en su día eran matrimonios tan forzados como convenidos. También me parece que la prostitución debe descriminalizarse, que las prohibiciones y regulaciones son injustas para las mujeres, y que no se trata de un sexo que transmita más enfermedades que el sexo casual de una noche, pero no por ello me parece que el futuro de las relaciones sexuales en un mundo ideal sea el intercambio por dinero (que de momento es abrumador en la dirección de hombre a mujer) porque hayamos aprendido tolerancia hacia la prostitución quitándonos tabús. Más bien veo que sin tabús alguien como Brown tendría habilidades sociales para acceder a sexo casual, y su necesidad de acceder a una oferta de prostitución desaparecería.

Discusión al aire libre

Brown es muy racional y excelente argumentando con sus amigos. Se ha despojado de tabús y tiene las ideas claras. Además, es un putero educado y consideradísimo con las chicas. Niega de continuo que su actividad como putero le afecte, o que se haya encontrado con chicas explotadas, aunque el cómic sea casi gélido, nada emocional. Creo que a veces cae en demagogias clásicas (como su versión propia del clásico todas son putas, depende del precio) o en cierta ingenuidad al creer que las mujeres le cuentan la verdad de sus vidas. A veces, curiosamente, las prostitutas le afean que no crea en el amor.

Pero el libro es excelente en su desmitificación del putero medio, y de la prostitución digamos cotidiana, y junta un raciocinio claro y profundo con una experiencia propia que mucha gente que habla del tema no tiene. Hay un valor de campo a reconocer y considerar.

Chester Brown por Aaron Lynett (vía)





11 comentarios:

  1. Coincido en muchas de las apreciaciones que haces, Goio y no tan sólo creo que el amor romántico está sobrevalorado sino que además está infravalorada cualquier aproximación amorosa [¿] donde se eleve lo puramente físico en detrimento de ciertas emocionalidades comprometedoras. Siempre he pensado que en esta sociedad tan laica todavía planea la sombra obscena de la “fornicación” [nunca he podido evitar que esa palabra me lleve a pensar en las “hormigas”… sí ya sé que el ácido va con “m”, pero aun así…] tan machacada antaño por los curas. Voy a hacerme con este cómic Goio, gracias por el apunte, brillante! Seguimos…

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No he podido evitar el comprobar si las hormigas y la fornicación compartían origen etimológico... Ya he visto que no, menos mal porque la derivada me parecía extrañísima.

      Desde luego que esa sombra pesa, no nos vamos a desprender de siglos de educación moral por apenas unas décadas de liberación sexual que además no comparte toda la población. Y la que sí lo hace tiene aún obvios anclajes en esa moral: la monogamia, las relaciones entre pares (de raza, de condición social, de edad), las propias liturgias que celebran el amor... Aún así, tampoco debe dar la impresión de que la prostitución, al menos en estos tiempos, se acerque a liberación sexual. Precisamente ahí hay uno de los puntos más discutibles sobre el tema, la carga moral en que una mujer (o un hombre) tenga derecho a hacer con su cuerpo lo que quiera, y el hecho de que ejercer la prostitución suele significar precisamente no hacer realmente lo que quiere. Entiendo que me digan que esto es una postura algo paternalista (quién es quién para entrar en una relación entre dos que deciden tenerla), y desde luego nada coincidente con lo que viene afirmando Chester Brown en su libro (y, qué demonios, él ha hablado con más putas que yo, sin duda), pero no me cabe duda que sus mecanismos de organización y explotación, y sus efectos en clientes y ofertantes no son los de una liberación.

      A ver si te gusta el libro. Me encanta cuando decías que os lo vais a agenciar!! Gracias, Manel!

      Eliminar
    2. En realidad no me he referido a la prostitución en mi comentario. Para mí se trata de un tema demasiado poliédrico [en historia y en formatos] y oscuro. Entiendo que esto no se haya pillado en el contexto de la reseña de un cómic que va de putas. Tan sólo me he ceñido a aquel detalle de tu post donde has hablado del amor romántico vs el físico que se da entre dos personas que se gustan lo suficiente como para dejarse llevar por el subidón físico y darse una satisfacción “mutua”.

      Muchas gracias por tu respuesta Goio [y por sacarme de dudas sobre lo de las hormigas! ;-)] Ya te diré lo que me parece :-) Un abrazo!

      Eliminar
  2. Me quedo especialmente con lo que dices en el último párrafo, en ese valor a reconocer y considerar verdades cotidianas frente a imposturas intelectualizadas.

    Sin embargo, sigo sin ver la necesidad de reduccionismo entre los dos extremos porque comer todos los días (y que la comida pueda ser lo más sabrosa posible) no está en el otro extremos de saborear de vez en cuando otras delicatessen.
    Por otra parte el debate en torno a la prostitución es complejo, no querer reconocer es, además de hipocresía, una condena en todos los sentidos, pero reconocerlo es legitimar relaciones de poder construido sobre pilares muy básicos, ¿no?
    Tampoco tengo claro lo que hay tras esa necesidad de “contarlo todo”. La verdadera obscenidad está en el hambre y la guerra que generamos desde nuestras civilizadas esferas.

    Me ha encantado la reseña, ya ves que me incita a enrollarme.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, yo tengo una opinión muy contraria a la prostitución como... bueno, como todo, lo considero una grieta importante de la educación, un reflejo de una sociedad machista y heterocentrista, y una actividad que no deja sano a nadie (el putero entre ellos, obviamente). Ahora bien, hablo en ese plano teórico: ni la he probado ni he hablado de ello con gente que la ejerza o haya ejercido, ni con sus clientes. Si leo u oigo a personas que trabajan en ONGs de acogida y ayuda a prostitutas (hoy mismo en la radio, a raíz de esa nueva legislación que quiere sacar el gobierno que podría sancionar a quien ayudara a inmigrantes ilegales), el edificio es absolutamente contrario al que dibuja Brown, que no creo que mienta, que tampoco creo que haya tenido siempre suerte en sus encuentros -porque son muchos-, pero que tal vez se ha escudado en un raciocinio brillante para mantener cabezonamente un punto de vista (aunque duda mucho, no creas). Aún así, sigue siendo el que tiene experiencia, y sigue siendo sobre todo el que se atreve a hablarla en términos que además son claros y diría que respetuosos hacia el conjunto de las situaciones del problema. Por tanto su discurso tiene un valor importante, no desdeñable, y que debería confrontarse al de los colectivos que menciono más arriba.

      Y ya sabes, en esta casa adoramos enrollarse, jajaja (no pun intended)

      Eliminar
    2. ¿Por qué dices "opinión contraria"? Tengo la impresión de que opinamos y decimos lo mismo, sólo que yo teorizando sobre el tema pero sin haber leído el libro, claro.

      Eliminar
    3. mmmh, no, me he expresado fatal en mi respuesta, me refiero a que soy contrario a la prostitución como actividad y no le encuentro argumentos favorables o admisibles casi nunca, no a que tenga una opinión contraria a la tuya en el tema!!

      Eliminar
  3. Muy jugoso todo lo que dice (y merecedor de largos debates acerca de cada aspecto que plantea). El comic debe merecer moderadamente la pena, al menos esa es la impresión que me ha producido su crítica.

    La prostitución es un asunto en el que no acabamos de ponernos de acuerdo porque se equiparan cuestiones muy diversas. Empezando porque nos debatimos entre la tradición (que se da por demostrada, cuando no es para tanto) y la modernidad (suele compararse con la liberación de costumbres, algo que me parece un error)

    Creo que sería un avance social lograr que desapareciese. Ya, ya. Su enorme dificultad no significa que no sea deseable. También es deseable erradicar las guerras, el hambre etc. y nadie discute que el mundo sería mejor sin ellos. Una de las razones se encierra precisamente en esa frase ("todas son putas etc"). Mi opinión es que si desapareciera la tolerancia hacia esa costumbre dejaría de verse a la mujer como a una potencial vaciadora de los bolsillos masculinos. Algo que, para muchos hombres no todos, es un hecho incuestionable, se refieran a mujeres con trabajo estable, carrera universitaria o lo que sea. Por si fuera poco y para acabar de confundir al personal, de vez en cuando aparece el mito urbano de la madre de familia o la estudiante universitaria que decide redondear sus ingresos. No me creo ni los testimonios, pienso que están trucados.

    En mi blog, por si alguien le interesa, hay una entrada con el título "Lacras sociales" donde me extiendo más. Siento haberme alargado pero es que me molesta la confusión que existe. Entre las mujeres también.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Supongo que algo de eso ya va cambiando gracias a que la mujer está ya incorporada al mercado laboral, y los casos en que gana más que el marido son obviamente no mayoría pero sí más que posibles. Y entiendo que ahí poco podrán decir que 'depende del precio'. De qué precio, si la que paga es ella, no?

      estoy muy de acuerdo con el error de mezclar la prostitución con la liberación sexual, aunque entiendo que en cierto modo la liberación viene bien en el traje que las prostitutas que quieran ejercer libremente puedan al menos no soportar discriminaciones añadidas. En realidad, no es que le venga bien a la prostitución, lo cual sería una postura reaccionaria tampoco muy extraña hoy en día: tal y como educamos a las niñas, normal que se quieran acostar con muchos, normal que nos parezcan putas todas; ir pasando de fase en fase en esta frase forma parte de la injusticia múltiple a la que somete la sociedad a las mujeres en general. En realidad, es que ayuda a que sepamos enfrentar el problema desde una perspectiva alejada de religiones y morales, que yo creo que deben aparcarse en este tema, frente a una aproximación más educativa y emocional, y menos mercantil, claro está.

      El cómic tiene su interés indudable. Aunque sea por lo inusitado del tema y su tratamiento.

      Gracias por pasarte, Molina!

      Eliminar
  4. Ya me lo he leido, Goio y he podido identificar tu artículo en él. No he podido evitar que el autor me recordara un poco a “Data” por esa forma de razonar carente de emoción, con esa sinceridad y transparencia gélida y libre de la presión de la crítica externa. Me ha gustado especialmente los razonamientos sobre la presunta moral que disculpa ciertas cosas mientras criminaliza otras. Respecto al tema de la prostitución me ha parecido que hacía un tratamiento ingenuo que vela la terrible realidad que se esconde detras de este negocio hoy en día.Quizás estoy un poco nfluenciado por el trabajo de Lydia Cacho. Nada más, gracias por la recomendación, seguimos…

    ResponderEliminar
  5. Mil gracias a ti por pasarte a comentarlo, Manel. Y en un tiempo récord, desde luego. Coincido bien en lo que dices, y supongo que te habrás también sentido en cierto modo fascinado por semejante personaje tan... aséptico, diría!

    ResponderEliminar