4 de junio de 2012

El mapa es más importante que el territorio



En El mapa y el territorio, la novela con que Michel Houellebecq ganó (por fin) el Premio Goncourt en 2010, un artista tunea mapas de Michelin para una exposición y gracias a ello inicia una exitosa carrera profesional. En el mismo libro, el mismo Houellebecq –que afirma que normalmente se documenta muy poco para sus novelas- admite haber utilizado fragmentos de artículos de Wikipedia para determinados pasajes del libro, lo cual supuso una polémica importante en Francia, tanto por el hecho de que parecía discutirse la originalidad completa del libro ganador de su prestigioso premio literario, como por el hecho de que destacados internautas la ofrecieran gratuitamente en Internet acogiéndose al derecho a compartir los contenidos de Wikipedia que ésta admite. Y no fue la única polémica de un texto de un autor que es especialmente polémico, porque su aparición en la trama como un personaje secundario de cierta importancia también fue criticada…

Que Francia sea más clara en un mapa anticipa el futuro como eje turístico de Europa (vía)

Hasta aquí la fama del texto y del autor, elementos de los que puede ser difícil librarse a la hora de sólo leer el libro, claro. El mapa y el territorio tiene 3 partes y un largo epílogo. Las dos primeras partes narran la historia de Jed Martin, un fotógrafo y pintor de París, solitario aunque amable, que asciende profesionalmente a una fama y éxito importantes gracias a sólo dos exposiciones, la primera de las cuales se basa en fotografiar y modificar mediante tratamiento de imagen mapas de Michelin de diferentes regiones de Francia, y la segunda en pintar retratos hiperrealistas de personajes, algunos de ellos famosos, ejerciendo su profesión. Houellebecq aparece como personaje al ser uno de los retratados, pero también porque Jed Martin contacta con él para que escriba el prólogo del catálogo de esta segunda exposición. Finalmente, en la tercera parte, la trama se convierte en un policíaco tras un asesinato que la policía debe resolver siguiendo criterios artísticos; el libro, en mi opinión, habla de cómo la vida imita al arte, siendo éste por tanto esencial para la vida, una idea que surge desde el título y su afirmación posterior en el libro, según la cual el mapa es más importante que el territorio.

Jed Martin es un personaje habitual de Houellebecq. Un hombre aparentemente incapaz de tener una vida afectiva, aunque conozca fugazmente la felicidad y el amor, y cuyo desarraigo emocional produce una melancolía solitaria que Houellebecq asocia a la alienación del progreso occidental, y que sólo tiene salida ocasionalmente. Houellebecq siempre me ha parecido lúcido en dibujar determinada psicología del hombre moderno y de la sociedad en que se mueve; le gusta el análisis social que relaciona al hombre concreto con el poder, los medios de comunicación, y las empresas, y es certero y honesto mostrando miserias ajenas y propias. Aún así, no son estos los valores por los que me gusta, ya que rara vez comparto sus recetas ni sus conclusiones, o el estado final muy pesimista, rayando en el nihilismo, de sus personajes. Lo que aprecio es la definición en profundidad de sus personajes, con su manejo de la metáfora en los detalles y objetos, y la escrupulosa construcción de sus tramas. Yo diría que además tiene una prosa excelente, capaz de compaginar a la vez la dureza del retrato inmisericorde de la sociedad con la ternura de la mirada al hombre concreto que vive en un laberinto que no entiende.

La conversación de Palo Alto es el cuadro más famoso de Jed Martin. Aquí puede leerse una entrevista a Martin.

No obstante, creo que el Houellebecq de El mapa y el territorio se ha serenado un poco. Aunque sus personajes sigan siendo hijos del desencanto occidental, el autor no siente tanta necesidad de epatar con actos e ideas teóricamente reprobables (el turismo sexual, la islamofobia) de personajes en principio comprendidos. La provocación a sus críticos se resume obviamente en su aparición como personaje, a medias entre el exhibicionismo y el autobombo molesto, pero que por otro lado es divertida y adecuada a la trama: El mapa y el territorio es irónica sobre la vida y las aspiraciones del artista (una novela que empieza con la descripción de un cuadro en el que Damien Hirst y Jeff Koons se reparten el mundo del arte no puede ser otra cosa) y su engranaje con lo social. No desde un punto de vista negativo, sino más bien paradójico y extrañado.

Michel Houellebecq (vía)







4 comentarios:

  1. Originalidad-arte-belleza. Una especie de rejilla de interpretación y clasificación que es obvio que ya no funciona. Arte y belleza son dos conceptos cuya absoluta subjetividad me recuerda a una de mis preguntas recurrentes heredada de una conversación bloguera en casa de Gonzalo Martín: “¿Cultura? ¿Qué cultura?”

    Respecto a la originalidad, es un concepto tan sobrevalorado como debatido hoy en día. Por un lado hilvana bien el planteamiento de tunear mapas de Michelin con la introducción de textos de la Wikipedia, por otro, encaja con los nuevos conceptos de re-mezcla. El arte está en como escojas e integres los elementos.

    Sin haber leído la novela (como siempre) creo que tiene mucho sentido lo que dices al final sobre el punto de ironía paradójico y extrañado.

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  2. Houellebecq tiene una parte de visionario de los tiempos futuros. Siempre ha jugado en sus novelas a proyectar hacia un futuro dibujable cómo ve él un porvenir que le suele salir bastante negro (el hombre es un pesimista, qué le vamos a hacer). Lo de la paradoja creo que existe en este libro, pero no sé bien cómo posicionarme ante ella: ¿es una excusa para una parálisis personal ante la incapacidad del individuo asombrado por el curso de los acontecimientos? ¿O bien un ejercicio de lucidez para poder superar con estoicismo los envites a que nos someten los sistemas complejos que nos gobiernan? Probablemente ambas cosas...

    gracias por los comentarios siempre interesantes!!

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  3. Houllebecq siempre vuelve a los mismos temas pero el aura de vacío vital se encarna en 'El mapa y el territorio'como nunca, incluyendo su propio asesinato...

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  4. ¡Y no es un asesinato cualquiera! Hay que recordar cómo reconocen las huellas del crimen... Pero en fin, es lógico, no se iba a reservar un final de chichinabo para sí mismo!

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