21 de abril de 2011

El infierno del dibujante


Un título que invita a tan poco optimismo como El invierno del dibujante es el último cómic de éxito publicado por Paco Roca, quien hace tres años triunfara con Arrugas, con el que ganara el Premio Nacional del Cómic. Si no hace tanto yo me preguntaba –y varios me respondíais- por el sentido del‘metacómic’ en relación a lo que ya conocemos como referencias metaliterarias o metacinematográficas, en poco tiempo tuve el buen ejemplo de Logicomix (recientemente publicada por fin en castellano) y, ya en el cómic nacional, de esta novela gráfica que habla de los autores de cómic, su obra, contratos y derechos.


Escobar por Escobar (vía comicat)



La historia narra un episodio un tanto desconocido de la historia del cómic español. O de la historieta o tebeo, como se le llamaba entonces. En 1957, cinco dibujantes de la todopoderosa editorial Bruguera, decidieron dejar la empresa y fundar y gestionar su propia revista de historietas, conservando los derechos de autor e intentando trabajar un modelo de cómic menos dirigido al público infantil. Y no eran los dibujantes menores de la casa los que lo intentaron: Escobar (Zipi y Zape, Carpanta), Peñarroya (Gordito Relleno, Don Pío), Conti, Cifré y Giner. Todos ellos trabajaban en una redacción de Bruguera donde también estaba Vázquez, empezaba Ibáñez, y Víctor Mora era el jefe de redacción. Una auténtica montaña de talento que era manejada por la empresa con la mano que permitía el régimen. Bruguera reaccionó con malas artes y la nueva revista (Tío Vivo) no funcionó, y cuatro de los dibujantes díscolos volvieron al redil en 1959.

Ibáñez por Ibáñez (vía oconowocc)



Paco Roca ha ambientado detallada y cuidadosamente la época, aunque no por ello la reconstrucción es abigarrada o asfixiante. Eso sí, refleja una época gris y el tono es siempre apagado. La estructura de la historia se divide en los dos momentos, 1957 y 1959 en capítulos alternados, y cada episodio se dibuja con un tono pastel determinado como fondo suave de las páginas, consiguiendo un magnífico uso dramático de los interiores, y una buena coherencia en el diseño de las páginas. En este excelente diseño gráfico tal vez se eche de menos una mayor caracterización de personajes: Roca huye del primer plano supongo que como forma de reforzar las posturas colectivas frente a las individuales, pero la moda casi uniformada de los años cincuenta a veces impide distinguir a varios personajes que resultan facialmente demasiado similares, y de lo que apenas se libran personajes físicamente tan reconocibles como Ibáñez o Conti.

Vázquez por Vázquez (vía nomehagasmuchocaso)



Lo excelente de este libro es el uso del cómic como medio para narrar esta historia sobre sus autores. En aquellos años, los dibujantes de historietas se veían obligados a firmar con Bruguera un contrato en que cedían sus derechos de autor, de tal manera que no podían dibujar sus propias creaciones al irse de la editorial, y ésta podía emplear otros dibujantes para seguir creando nuevas historietas con dichos personajes, aunque los autores originales no lo autorizaran, con la consecuente pérdida de calidad y prestigio creativo. Su trabajo habitual en la editorial tenía un salario escaso y, apenas podían  desarrollar su creatividad fuera de unas líneas concretas de trabajo a enmarcar en el contexto paternalista de la empresa, el mismo que luego les permitió volver a ella a trabajar bajo estas condiciones una vez que su aventura de hijos pródigos fracasara.


Bruguera, por Paco Roca (vía entrecomics)



No obstante, a pesar de la excelencia de la idea y de la buena ejecución gráfica, este libro para mi gusto se ha quedado un poco corto y ha perdido la oportunidad de un análisis más incisivo y global. Obviamente, existe una reflexión sobre el conflicto entre arte y producción, y hay un retrato de una generación de autores extraordinario que para cualquiera que haya crecido con sus personajes resulta de una nostalgia merecida. El hecho además de que esta historia haya sido olvidada parece significativo de nuestro país, demasiado poco dado a reconocer nuestras propias luchas nobles. Pero El invierno del dibujante contiene cierto fatalismo, cierto tono de derrota segura, que se apodera del libro, con un pesimismo vital que parece la única posibilidad que ve el autor de hablar de cultura y libertad bajo el franquismo, y que en mi opinión no dota de profundidad al guión ni permite universalizar una historia con matices ligados a los de la creación de manera universal y no sólo local o bajo un contexto histórico.


Curiosamente, este libro coincide en mercado con otras creaciones que dan apuntes sobre estos temas. Una es obviamente la película de Oscar Aibar, El gran Vázquez, en que Santiago Segura interpreta al dibujante más díscolo de la editorial, quien también fue parte importante de los hechos que cuenta El invierno del dibujante (aunque tampoco bien completada, en mi opinión). La película no obstante no habla de estos hechos, sino del personaje de vocación pícara y descarada que fue Vázquez, en una Barcelona sin embargo mucho más mediterránea, veraniega y luminosa, que casi invita al optimismo por las alegrías del granuja en país de miserias, en un contraste muy severo con el frío retrato del invierno de Roca. La otra es la absurda denuncia del fan de Mortadelo requerido por ediciones B a retirar las imágenes de lasque no posee derechos que figuran en dos blogs de análisis (y devoción)continuados por los personajes de Ibáñez. Demostración de los recovecos del conflicto de derechos, e idea de cómo anda el cambio del modelo de negocio en este país.

Hay también quien pueda querer investigar en el pequeño escándalo de las páginas pixeladas del final de al menos la primera edición de El invierno del dibujante. Pertenezco a aquellos que simplemente no se dieron cuenta en la lectura, y sólo con más detalles pudieron ver el error a partir de la página 110. Cosas de los impuestos que la edad cobra a la vista, que no permite verlo siempre todo. Más información, en la Guía del Cómic.

7 comentarios:

  1. Querido Goio: Estupendo análisis, como siempre y además, entretenido. Muchas gracias por el tiempo que le dedicas a este blog.
    De Paco Roca leí "Arrugas", me gustó sin excesivo entusiasmo, pero creo que su retrato es muy certero, tanto como merecido el premio. Lo que me ha dejado sin palabras es el comportamiento de Ediciones B y su hipocresía. Por supuesto que están en su derecho, pero ni es lo más inteligente ni lo más honesto. Buscar la honestidad en las grandes empresas es como buscar buena literatura en el hipermercado: una tarea casi imposible de dificil recompensa. Pero la jugada les hubiera salido mejor dejando en paz al blog o dándole un reconocimiento (¿Hola? ¿Habéis tenido una persona trabajando gratis, con un estupendo diccionario que no dice nada malo de vuestras publicaciones, y así lo agradeceis?) Si tienen miedo de que la imagen de Ediciones B quede dañada por el tema "negros" -más viejo que la tos-, el daño es el mismo si se quedan con fama de cierra-páginas. Bueno, que es todo un jardín, esto de los derechos. El otro día pusieron un interesante documental en la 2 sobre la gestión de la SGAE y las licencias Creative Commons, y el tema está que arde. Por lo pronto, hay dos opciones: o arriesgarse con nuevas maneras de negocio, o esperar a que alguna se consolide. En esas andamos.
    Un abrazo!

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  2. Buenos días!

    Esta vez el comentario se coló en forma de homenaje en mi blog. Por esto de celebrar el Sant Jordi

    :)

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  3. Muchas gracias, Daniel. Yo hojeé Arrugas un par de veces, espoleado por las buenas palabras de muchos amigos, y lo que vi no me acabó de convencer, me temía alguna vena facilona respecto a las esclavitudes de la vejez, y al final no me lo pillé. A ver si un día le doy un bocao en alguna biblioteca, je.
    Reconozco que sobre el tema de los blogs de Mortadelo el comentario del link es tan excelente que poco hay que añadir. Yo me pongo en el lugar del fan ese de una manera muy directa, y pienso en que me viene la editorial de cualquier libro que reseño con la dedicación debida y me da un pasmo de mucho cuidao. Pero esta casa (Internet, digo) es ciertamente una sopa compleja para el tema. El concepto creative commons y sus posibilidades, por ejemplo, ¿es que piensan que los mortales se enteran bien de ello -yo incluido, para qué negarlo-? ¿Piensan que un usuario medio distingue entre una página legal o no? ¿Que piensa en que el enlace es legal porque eso es la red y que otra cosa es el contenido? Y la cuestión es cómo hemos llegado hasta aquí con tanta escasa educación digital, no digamos ya educación legal en lo digital. Para mí es claro que se debe mucho más a dudas continuadas de las industrias del entretenimiento de nuestro país que a otras cosas. Ya sabes, en este país nuestro, hacer las cosas de manera legal (no digamos ya si además resulta que cotiza) no está necesariamente bien visto...

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  4. Jo, Isabel, ya lo he visto, muchas gracias. Y hacerlo coincidir con el día del libro es muy bonito. Me doy por receptor de tu 'rosa' digital, ja! Y si quieres enviarles a otros, siempre tienes http://www.rosessantjordi.com/rosavirtual

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  5. ¡Me encanta lo de las rosas! Voy a mandar alguna. Me alegra ver que no soy la única romántica.

    Respecto al hilo de la conversación que seguís tu y Daniel, con las trabas que se están poniendo a abordar la reforma de la propiedad intelectual no sólo no están ganando tiempo sino que se están perdiendo importantes oportunidades.


    Mi frase talismán en este tema es de Stiglitz hablando sobre las patentes (y eso es el copyrigt): "El
    conocimiento es la parte MAS importante en la producción del conocimiento".

    Lo que los demás hagan con tu material enriquece. Eso lo aprendieron los de Lego hace mucho tiempo.

    Feliz día de Sant Jordi! :)

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  6. Puf, así como resumen y sin haber visto ese video de más de una hora, la apreciación de Stiglitz me parece correcta, incluso por experiencia propia, porque bien que me ha pasado no poder seguir una línea de trabajo bien porque alguien pedía un potosí por una patente, bien porque se consideraba inútil registrar un trabajo en según qué país, o tan simplemente porque resultaba muy caro registrar y mantener activa la protección. Pero en fin, aunque esté de acuerdo, también veo diferencias entre las patentes y los derechos de autor, algunas importantes, que posiblemente lo hagan menos aplicable al caso de la autoria cultural como sí lo es al de la producción tecnológica. Esto igual es más para tu blog, Isabel, que para el mío! Algún día lo hablaremos, supongo!

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  7. "Lo que los demás hagan con tu material enriquece", totalmente de acuerdo con Isabel. Porque siempre se buscan las fuentes de inspiración de otros, el original (u origen) de todo. Y como decía Wilde, lo importante es que hablen de uno, ya sea bien o mal. Y lo de internet como sopa compleja me ha encantado, Goio. ¿Quién dice que no hay poesía en el debate? Abrazos

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