Aunque es interesante ver la evolución del pensamiento de 2001 a 2007, con el desplazamiento progresivo del problema bajo estudio del 11S en sí a Irak y su invasión, me resultan más atractivas sus reflexiones sobre el Islam, un reflejo claro de la contradicción que encara Occidente cuando enfrenta su moral y su necesidad, y en especial su breve historia del islamismo nacido de la pluma del egipcio Sayyid Qutb, no sólo expuesto con claridad sino implicándose literariamente, por así decir.
Sin embargo, para mí lo mejor del volumen son precisamente las dos historias de ficción, en las que creo que Amis escribe a gran altura. Una de ellas, En el palacio del fin, recuerda a los excelentes relatos que Amis recogió en Mar gruesa, donde se subvertía la realidad, y las minorías y mayorías intercambiaban papeles y se veían obligadas a mirarse en espejos nuevos. Aquí, los dobles del hijo de un dictador presuntamente moribundo (un presumible Saddam Hussein) se ven obligados a no sólo representar a su sátrapa sino a sufrir sobre sí mismos los deterioros de su cuerpo (atentados, entiéndase) e incluso llevar la gloriosa vida (sexual, entiéndase) que debería llevar el líder supremo aunque no pueda. Aquí la realidad se materializa necesariamente en personaje secundario que ha de imitar a un ignoto y desaparecido actor principal, pero, además, se compara de continuo consigo misma.
Sin embargo, para mí lo mejor del volumen son precisamente las dos historias de ficción, en las que creo que Amis escribe a gran altura. Una de ellas, En el palacio del fin, recuerda a los excelentes relatos que Amis recogió en Mar gruesa, donde se subvertía la realidad, y las minorías y mayorías intercambiaban papeles y se veían obligadas a mirarse en espejos nuevos. Aquí, los dobles del hijo de un dictador presuntamente moribundo (un presumible Saddam Hussein) se ven obligados a no sólo representar a su sátrapa sino a sufrir sobre sí mismos los deterioros de su cuerpo (atentados, entiéndase) e incluso llevar la gloriosa vida (sexual, entiéndase) que debería llevar el líder supremo aunque no pueda. Aquí la realidad se materializa necesariamente en personaje secundario que ha de imitar a un ignoto y desaparecido actor principal, pero, además, se compara de continuo consigo misma.
El segundo relato, Los últimos días de Mohamed Atta, imagina los días 10 y 11 de septiembre de 2001 desde el punto de vista del líder del grupo terrorista y piloto que estrellara el primer avión contra la torre norte. Ni es (obviamente) amable ni comprensivo con Atta; Amis cree que la razón occidental no sirve para explicar coherentemente el islamismo. Su análisis de Atta recorre un radicalismo religioso enfermo de nihilismo fatalista (al estilo del análisis de André Gluksmann, que cree que esto no es religión sino desesperación), en el que el asco inducido por las ideas islamistas sobre la sociedad occidental y su trato del Islam, y por el ayuno enfermizo a que Atta se sometía, construye una voluntad de venganza que se alimenta en un cerebro que se imagina guiado por Alá. Atta es un desesperado desgarrado de la vida al que Amis lleva del destierro interior a la iluminación del horror en un relato de angustia exasperante.
Da para más el libro: hay crítica sobre United 93, la película de Paul Greengrass, hay exégesis de textos y expresiones (como el ‘9/11’ y el gusto norteamericano por la brevedad a veces inoportuna), y no falta Osama Bin Laden como figura icónica sin más discurso que su letanía sobre la luz de Dios que alienta al Islam. Interesará obviamente a los que guste el tema, o quieran ver a Amis con buen pulso, algo que no siempre sucede, antes de su siguiente publicación, esta vez sí una novela. Por supuesto, el libro ha sido controvertido especialmente en su país, porque historiadores y críticos hablan de que Amis se ha metido sin conocimiento íntimo en un terreno que no controla, y que por ello el libro es superficial. Bueno, yo no estoy de acuerdo, al menos desde mi lectura, tal vez también superficial. Detalles como que el título del libro fue escogido por ser ese avión, el segundo, el que nos dio conciencia evidente de que ya vivíamos en un mundo distinto al de apenas una hora antes, me parecen bien relevantes de lo que el 11S supone para Occidente.
Les dejo con una imagen de la firma que Amis dejó en mi ejemplar del libro en La risa de Bilbao.
Da para más el libro: hay crítica sobre United 93, la película de Paul Greengrass, hay exégesis de textos y expresiones (como el ‘9/11’ y el gusto norteamericano por la brevedad a veces inoportuna), y no falta Osama Bin Laden como figura icónica sin más discurso que su letanía sobre la luz de Dios que alienta al Islam. Interesará obviamente a los que guste el tema, o quieran ver a Amis con buen pulso, algo que no siempre sucede, antes de su siguiente publicación, esta vez sí una novela. Por supuesto, el libro ha sido controvertido especialmente en su país, porque historiadores y críticos hablan de que Amis se ha metido sin conocimiento íntimo en un terreno que no controla, y que por ello el libro es superficial. Bueno, yo no estoy de acuerdo, al menos desde mi lectura, tal vez también superficial. Detalles como que el título del libro fue escogido por ser ese avión, el segundo, el que nos dio conciencia evidente de que ya vivíamos en un mundo distinto al de apenas una hora antes, me parecen bien relevantes de lo que el 11S supone para Occidente.
Les dejo con una imagen de la firma que Amis dejó en mi ejemplar del libro en La risa de Bilbao.
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