15 de mayo de 2025

La satírica transición




La satírica transición es el título realista y a la vez metafórico que Gerardo Vilches dio a este repaso histórico de las, como dice el subtítulo, Revistas de humor político en España (1975-1982). Se publicó en 2021, y Vilches, que es historiador, aprovechó para ello los textos de su propia tesis doctoral. La transición definida por Vilches es la que va de la muerte de Franco a la victoria del PSOE por mayoría absoluta en octubre de 1982, y, el trabajo se centra en cuatro revistas principales: Hermano Lobo, Por favor, El Papus, y El jueves, que fue la más longeva y aún existe. El libro adopta un seguimiento cronológico basado en el propio devenir histórico, marcado por los diferentes capítulos acontecidos durante la transición: Arias Navarro, la entrada de Suárez en el poder, la legalización del PCE, la Constitución, la descomposición de la UCD, el 23F, etc. Las revistas satíricas serán reactivas a las circunstancias políticas y por ello su reflejo es necesariamente una mirada hacia el país.

VIÑETA Kim, El jueves, 1978

 ¿Qué tipo de mirada? Aunque con matices, es en general profundamente crítica e izquierdista. También se autoproclama democrática, incluso resulta esencialista en ese aspecto. La mirada histórica tiene estas cosas: Hoy coexisten dos mitos sobre la transición española; el primero, que fue modélica, un cambio profundo de metas claras admirablemente ejecutado. El segundo, que fue un tejemaneje orquestado por las oligarquías para engañar por enésima vez al pueblo español. Ambas se muestran como falsas al mirar al espejo deformado, pero que aun así devuelve una imagen del momento, de la sátira.

Chumy Chúmez, Hermano Lobo, 1975

 

El libro analiza el momento glorioso de estas publicaciones vivido en España fundamentalmente en la mitad de los años 70. Por qué proliferaron en un determinado boom y luego fueron cerrando. Los motivos por los que sobrevivieron solo El Papus y El jueves en un principio, y solo esta única al final, al saber evolucionar mejor que las demás del humor político que acabó probablemente por saturar al público en uno más costumbrista y con series de personajes carismáticos. También estudia las diferentes líneas editoriales, destacando también con relevancia la existencia de articulistas políticos, con un papel especialmente destacado para Manuel Vázquez Montalbán y su sección "Los eventos consuetudinarios que acontecen en la Rúa" en la revista Por favor. El Papus destaca por su mayor combatividad, y probablemente por ello también su mayor grado de expectativas decepcionadas. Su caso es también único por haber sufrido un atentado mortal, hoy un tanto olvidado, por parte de la extrema derecha, lo cual lógicamente convulsionó su plantilla y dirección. En todas ellas es muy significativa la ausencia de experiencias censoras, en un momento de libertad creativa probablemente muy singular pero no por ello completamente limpio de matices problemáticos, dada la práctica totalidad de dibujantes masculinos y la connivencia y uso del destape como herramienta comercial.


Ivá, El Papus, 1981

Para los crecidos en la transición el libro es un dechado de nostalgia, empezando por la nómina de dibujantes y personajes estudiados: Ivá, Martinmorales, Kim, Ja, el Perich, etc. En mi caso particular siento debilidad por el trabajo de Chumy Chúmez, que en este libro tiene una presencia casi anecdótica como dibujante de viñetas irónicas, inteligentes y encantadoramente desfasadas, publicadas en Hermano Lobo. Entre los personajes están, por supuesto, Martínez el facha, que finalmente duró décadas, y no tanto el esperable Makinavaja, que fue posterior y más perteneciente a la etapa post Transición.  He echado de menos que hubiera más viñetas, caricaturas e imágenes en el libro, que lógicamente se prestaría a una edición mucho más ilustrada. Supongo que existirán cuestiones de derechos o tal vez también que el número de páginas y el coste de edición se dispararían.

El valor histórico que tiene repasar las publicaciones de la época se muestra en dos detalles: la salvaguarda de la corona, inconcebible en autores que aprovecharon a fondo cualquier situación política para apretar las tuercas a todo personaje público que pudieron. Otra es precisamente esta exacerbación: la saña recibida por protagonistas del momento como Fraga, Carrillo o Suárez en las propias crisis de sus partidos, de una ferocidad que hoy no se quiere reconocer, sumidos como estamos en el espejo de nuestro propio convulso tiempo actual.

Así, La satírica transición cumple funciones de manera efectiva a varios niveles. Es un estudio de un medio y lenguaje de comunicación de masas de una idiosincrasia especial, es un determinado repaso histórico a una época, y apela también a cierta nostalgia de un momento emocional clave en la vida de varias generaciones. Funciona magníficamente, por si había alguna duda, en los tres aspectos.


Gerardo Vilches en la foto de su ficha en el CCCB


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