En busca del barón
Corvo es un libro escrito en 1934 por A.J.A. Symons, que tiene un subtítulo
evidente, Un experimento biográfico,
y en el que un autor de por sí fascinante como Symons cuenta la vida de otro
como Frederick Rolfe (quien se autodenominaba Barón Corvo), quien a
su vez escribía novelas en clave en las que venía a explicar o justificar su
vida errática y excéntrica. Esta colección metaliteraria de biografías parece
un libro moderno de autoliteratura: Symons cuenta el progreso de su experimentación,
cómo fue poco a poco recogiendo y consiguiendo información, cómo unas fuentes
le llevaron a otras; añade a su texto las cartas que Rolfe y sus sucesivos
mecenas, editores o amigos se escribían. Symons no llega a expresar sus propios
cambios vitales durante el proceso (algo que Carrère
o Cercas
sí harían hoy mismo), pero es obvia su conexión personal con Corvo.
Frederick Rolfe (vía)
¿Y quién es Corvo? Alguien que hasta que este libro no llegó
a mis manos de mi mejor proveedora de mandanga raruna (el Lector Constante) yo no conocía.
Hijo irreverente de, pero imposible sin, la tradición cultural británica,
Corvo/Rolfe fue un escritor autodidacta, cultista, fascinado por Italia, y
homosexual (en Wikipedia
dicen que no tan reprimido como podría parecer en el libro de Symons, claro que
Symons escribe en 1934 y no puede contarlo todo) con un carácter orgulloso,
cuya vanidad y soberbia le enfrentaron a todos aquellos colaboradores
literarios, protectores y editores que cayeron inicialmente fascinados ante la
calidad de sus escritos –aunque sólo fueran sus misivas personales, también
suntuosas y hermosas- y la inmensidad de su cultura, y le llevaron a vivir una
vida nómada y episodios de profunda miseria, lastrada también por su principal
frustración, casi una fantasía dada su personalidad: no conseguir ordenarse
sacerdote católico, un agravio que se sumaba a los agravios personales y sociales
que consideraba que habían cercenado su vida y su talento. Cierto es que sufrió
episodios injustos, pero su arrogancia intelectual no concebía comprensión
hacia los demás.
Portada de Adriano VII, la novela más conocida del
barón Corvo, en la que un hombre cuyo rechazado acceso al sacerdocio se
compensa al ser nombrado papa inesperadamente.
En busca del barón
Corvo se acerca a la genialidad por momentos. Symons aprovecha la peripecia
vital y personal de Rolfe para también describir la vida cotidiana y
profesional de las personas interesadas en la creación y el arte en el cambio
de siglo. La psicología de Corvo no es precisamente un caso ejemplar, pero sí
tremendamente atractivo. Escribe Symons con asombro de su personaje pero nunca
olvida cierta ternura ante su carácter exagerado. También comprende a los que
se relacionaron con él. Y es en sí mismo un escritor que no rehúye analizar a
todos ellos a partir de las cartas y escritos que consiguió en el proceso,
siempre con una gran racionalidad y aparentemente sin dejar su propia huella
personal, cosa que no es obviamente posible. La estructura del libro, con su
final conocido y su tono de investigación literario científica, es habilidosa y
envolvente, y ciertamente un experimento que aunque no aparece en el gran canon
parece muy inspiradora de la práctica actual de determinado género biográfico
novelesco y algo complaciente.
Lógicamente, esto debería completarse con una lectura de una
biografía de A.J.A. Symons. Lo estupendo es que existe y la escribió su propio
hermano…
A.J.A. Symons (vía)
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