La tentación en esta reseña de Viva, el quinto libro de la serie histórica de Patrick Deville
consagrada a la historia de la humanidad desde 1860, aproximadamente, es decir
que por primera vez el protagonista es un país, México, como epicentro de las
políticas de izquierda durante los años 30 y 40 del pasado siglo, y no un
personaje. Viva (título también del
original francés) no es una novela completamente centrada en un personaje, como
lo era Peste
& Cólera en Alexandre Yersin. Se parece más a Pura
Vida o Equatoria,
que son más corales aunque William Walker y Pierre Savorgnan de Brazza sean los
personajes eje. En Viva sin embargo,
sí hay un personaje eje que sin embargo no es alguien olvidado por la historia,
sino uno de los personajes más famosos del siglo XX: León Trotsky, quien sí
hiciera la revolución (en ocasiones, en el libro aparecen Sandino, Bolívar o El
Che y parecen saludar al jefe del Ejército Rojo) y triunfara en ella, para
luego caer en desgracia y convertirse en proscrito de la Historia.
León Trotsky
Trotsky, de vocación fundamentalmente literaria, comparte
bastante protagonismo en paralelo con Malcolm Lowry y su propia odisea maldita
en busca de la escritura de Bajo el
volcán, sucedida sobre todo en México. Un México donde también acaban
comunistas españoles, fascinantes anarquistas europeos (B. Traven/Torsven/Ret
Marut), y donde el mundo artístico en que participaban Frida Kahlo o Diego
Rivera se entrelazaba con los comunismos oficial y el de la IV Internacional,
y donde la conspiración estaliniana alcanzó una de sus principales cimas. El
libro, como en los anteriores, viaja mucho, pero la sensación de México como
epicentro es grande. Veremos la Rusia de los viajes de Trotsky y la Francia de
su primer exilio, y ciertos apuntes a su exilio posterior. Otros personajes que
también surgen o terminan en México nos proporcionan apuntes algo menores de
otros lugares.
Malcolm Lowry (vía)
No quisiera que estas reseñas de la serie acabaran
convirtiéndose en una comparación entre libros, pero resulta inevitable cuando
la familiaridad literaria empieza a imponerse. Viva recoge a un personaje más obligado a viajar que necesitado de
ello por un prurito interior, desde su papel en la Revolución Soviética a su
persecución hasta la muerte en manos de Ramón Mercader en 1940. Aspira a ser un
escritor, y muchos le reconocen como excelente en esa labor, y como tal
posiblemente un ser estático aunque necesitado de conocimiento e inquieto por
naturaleza, al que el libro comienza a describir en su conocido destino final. Tal
vez Deville, como Trotsky, se fascina de ese México postrevolucionario y
necesita por ello incluir más personajes con esa misma fascinación, como ese
destrozado Malcolm Lowry, escritor como Trotsky, pero hijo de un acaudalado
británico que pagó su vida de excesos en busca de una obra maestra. Deville no
afronta su retrato de manera diferente a los anteriores: la documentación le
sirve para establecer nexos históricos entre viajeros y revoluciones, y
conexiones sorprendentes entre los diferentes protagonistas, haciendo de la
Historia un juego fluido, una rueda de repeticiones, que alivia con humor y
cierto desencanto que, en esta ocasión al igual que en Pura Vida, tiene que ver con la aparente relación necesaria entre
revolución y traición, y el sempiterno desencuentro de las izquierdas. Lo cual
no impide su retrato certero y preciso de personajes, de sus intenciones, y una
empatía con casi todos ellos en una cercanía psicológica que los historiadores
no suelen ejercer. Trotsky no es tan malvado como Walker, ni un beato como
Yersin, sus matices son más complicados: pocos han escrito la teoría y ejercido
la práctica de la Revolución con, al menos, algo de éxito.
Ramón Mercader (vía)
Deville también viaja y conoce a los herederos
supervivientes de algún protagonista, recuperando su presencia en el libro,
aunque en los anteriores su inmersión era mayor. Tal vez más que tentador será tópico
ver en este libro dedicado tan profundamente a México un carácter más evasivo
ante hechos incomprensibles acontecidos en un país incomprensible.
Mi agradecimiento a Sergio Sánchez por el volumen. La
intención es hacer que Viva rule. Si
alguien lo quiere, que silbe por favor…
Patrick Deville (vía)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAquí nos quedamos de momento ¿no?. No hay en perspectiva una nueva. Ay, eso de ser contemporáneo de una serie pone muy nervioso.Y eso que a mí me falta "Pura vida", ah, y la que dijiste que no está en castellano.
ResponderEliminarParece que no hay previsión de nueva novela en las redes, aunque ya toca. Supongo que al menos editarán Kampuchea en castellano y así tenemos droga por si se le está atragantando el siguiente libro. Y le faltan siete, Ay...
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