17 de enero de 2011

La casa (grande) de mi padre


Una lectura superficial de Bilbao-New York-Bilbao, el libro con que Kirmen Uribe ganó el Premio Nacional de Narrativa en 2009, rendiría un texto sentimental, incluso algo blandito si se quiere. Algo que curiosamente también sucedía con el aún más sorprendente mismo premio que recibió la anterior novela escrita en euskera que lo ganó: Un tranvía en SP, de Unai Elorriaga (2002). Uribe y Elorriaga pertenecen a la misma generación (a saber qué nombre les dará la historia), ambos escriben en euskera, y son escritores que representan una renovación frente a los anteriores narradores vascos más reconocidos (Saizarbitoria, Atxaga, Lertxundi).

Para salir de Bilbao por barco (vía lalitaporfavor)
Sin embargo, yo creo que en el caso de Bilbao-New York-Bilbao, no estamos ante un libro sentimentaloide o que busque la emoción fácil. Creo que para bien o para mal, la visión y capacidad poéticas de un autor con atención delicada al detalle, anterior poeta, y procedente de una tradición literaria oral, inundan el libro. Kirmen Uribe explica desde el principio que intenta hacer literatura sencilla y clara; quiere contar la historia de tres generaciones de su familia, pero no lo hace al modo de las sagas literarias sino de forma fragmentaria, explicando al lector a la vez que (aparentemente) a sí mismo cómo ha conseguido los materiales, con qué familiares y amigos tuvo que hablar, y cuáles son los documentos históricos de interés. La fragmentación y la búsqueda de sencillez llevan posiblemente a resumir y centrar con buena economía una historia ya mil veces contada. Uribe integra también con maestría en el relato vida familiar y circunstancias políticas y sociales, sin atisbos de denuncia ni interés demagógico en ello, reflejando en su mesura mayor calado descriptivo. Estos son los logros, a los que cabe añadir por mi parte el reconocimiento sentimental pero bien llevado de lugares que obviamente puede compartir cualquier lector vizcaíno con Uribe (y no es tanta tontería como parece: el propio Uribe diserta sobre la necesidad de tradición literaria en euskera, y, trasponiéndolo, es obvio que a un lector barcelonés o madrileño le es mucho más sencillo –y por ello tiene más superado- encontrar literatura tanto moderna como tradicional en que encajar geográfica e históricamente con precisión sus propias vida y familia).

El cielo sobre Bilbao (vía :Beebop:)
¿Acaso hay cosas que no son logros? Algunas, sí, que creo que proceden del origen poético del autor. Cierta tendencia a explicar imágenes de gran expresividad, que posiblemente aclaran la fuerza de las metáforas que plantea a la vez que subraya innecesariamente. Algo de sumisión mecánica al paralelismo de su viaje en avión a NYC con las travesías pesqueras de sus antepasados. Y poca fuerza en varios personajes secundarios, tal vez demasiados para un libro de apenas 200 páginas.

En cualquier caso, el resultado es un libro bonito donde sentir y aprender un pedazo de historia y cultura vascas de modo emotivo, pero también resulta un texto esperanzador como voz personal que pretende experimentar en la autoficción tan de moda, sumarse a las corrientes literarias internacionales, no sólo sin perder unas raíces que dan sentido a su literatura, sino descubriendo la conexión vital entre esa tradición y la supuesta (post)modernidad. El poema final, sencillo como los de la poeta polaca Wislawa Szymborska, a quien Uribe tanto admira, es un final lúcido, estupendo, y pleno de conocimiento.

Kirmen, que conferencias mucho en los EE.UU. (vía sientemag)







6 comentarios:

  1. ¡Olé! No esperaba menos de tí, como siempre un acertado análisis. Tienes un buen ojo. Solo un apunte: no es tan sencillo encontrar literatura actual ambientada en Madrid o Barcelona. Que la hay, pero la mayoría de autores (Agustín Fernández Mallo, Esther García Llovet, Ismael Grasa, Pilar Adón, David Torres)con la globalización,quieren abrirse a otros mercados y universalizan las historias recurriendo a otras geografías.Es cuestión de apuesta por parte de los editores, también. En cualquier caso: estupendo post (lo estaba esperando). Un saludo.

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  2. Muchas gracias, Daniel, me gusta que te haya gustado, :-)
    Obviamente, tienes razón en lo que dices, y desde luego es ley de vida que -a igualdad de condiciones- surja más literatura allá donde vive más gente. Lo que comento tiene también rasgos tanto de sana envidia como de curiosidad por observar cómo el localismo también existe en la literatura, por ambientada en lugares cosmompolitas que esté.
    salud!

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  3. Hola otra vez, Goio:
    No sé si le conocías, pero lo he descubierto hace poco y me hecho fan de este destroyer sin escrúpulos: http://www.facebook.com/home.php?#!/group.php?v=wall&gid=321561778289
    Ya me dirás...

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  4. PERDÓN: me equivoqué de enlace
    http://lector-malherido.blogspot.com/search/label/Bilbao-New%20York-Bilbao
    Ahora sí

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  5. Alguna vez he leído cosas del lector malherido, pero no le agregué ni le sigo, así que no sé si siempre seguirá este tono. ¿Qué le vamos a hacer? No hay réplica posible con tanta militancia. Yo no creo que me haya gustado el libro, aunque haya sido moderadamente, por ser un lector precisamente 'sensible', pero sí creo poder ser un lector más positivo (no reseño los libros que no me gustan nada, y pretendo ser constructivo en ver los fallos y no al revés; claro que esto suele ser culturalmente rechazado, porque en cultura y arte, estar dentro y no defender un dogma/canon es despreciado). Dudo que la obra sea maligna, aunque pueda considerarse mal resuelta y no veo a Uribe concluyendo intelectualmente que debe llegar a esos parámetros que denuncia (por poner otro ejemplo cercano, mucho menos aceptable es lo de Bollaín en También la lluvia). Finalmente, no me parece tampoco manera de ser eficaz contra el tipo de literatura que dice que no le gusta, que es la de Uribe, pero que no se aleja de Auster (a quien me imagino también odiará), de Bolaño o de Houllebecq (y me decanto por pensar que al primero lo acepta mucho). ¿Que no hay buenrollismo y ombliguismo en 'los detectives salvajes'? Supongo que sus propios parámetros no se lo dejarán ver. Pero bueno, no es de extrañar su cohorte de seguidores con esa búsqueda de polémica. Me gusta poco la gente que parece conocer toda la literatura, porque todos sabemos lo imposible que es. Y por eso toda esa introducción es, posiblemente, lo mismo que denuncia, desde el otro extremo. Que se lo mire, le puede dar una úlcera. ¡Y, como diría Vigalondo, que no me lea, por Dios!

    Gracias por el enlace, Daniel. Y no nos hagamos mala sangre con los apocalípticos...

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  6. Ja ja ja, Vigalondo o Bisbal...Muy buena opinión, Goio. Casi todas las críticas son así, de hecho, el año pasado publicó una "recolecta" en Melusina, lo que me confirma que es un personaje y que utiliza la crítica para ficcionar. Yo no le doy mayor importancia pero me hace mucha gracia/atrae esta pose antisistema, este lado oscuro, lejos de hacerme mala sangre. Cualquiera que expone su trabajo al público es susceptible de ser criticado. Por otro lado, cualquiera que haya leído o escrito un poco sabe lo complicado que es hacerlo bien, y el esfuerzo y trabajo que conlleva, y eso es algo incuestionable. Un abrazo!

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