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25 de marzo de 2015

¿Pornografía?



Aunque pueda resultar sorprendente por su uso indiscriminado en las últimas décadas, el significado original de la palabra pornografía significa ilustración, estudio o representación de la prostitución. Tanto pornografía como pornógrafo mantienen en castellano esa acepción, y es a ella a la que se refiere Jean-Baptiste Del Amo en su tercera novela, pornographia, un retrato onírico y desplazado de la prostitución en La Habana, que se acompaña de una serie de fotografías de Antoine D’Agata al final del texto, que lo complementan y visualizan, al menos en parte. El libro se concibió como reunión de texto e imágenes, pero no se publicó en este formato en Francia, mientras que Cabaret Voltaire recuperó para alegría de los autores esta posibilidad en el título en castellano. Eso sí, las fotografías se han adaptado al formato de una novela de edición convencional, y no al revés.

pornographia cuenta la historia de un hombre cubano que vuelve a La Habana al funeral de su madre y que después deambula por el malecón y los callejones de la ciudad, hasta acostarse con un chapero cuyo recuerdo y búsqueda le obsesionarán el resto del libro. Su búsqueda permite que vivamos el paisaje de la prostitución de La Habana en un estado de peculiar ensoñación entre sensual y sórdida, donde cada esquina y cada cuneta remiten a una historia de intercambio sexual, y donde el protagonista se siente a la vez turista (cliente) y oriundo (pues en su juventud también fue chapero) mientras observa a las putas y chaperos empobrecidos, a los extranjeros enardecidos por el clima y el desplazamiento más moral que geográfico, o se observa semiposeído por el embrujo de los santeros caribeños. Del Amo utiliza la impresionante fisicidad de su prosa descriptiva para, al igual que en sus obras anteriores, sumergir al lector en una atmósfera de sensaciones tangibles que se hacen presentes de una manera muy vivaz, gracias a la precisión de adjetivos y comparaciones, y a la construcción del relato, que desciende desde la concreción de la primera –y única- escena sexual hasta el marasmo de voces y cuerpos de un intercambio pansexista. Antoine D’Agata contribuye a la emoción con su universo de cuerpos borrosos en pleno éxtasis –al parecer, compone sus fotografías de prostitución para ser realizadas por terceros mientras él se acuesta con la prostituta en cuestión-, aunque creo que su impacto hubiera sido mayor de estar intercaladas las imágenes con el texto.

Jineteros en La Habana (vía)

Del Amo se sigue posicionando en la literatura francesa, colocando su obra entre referentes obvios utilizados con inteligencia pero adecuadamente, aunque sea en beneficio de su propia escritura personal: el hermoso verso de Arthur Rimbaud para el chapero que muere y se transfigura en la cuneta; el universo querelliano general del libro; la cita del tratado de Quignard El sexo y el espanto que abre el relato…, y encuentra un camino poco convencional pero muy atractivo tras sus dos novelas anteriores para expresar su prosa apabullante. pornographia es más descriptiva de un estado físico y mental que una historia narrativa y como tal debe leerse y vivirse, y Del Amo parece el tipo de autor necesitado de encontrar nuevos espacios y no repetir género ni tipo de novela.


El volumen se completa con dos entrevistas al escritor y al fotógrafo realizadas por la traductora, seguramente demasiado entregada a sus autores. No obstante, estos dan claves interesantes de su trabajo y de la concepción de la obra y ayudan así a disfrutarla.

Jean-Baptiste Del Amo

Publicación original en la revista cultural Factor Crítico



19 de febrero de 2014

Sal en familia

(Reseña previamente publicada en la revista cultural Factor Crítico)


Para quienes quedamos deslumbrados con el talento que Jean-Baptiste Del Amo demostraba en Unaeducación libertina, una primera novela absolutamente brillante, La sal, su segunda novela, es un libro esperado. Era improbable que su prosa de desmesurada fisicidad siguiera centrada en un contexto histórico, pero, ¿alcanzaría el mismo tono descarnado en una historia actual? Ha resultado que sí.

La historia de La sal intenta transcurrir en un día. Una familia (madre viuda, tres hijos y sus parejas, cuatro nietos), traumatizada por el recuerdo del padre tirano fallecido recientemente, se va a reunir para cenar una noche de verano. Tanto la madre (Louise) como los tres hijos (Fanny, Albin, Jonas), según su desarrolla su día camino de esa cena, recuerdan escenas de su infancia, la vida cuando el padre estaba presente, y las relaciones entre ellos. La familia vive en Sète, una villa marítima cercana a Montpellier, en la que el padre trabajó toda su vida. El título hace referencia a la sal marina como elemento sensorial del omnipresente mar que dominó su vida.

No es fácil abstraerse del mar en Sète

La sal comienza con una cita de Virginia Woolf y un diseño de personaje central, estructura y método que recuerdan a La señora Dalloway. Los secretos de familia son el eje de la novela: la callada y reprimida Louise aún alimenta los escasos recuerdos buenos de la vida en común con su marido Armand, pero siempre prefirió al pequeño Jonas, cuya sensibilidad era rechazada por su padre, un hombre militantemente viril que emigró de Italia al final de la II Guerra Mundial. Armand prefiere a Albin, que perpetúa el incontestado modelo masculino de su padre también con su propia mujer e hijos, y que rechaza la homosexualidad de Jonas. Fanny, contrariada siempre por no gozar del favor principal de ninguno de sus padres, vive amargada por la pérdida de una hija, hecho que la mantiene paralizada también ante su hijo y su marido, con los que vive una existencia sin alicientes. El secreto principal es sin duda la sexualidad, la aceptación de sus formas, dominios y deseos, y su papel en la jerarquía y construcción de la familia.

Las virtudes de la prosa de Jean-Baptiste Del Amo siguen intactas: su capacidad para describir lo sensitivo, la aparición de imágenes de gran poder que aprovechan el entorno físico que envuelve en luz, sal y agua asfixiantes a los personajes, la penetración piscológica que acompaña lo físico y lo sensual, dan lugar a momentos de gran lirismo, aunque sea un lirismo de lo sórdido que anima en la intimidad de los personajes, y que puede deshacerse en sentimientos o en secreciones, tan fascinantes como repulsivas. Arriesga también el autor en la estructura: la novela está dividida en tres partes que apelan a un ritual (Nona, Décima, Morta), y la primera está especialmente conseguida. Cada personaje tiene para sí pequeños capítulos dobles, uno actual y uno pasado, que van dibujando la madeja de hechos que hacen la familia de Louise y Armand un pozo de sentimientos enfrentados. Los episodios se hilan uniendo literariamente las edades e intereses de cada personaje, supurando poco a poco un sentimiento profundo de desazón y soledad, y rizando las historias familiares en un rico juego de puntos de vista que consigue, en apenas cien páginas, definir con profundidad a nada menos que cuatro personajes principales en una apasionante estructura cerrada y sin fisuras.

El peligro, no obstante, es la rigidez del modelo, o ser víctima del propio drama agigantado. La necesidad de resolución de la tragedia planteada y lo envolvente de la prosa (traducida con abundantes galicismos) llevan a leer con frenesí, y la novela no tiene puntos de fuga: si Jonas vive su vida en París será para convivir con un enfermo de SIDA (una historia secundaria en exceso determinista), o si recordamos la infancia de Armand, ésta será en la guerra y bajo un padre del que aprendió todas las violencias. La felicidad puntual de los personajes es un viento fugaz, una ilusión de los sentidos, y el drama es por ello el terreno sin salida de La sal, como si esta familia proyectara sobre sus miembros una sombra ominosa de la que el autor no consigue librarse ni con una mínima concesión al humor o, al menos, a la ironía. Jean-Baptiste Del Amo procede de la misma zona de Francia, también es nieto de emigrantes, esperemos al menos que la novela no sea autobiográfica; y que, aunque su obra parezca ya tener temáticas (el poder del sexo, la paternidad ausente o errada, la potencia de elementos físicos como el agua), que descubra terrenos nuevos, aunque deba reconocerse que sus dos hipnóticas novelas hasta el día de hoy revelan no sólo ambición sino también maestría.



 Jean-Baptiste Del Amo en Barcelona en 2011 (vía)




25 de abril de 2012

Hedor. Sexo. Poder.



Ya es casualidad que lea dos libros seguidos de jóvenes escritores franceses y que ambos hayan nacido en Toulouse en 1981, Pero cuando me entero de que además Jean-Baptiste Del Amo también es descendiente deinmigrantes españoles y que su apellido también es García, pues…

Una educación libertina, como La mejor parte de los hombres, es una excelente primera novela, escrita por un muchacho de 24 años con una riqueza lingüística y una capacidad descriptiva impresionantes. Auténtica Bildungsroman, cuenta los tres años de vida en París de Gaspard, un guapo joven bretón que llega a la ciudad con 19 años, en 1760; Gaspard inicia sus andaduras trabajando literalmente en el Sena (el Río, con mayúsculas) y consigue salir de la cloaca gracias a su belleza física, que le permite medrar en la alta sociedad merced también a su voluntad, a cierto azar, y a la educación en la sombra dada por un aristócrata libertino.

El libertino Valmont, versión De Laclos, Frears, y Malkovich (vía)

Lo libertino está necesariamente asociado al París del XVIII previo a la Revolución. El referente clásico más conocido hoy podría ser Las amistades peligrosas, a la que hay referencia velada en el personaje de Etienne de V (¿Valmont?), aunque también el lenguaje y las acciones perversas del Marqués de Sade se hacen presentes. Pero como novela, Una educación libertina también es tremendista, y parte de la descripción de la miserable vida que Gaspard se ve obligado a llevar en las calles de la ciudad. Ahí la referencia obvia y explícita es El perfume, de Patrick Süskind, no sólo por la descripción realista del bajo París, o por la obsesión continuada del autor por los olores, sino incluso por la mención al perfumista Baldini y la recreación de la vida de un artesano, en este caso un fabricante de pelucas, que acoge a Gaspard.

El hedor de París, versión Süskind, Tykwer, y Wishaw (vía)

La exuberancia descriptiva de Jean-Baptiste Del Amo es grande, en ocasiones excesiva, pero hace penetrar al lector en una pesadilla continua que especialmente en la primera mitad del libro llega a la obsesión. Aunque a veces el autor caiga en resortes psicológicos modernos sobre el arribista Gaspard, y aunque existe una recreación de ambientes y trabajos que alcanza el paroxismo, se trata tal vez de envidiables excesos de primerizo brillante. Entiendo también que los referentes literarios obvios sólo son una parte de la inmensa literatura dieciochesca que el autor ha manejado, y de una documentación profunda sobre el París prerrevolucionario, en un libro que sabe crear tensión manejando elementos de best-seller moderno sin traicionar el espíritu libertino de su inspiración.

Sobre la traducción, les remito aquí, porque coincido con el criterio de Daniel. ¡Gracias Daniel por la referencia y por el libro! Que están todos ustedes tardando en leer, por cierto…

Jean-Baptiste Del Amo (vía)