Las principales ventajas de este libro son su brillantez, duración
y diversión. También su lectura metaliteraria, tal vez algo subrayada, en lo
que parece un ajuste de cuentas general con la profesión, críticos, editores,
también escritores. Algo que se entiende bien al explicar sus tramas.
Ventajas de viajar en
tren despacha historias con pasmosa facilidad. Dos personajes se encuentran
en un tren a la vuelta de un psiquiátrico. Uno afirma ser un médico
especializado en diagnosticar enfermedades mentales a partir de la lectura de
los textos escritos por los enfermos. Dotado de una verborrea importante, su
experiencia personal y profesional inunda a su compañera de viaje. Esta es una
editora que resulta más callada pero no por ello de pasado menos jugoso y
literario. Cada uno de los personajes ocupa la primera y segunda parte del
libro, donde se cuelan –obviamente- los relatos de los locos del manicomio. En
la tercera parte final, la editora resuelve los misterios que el psiquiatra ha
sembrado en su breve encuentro y cierra una bacanal de historias enredadas, y aparentemente inacabables,
mientras busca, por su lado, un libro que publicar.
(vía)
Los múltiples enfoques literarios, parte de la ambientación
médica, el azar, cierto análisis social y cultural, y el desmán (postmoderno)
de ideas (postmodernas) me han recordado al Palahniuk más brillante y divertido
(en mi caso, el de Fight Club). Pero
tal vez el libro no sea perfecto por someterse a un mecanismo/estructura que se
revela más importante que sus personajes y su verosimilitud, o por ceder más a
la crítica metacínica de la literatura y su estado que al papel que (sospecho)
el autor desearía para la misma. Aunque es argumentable que esto lo encontramos en el libro
por negación.
En cualquier caso, es un libro muy disfrutable, que se lee
en dos tardes, con un caudal narrativo admirable y que siempre me sorprende en los autores que lo tienen así de desatado. Es divertido, bien trabajado y recomendable, especialmente si uno
suele cruzarse con compañeros de viaje especialmente pesados y habladores, de
los que cruzan las historias como hace una novela que, créanme, aumenta la
experiencia real…
Antonio Orejudo (vía)