Este breve y fascinante volumen escrito por el neurobiólogo
vegetal Stefano Mancuso en compañía de la periodista científica Alessandra
Viola promete lo que dice su título: explicar las muestras de sensibilidad e
inteligencia que exhiben las plantas a partir del trabajo reconocido de
múltiples científicos. Mancuso y Viola además reivindican el reino vegetal,
comparan de continuo sus capacidades con los animales en general y el hombre en
particular, y gustan de mostrar las increíbles habilidades evolucionadas de las
plantas, sus estrategias y artimañas, y desdeña el habitual desprecio que los
humanos sienten hacia seres que simplemente parecen estáticos y sin alma.
No necesita demasiada explicación la razón de este
desprecio, basado en fundamentos filosóficos desde que Aristóteles escribió que
no existía precisamente un alma vegetal, y que el Renacimiento ratificara que
las plantas son y viven, pero no sienten ni razonan. Hasta que Darwin empezó a
cambiarlo todo. Una simple mirada al universo vegetal como la que ofrece
resumida este libro resulta asombrosa: no son sólo más del 99,5% de la biomasa
del planeta, tienen muchos más sentidos desarrollados que nosotros, se
comunican interna y externamente, toman decisiones inteligentes según las
circunstancias, o son los organismos capaces de transformar la energía del Sol
en nutrientes y combustibles, sino que además su estructura evolucionada –ausente
de órganos que realizan funciones únicas, pero con todas esas funciones
repartidas en todo su organismo, como si fueran colmenas más que individuos- es
ahora reivindicada como cercana a –y posiblemente modelo de- los sistemas
distribuidos de energía, comunicaciones o decisiones. Ventajas supongo de
llevar muchos más años jugando a la evolución. El libro no lo menciona, pero en
el campo de la biomimética son lógicamente fuente de inspiración.
Hay ideas inquietantes en este libro: los humanos necesitamos
a las plantas, pero ellas a nosotros no (aunque actualmente desde luego muchas
necesitan a los animales). Las plantas, con su extraordinaria capacidad de
evolución y búsqueda de supervivencia de sus especies, bien pueden haber
seducido a la especie aparentemente dominante en la Tierra –el hombre- con el
objetivo de que las protejan y expandan por toda la tierra; una seducción que
han practicado con otros animales. O el tremendo conflicto ético que supone que
si las plantas razonan, duermen, toman decisiones, se comunican y tienen
sentidos, tal vez también deban tener derechos, y quién sabe si uno de los
argumentos de la alimentación vegetariana se derrumbaría.
Ha sido difícil durante esta lectura no pensar en algunas
películas que han fabulado sobre la inteligencia vegetal como seres razonables
que podían convertirse en una posible amenaza hacia los humanos. En las
versiones de La Cosa dirigidas por
Christian Nyby y John Carpenter, una planta asesina procedente del espacio
diezmaba a un grupo aislado en el polo. En El
Incidente, las plantas se defendían de la especie humana emitiendo
sustancias indetectables que hacían suicidarse a los humanos cuando estos
estaban en grupos grandes y por tanto podían tomar decisiones que amenazaran al
planeta. M. Night Shyamalan en este film desde luego parece haber leído varias
de las conclusiones de los trabajos en que se basa este libro, aunque Mancuso posiblemente
negaría esta visión: parece optar porque son más los beneficios que las plantas
–o muchas de ellas al menos- ven en su relación con los humanos que lo
contrario. Pero, si no fuera así…
A pesar de la brevedad, el libro es tal vez demasiado
beligerante por repetición contra los
humanos por su desconsideración histórica hacia el reino vegetal, lastrando en ocasiones
la lectura de las maravillas científicas que narra. La disposición metodológica
de los conocimientos es también interesante, con un aumento continuado en el
estudio de capacidades cada vez superiores hasta llegar a la inteligencia; es
también humilde en reconocer que falta aún mucho por estudiar y averiguar sobre
cómo las plantas viven y se desarrollan. Dotado de bibliografía no muy
abundante pero bien razonada y recogida, y de sencillos dibujos explicativos de
los fenómenos explicados, Sensibilidad e
inteligencia en el mundo vegetal transmite bien la pasión por su tema de
estudio y se lee con gran placer.
Stefano Mancuso (vía)
Publicación original: Factor crítico.
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