31 de julio de 2023

Xavier, amo de casa

 


Qué buen libro es Amo de casa, de Xavier Guillén. El principal valor es aunar lo poético de cada poema, con una buena elección de metáforas y emociones familiares, con el relato narrativo de fondo más bien prosaico de la vida de un hombre hasta completar su divorcio. Poemas que hablan progresivamente de un abuelo, de una madre que fue gemela de una tía, de conocer a una chica, y que lo hacen sin subrayar que esto va a ser el relato de un amor acabado en desgarro. Odile se convierte en una musa efímera y temporal, una vez que la contemporaneidad vence al poeta, que no la entiende pero percibe sus signos, y así queda desarmado, en soledad, y con un hijo cuya gestión de horarios realiza con diligencia. Es especialmente destacable la visión irónica de determinados iconos de la postmodernidad, como la naturaleza (devenida en ‘temática’), o la excursión para observar estrellas (‘todas con la misma ropa de montaña comprada cada una en su polígono’), aunque pueda ser algo arrogante, como en En la Feria Medieval. Pero entre el buen sentido general de todo el poemario, el excelente mirar a la especie y sus miserias, lo conseguido del avance temporal en las elipsis (los poemas que no existen), y el tono de asombro melancólico, sin duda es un gran libro.


 

 

 

 

 

 

22 de julio de 2023

Maricas del Poble (Nou)



Que el fin del mundo nos encuentre bailando es el largo y algo discursivo título de este sin embargo muy estimulante cómic de Sebas Martín, un trabajo sobre una pareja de hombres que se conocen a finales de 1935 y que termina en julio de1936. Ambos trabajan para una empresa de una familia acaudalada de Barcelona, Tomaset en las oficinas y Basilio como mozo de carga, aunque aspira a ser boxeador. Tomaset es joven e inexperto, alrededor de 20 años, pero cultivado y educado, aunque su familia no tiene dinero; Basilio ronda los 35, vive solo en un cuchitril, y dice de sí mismo que es un tarugo. La historia oscila entre el Poble Nou y el Paralelo, donde Basilio arrastra con frecuencia a Tomaset para disfrutar de los locales de la noche barceloní más atrevida y canalla.


Subiendo al tranvía (o al arcoíris, claro)


Proponer historias de amor homosexual antes de Stonewall y de la visibilización política del movimiento LGTBI es llenar un hueco de narraciones ocultas por el tiempo y por el distinto punto de vista de la construcción de la historia social y cultural. Para bien el cómic no recoge modos presentistas, sino que se muestra con las dosis adecuadas de realismo en cuanto a persecución y violencia policial, o incomprensión cuando no franco rechazo familiar. Tal vez los personajes, especialmente Tomaset (pues Basilio ya viene experimentado) aceptan psicológicamente de modo muy sencillo su orientación sexual, sin apenas represiones internas ni subterfugios sociales (aunque tal vez aquí el que peque de presentismo sea yo mismo). Un logro destacado de la historia es el retrato más social que geográfico de los barrios de Barcelona donde tiene lugar la acción. La mítica del Paralelo barcelonés es probablemente conocida, y Sebas Martín se afana en mencionar y presentar locales que dada la bibliografía que ha usado (recogida en las páginas finales) se basan en descripciones reales. Esos lugares de diversión donde Tomaset se confunde de continuo con el transformismo y donde se vive un microcosmos de libertad contrastan con el Poble Nou, donde vive y trabaja. El piso de su familia es especialmente relevante en la historia pues funciona también como reflejo del deterioro de la situación política antes del golpe de Estado, con la abuela ultracatólica y pertinaz moralista insultante de toda la familia, y el cuñado sindicalista e hipócrita. Aunque es escaso el dibujo de la fisonomía del barrio, que el Poble Nou fuera llamado el Manchester español, como indica el primer rótulo del libro, parece un pequeño guiño a Queer as Folk.


En casa de Tomaset


Que el fin del mundo nos pille bailando es un cómic amigable y escrito en positivo de manera general, con unas negatividades digamos controladas ante la inevitable noche de 40 años que se avecinaba y que el autor lógicamente conoce mejor que sus protagonistas. El dibujo es blanco y negro y realista, centrado en los personajes casi por completo, con hombres robustos casi crumbianos, pero naturales. Su sensualidad homo está muy bien conseguida, así como la naturalidad sexual en sí, y la interrelaciona bien con el momento exacerbado de definición vital por clases económicas y culturales, discurso que nunca se olvida en el libro. El retrato de modos olvidados de vida "dialoga" con el drama intenso de El violeta, ambientada treinta y cinco años después, pero dibujada también en este siglo; pero Martín se decide por la alegría a pesar de todo desde el título, desde la bonhomía humilde de sus personajes, y desde un tono narrativo elegante y disfrutable. Más obras así, por favor.

(Y un aplauso, claro está, a la labor editorial de la Editorial La Cúpula para la recuperación y creación de historias LGTBI)



13 de julio de 2023

María sobre Eva

 

María Deraismes es una feminista francesa del siglo XIX, luchadora especialmente por el sufragio universal y la igualdad de derechos en el matrimonio, fundadora de una obediencia masónica llamada "El derecho humano", y la persona de la que este volumen, Eva en la Humanidad, recoge varios discursos que pronunció desde 1870 hasta su muerte en 1894. 1870 no es una fecha casual: su compromiso con los derechos de la mujer se hizo especialmente público y notorio cuando el fracaso de la Comuna de París le pareció decepcionante una vez más para las mujeres, cuyos derechos nunca avanzaban a pesar de las promesas, las revoluciones liberales y el continuado movimiento social del siglo.


El principal problema de este libro es literario: los discursos con frecuencia repiten argumentos, y no están editados para su lectura, sino que, supongo, respetan la literalidad de los discursos, que no es especialmente cuidadosa. La lectura por ello resulta algo cansada, dado que además no existe una variación relevante de temas entre los diferentes discursos. Deraismes es una mujer erudita, que conoce los clásicos, la novela y el teatro, y usa con frecuencia en los discursos referencias literarias abundantes, para defender su tesis principal: el desprecio de la historia y las artes hacia el papel de la mujer en el mundo es reflejo de la dominación política, educativa, familiar y social del hombre sobre la mujer.

En su argumentación Deraismes encuentra hallazgos de validez elevada en la actualidad: describe el mansplaining masivo de la época, se fijan el hecho de que los historiadores o escritores son hombres, con lo que la contribución de las mujeres al bien común o a la representación de las mismas en las artes solo tienen punto de vista masculino, lo cual deriva en amantes devotas, seres de luz delicada, o varias villanas psicóticas con muy pocas excepciones -Lisístrata- verdaderamente independientes y políticas. Sin embargo, en otras cuestiones parece incluso por detrás de su antecesora Mary Wollstonecraft. Deraismes no sueña con discutir la existencia de Dios y tiene en un pedestal social a la familia natural, sin un ápice de de construcción de estas estructuras de poder cuya existencia no entiende como tal y en las que modificaría el sufragio universal sin más. En su época esto era mucho, pero debería ser obvio que llevaría a más cambios. Los argumentos de Deraismes son hijos de su tiempo, y aunque comentarlo así desde 2023 pueda ser presentismo (ya se meterán con nuestra época en unas décadas, en las que los valores serán otros), están repletos de un lenguaje cientificista sin datos ni referencias ni comprobaciones por el medio. No me refiero a la credibilidad sobre la discriminación de la mujer, sino a apuntalar continuamente visiones del mundo con expresiones tipo 'ha quedado demostrado...', 'está claro que solo así...' para afirmar casi cualquier cosa. Es patente que el uso refinado, no digamos ya preciso, del lenguaje científico no es su fuerte, como por otro lado sucedía con muchísimos pensadores de una época fascinada por los progresos tecnológicos que vivía.

Deraismes comparte con Wollstonecraft y con Concepción Arenal la obsesión por el acceso a la educación. Su discurso en favor del sufragio universal le da mayor compromiso que a las otras dos autoras. Sin embargo, le falta carácter social, sobre el que Wollstonecraft reflexionó introduciendo incluso algunas visiones de clase, y que Arenal practicó de modo directo y personal. Deraismes es más elitista culturalmente (si bien su reflexión es menos epistémica que la de Wollstonecraft, más cercana al pensamiento filosófico), pero representa un evidente paso hacia la significación pública. Sí comparten Wollstonecraft y Deraismes en sus dos volúmenes una imperiosa necesidad de edición. Deraismes con seguridad no buscaba esta publicación que hoy nos ocupa, tal vez no le habría gustado el formato. No obstante, la impresión es que su actitud es un eslabón muy relevante para el feminismo y el sufragismo que se estaba fraguando y que en pocas décadas estallaría, y que es así precisamente por ser élite, una mujer admitida en los discursos masculinos e incluso fundadora de una logia mixta.

María Deraismes


 

2 de julio de 2023

Ganarse las alas

 


Alas, este libro de Mijaíl Kuzmín es tan luminoso como anuncia su portada, aunque menos explícito de lo que pudiera sospecharse. Afamado por ser ejemplo pionero de literatura rusa claramente homosexual, publicado en 1905, llegué a él gracias a Wagnerismo, de Alex Ross, que lo menciona como una de las obras de arte de contenido homosexual con inspiración en la obra de Wagner (ciertamente hay una escena en que los personajes discuten una representación de Tannhäuser que acaban de ver, y se trata de una seducción soterrada hacia el protagonista basada en la 'potencia' wagneriana). Después me fasciné un poquito con la figura y vida del autor, miembro de la élite artística rusa y soviética, que tuvo una bonita lista de amigos amantes, incluido un ministro del primer gobierno bolchevique.

Pero si en Alas hay un aire que prevalece de la literatura rusa que conozco (poca, desgraciadamente) es el chejoviano. Porque esta alusión a la búsqueda del crecimiento de las alas de Vania (el protagonista), como metáfora sublime de una salida del armario, transcurre en la primavera de Petersburgo, en el verano del Volga, y en Italia, siempre con luz, con calor, con cuitas de amor entre malentendidos a los que añadir con naturalidad pasmosa la amistad masculina (la femenina no sucede pero entre líneas sería adivinable), con sus dramas (uno severo en forma de suicidio de dama no comprendida), y los volubles azares de la familia primero y el grupo después que rodean a Vania, un adolescente espigado y bello que va fluyendo entre escenas hasta consentir que la amante que le busca le consiga, bajo el patrocinio ambos de, cómo no, un profesor común de griego.

El estilo es ligero, evanescente, casi siempre dialogado en escenas que nunca parecen las decisivas. Técnica impresionista, dicen las reseñas con aparente precisión. Cumpliendo lo que decía Joyce de Chéjov:

En las obras de Chéjov, sin embargo, no hay planteamiento ni nudo ni desenlace, y no se va preparando ningún clímax; la acción es un continuo, pues la vida fluye hacia dentro y hacia fuera del escenario sin que nada se resuelva: tenemos la sensación de que todos los personajes han vivido antes de la obra y seguirán viviendo de manera igualmente dramática después

Pero este estilo es una decisión bastante inteligente, ya que por un lado quita gravedad al "elefante en la habitación" y por otro produce un avance de la narración al dejar en elipsis todo aquello que pudiera verse como aparentemente descriptivo o un punto de vista más explicito del narrador. Así, entre escenas de familiares que discuten, pequeños vodeviles en palcos de un teatro, o amigos que visitan de continuo, se cuela una visita aparentemente formativa con el profesor de griego, o incluso una escena en un burdel de chicos, con sus disgustos en forma de despechos e impagos menores. Además, el lenguaje de subtexto es habitual. Así por ejemplo defiende un personaje estudiar la "verdadera gramática" de cada idioma en vez de leer simples "traducciones":

En lugar de una persona de carne y hueso, que se ríe o se enfada, a quien se puede amar, besar, odiar, en la que se ve la sangre fluir por las venas; en lugar de la belleza natural de un cuerpo desnudo, usted prefiere tener un muñeco sin alma, fabricado casi siempre por las manos de un artesano. Eso es lo que son las traducciones. Y el tiempo que se necesita para aprender la gramática no es mucho. Solo hay que leer, leer y leer. Leer consultando cada palabra en el diccionario es como andar a través de la espesura de un bosque. Y le ofrecería placeres desconocidos.

Hay más ejemplos, y probablemente varios que pasan desapercibidos porque los códigos de reconocimiento actuales han cambiado respecto a la Rusia de 1905.

En este link el traductor de la novela da algunas claves interesantes de la misma: su inserción entre las primeras novelas de contenido homosexual de varias literaturas, sucedidas todas a caballo del cambio de siglo, la opción naturalista pero simbolista del autor, sin drama ni metáforas opresivas (pensemos que una de las primeras novelas de contenido homosexual escrita en su idioma que menciona es Muerte de Venecia, escrita en alemán por Thomas Mann), y el juego de inserción en el entorno y el paisaje que Kuzmín resuelve con facilidad, gracias muy probablemente a ser él también un hombre de mundo, en un círculo de relaciones libre para relacionarse sin represión. El caso es que parece inevitable sentir simpatía por esta pieza leve y breve, pero cuya construcción implacable es evidente al terminarse, que refleja un autor de alma liberada y consciente de la forja del vínculo amoroso (con la figura hoy peculiar del mentor, y, sobre todo, con el tono luminoso y sensual), que se termina en un santiamén, y que en su negación por definición de "ser una novela de tesis" consigue posiblemente más eficacia en el reconocimiento. Eso es el poder del arte, desde luego.

Mijaíl Kuzmín (vía)