6 de agosto de 2010

Los Laidlaw y el tiempo

El castillo de Edimburgo, según la foto de Wikipedia


‘El tremendo latido de la sangre propia’ lleva a Alice Munro a escribir esta novela dividida en relatos, el libro que dio mayor fama a la escritora canadiense, previo a su premio Man Booker de 2009, y que es el primero que leo de ella. El latido comienza en Castle Rock, el peñasco donde se asienta el castillo de Edimburgo, donde la autora viaja a buscar los trazos de sus antepasados. En el siglo dieciocho, los que (todavía) no emigraban a América veían, subidos a los promontorios del castillo, como los barcos con sus familiares se alejaban rumbo al océano.


La vista desde Castle Rock se estructura en capítulos aparentemente independientes que recogen episodios concretos de la historia familiar de varios antepasados de la autora. La narración avanza de manera cronológica y continuada, y cada capítulo es más o menos independiente; no ningunea los capítulos anteriores pero estos no son esenciales para captar el sentido de cada capítulo individual. Sí lo son, sin embargo, para captar el sentido general del libro, la búsqueda de una vida mejor representada en el paso del espíritu pionero que surge de una sociedad antigua y agotada a una moderna, en la que la narración de la propia vida de la autora representa un presente de estabilidad física, psicológica y, por supuesto, narrativa.

Munro era ya una autora mayor (nacida en 1931) al publicar La vista desde Castle Rock en el año 2006. Obviamente es un legado autobiográfico que revela su interpretación de su propia vida como eslabón en una cadena familiar. Tal vez lo más interesante sea el proceso por el que se conforma una psicología mediante la comprensión del pasado, y como esa comprensión llega con los años. Munro parece necesitar conocerse ‘genéticamente’ para explicarse ‘culturalmente’. Y, por supuesto y afortunadamente, no subraya ni le interesan los llamados valores de la institución familiar.

¿Por qué este tema apasiona tanto a la literatura norteamericana, mientras que en la europea actual las sagas familiares, su origen y su devenir histórico, no son una obsesión literaria? Europa y las gentes que practican su cultura tal vez viven con el peso de una Historia larga que les sustenta culturalmente, pero que también es cercanamente traumática y no necesariamente reflejo de una supervivencia debida al riesgo o la aventura, sino más bien al miedo y a su prima la burguesa prudencia. Pero, por otro lado, la obsesión por las raíces y la familia es frecuente en el norte del continente, y creo que puede afirmarse que mucho menos en la literatura sudamericana.

Munro consigue su objetivo por la honestidad de su método, que no se detiene en estos devaneos intelectuales y responde, sin más, a la sangre. La cotidianeidad de los hechos que narra, apoyados en la suerte de haber encontrado la huella de sus abuelos y tatarabuelos –alguno también hombre de letras- permite un acercamiento a la vida alejado de fuerzas dialécticas que sobrepasen a los personajes, si bien el pasado pionero a veces parezca teñido de leyenda. Alcanza además momentos de lirismo y emoción muy disfrutables, a pesar de la sensación de predestinación que no abandona la narración una vez entendido el mecano, y que es mucho más ágil y cercana mientras no es la propia Munro la protagonista.



Alice Munro, vía scriitorului


3 comentarios:

  1. Pues a ver cuánto disfruto a esta señoraaaa ;))

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  2. Borge, entre que yo no recuerdo lo que leo y tú no recuerdas lo que se te postea.... :P

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  3. cierto, cierto. Pues ya sabes, hay que ponerse y decir qué te parece...

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