Pierre Savorgnan de Brazza, uno de los exploradores europeos
del siglo XIX, es el protagonista del segundo volumen de la aventura literaria
de Patrick Deville, que empezamos (Pura vida) en Centroamérica con un
eje hacia los EE.UU. y continuamos ahora en África con un eje hacia Europa, sin
desdeñar los laterales hacia Cuba. Brazza es coetáneo de Stanley, y ambos en
cierto modo compitieron en parte y sin saberlo por la colonización de los
terrenos alrededor del río Congo. Uno era italiano y lo hizo para el gobierno
francés. El otro era galés y lo hizo para el gobierno belga,
Los valores de Pura
Vida mejoran en Ecuatoria (que
es una provincial del actual Sudán del Sur) especialmente porque el personaje
es más simpático, y sin duda le cae mejor a Deville. Brazza, como Walker, es un
personaje algo olvidado, pero no tiene ambición de poder ni actuó de manera
militar. El hilo que recorre la novela (ramificada en mil historias, todas
ellas verdaderas, al estilo de Deville) es el traslado de los restos de Brazza,
que murió en 1905 en Dakar, fue enterrado en Argel (donde vivía su familia), y
trasladado en 2006 a un polémico mausoleo en Brazzaville, capital del Congo que
él mismo fundó en 1880. Deville viaja durante este proceso a Argel y a varios
países del África Central (Gabón, Santo Tomé, la República Democrática del
Congo, el Congo, Tanganika + Zanzíbar, Angola…). No sólo persigue a Brazza y
Stanley (que le permiten una primera mención en la serie a Plutarco), sino a los
alemanes Emin Pachá y Albert Schweitzer, a los revolucionarios angoleños enfrentados
Jonas Savimbi y Agostinho Neto, al también revolucionario y necesariamente
paciente Laurent Desirée Kabila, al comerciante árabe de esclavos Tippu Tip, sin
olvidar a Joseph Conrad o al Che Guevara… Todos ellos viajaron por la región,
algunos de manera incansable, en rutas que definieron el continente desde
mediados del siglo XIX hasta mediados de los setenta, cuando los últimos países
centroafricanos se independizan por fin, y mientras se desarrolla la Guerra
Fría que tuvo uno de sus principales escenarios –quién lo diría- en la región,
con los soviéticos financiando y armando a los grupos que desalojaban a los
colonizadores o a sus herederos.
Pierre Savorgnan de Brazza era un hombre guapo (vía)
Brazza obviamente genera polémica. Aún mantiene su nombre en
la capital del principal país que exploró, y que luego quedó colonizado y
aplastado de manera brutal. Pero mientras él estuvo allí incluso en su gobierno
no cometió desmanes y fue reconocido por los lugareños. Murió precisamente por investigar
sobre el terreno las denuncias de brutalidad que llegaban a la colonia, al
enfermar de disentería. Estos héroes olvidados, que no alcanzan la gloria,
cuyos objetivos tienen consecuencias cuando menos dudosas, son los que
interesan a Deville en su fresco histórico de los últimos 200 años. Su
estrategia es la misma que en el libro anterior: el azaroso pero tan bien
estructurado entrecruzamiento de los personajes de la Historia, tanto en el
espacio como en el tiempo, salpicado de la propia experiencia de Deville en el
terreno, donde el autor prefiere sin duda subrayar la sabiduría popular de sus
contactos y descubrir en ellos que el rastro del tiempo histórico que domina y refleja
es a la vez pesado pero banal.
Para el lector, pienso en este segundo libro, le queda
además la lección académica contada con frescura y un método que seguramente
los historiadores no verán adecuado, pero que es emotivo y objetivo, sin que
esto resulte contradictorio, gracias a la mirada directa –novelesca-a la
psicología de los protagonistas. Recordar ahora las luchas entre la UNITA y el
MPLA puede resultarme más sencillo. Pensar en los refugiados zaireños que
llegaron a Bilbao cuando Kabila, tras treinta años oculto en la selva,
destituyó a Mobutu. Los inesperados esclavistas que la historia y los viajes
ponen encima de la mesa. Etc…
En fin, el tercer volumen, Kampuchea, aún no está editado en castellano. ¿Esperaremos o
pasaremos al cuarto, Peste y cólera,
que sí lo está? Creo que Deville nos
dará permiso…
Patrick Deville (vía)
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