18 de enero de 2016

Operación meninas


Ha sido casual pero muy apropiado leer Las Meninas justo después de La invención del cuadro, donde la famosa obra de Velázquez es uno de los cuadros analizados. Las Meninas es en esta ocasión un cómic escrito por Santiago García, del que ya hablé por aquí gracias a su estupendo ensayo La novela gráfica, y dibujado por Javier Olivares, que toma la forma de una investigación sobre la figura del pintor de la corte de Felipe IV antes de ser reconocido como miembro de la Orden de Santiago. La excusa permite seguir los pasos vitales del pintor, las ciudades en que vivió, o los motivos de sus cuadros, a la vez que se sale de este esquema ‘rosebudiano’ para mostrar situaciones futuras en que bien Velázquez o bien Las Meninas son motivo de homenaje o inspiración por autores posteriores como Picasso, Goya, Buero Vallejo o incluso Foucalt.


El resultado visual es deslumbrante. Creo que en parte se debe a que tenemos escasas representaciones en nuestra memoria visual del pintor de pintores, lo cual supone cierto impacto en el lector. Pero también a varias decisiones artísticas de calado, como el tono tenebroso y expresionista del dibujo audazmente alternado con los cambios de estilo de los episodios futuros, o el juego de mirada hacia la viñeta trasunto del propio juego que Velázquez propone en su obra maestra. Las Meninas es ese cuadro real en que el rey aparece pero no está, un espejo metafórico abierto a interpretaciones, y servido por un genio en el arte de las lecturas visuales. Hasta cierto punto, el cuadro que aparece en el título del cómic es también algo esquivo: la culminación de una obra y una vida cuya creación en las páginas finales es un arriesgado –por peculiar- clímax narrativo.

La composición y el juego de blanco y negro recuerda a algo, ¿no?

Este cómic encierra obviamente un diálogo entre artes que resulta muy estimulante. El cómic es un arte literario y visual aquí utilizado como medio expresivo para entender las claves de una obra maestra del arte de la pintura. El cómic se revela así como una disciplina completa, capaz de recoger estilos, épocas y miradas distintas, e integrarlas en una obra nueva y original, de potencia expresiva, y, por supuesto, rendida admiración hacia Velázquez. De este modo, el cómic encuentra nuevas formas de expresión, aunando la poética de la narración dramática con el ensayo artístico y la investigación histórica. Admirable.

Santiago García (vía)

Javier Olivares (vía)


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