Ha sido casual pero muy apropiado leer Las Meninas justo después de La
invención del cuadro, donde la famosa obra de Velázquez es uno de los
cuadros analizados. Las Meninas es
en esta ocasión un cómic escrito por Santiago García, del que ya hablé por aquí
gracias a
su estupendo ensayo La novela gráfica,
y dibujado por Javier Olivares, que toma la forma de una investigación sobre la
figura del pintor de la corte de Felipe IV antes de ser reconocido como miembro
de la Orden de Santiago. La excusa permite seguir los pasos vitales del pintor,
las ciudades en que vivió, o los motivos de sus cuadros, a la vez que se sale
de este esquema ‘rosebudiano’ para
mostrar situaciones futuras en que bien Velázquez o bien Las Meninas son motivo
de homenaje o inspiración por autores posteriores como Picasso, Goya, Buero
Vallejo o incluso Foucalt.
El resultado visual es deslumbrante. Creo que en parte se
debe a que tenemos escasas representaciones en nuestra memoria visual del pintor de pintores, lo cual supone
cierto impacto en el lector. Pero también a varias decisiones artísticas de
calado, como el tono tenebroso y expresionista del dibujo audazmente alternado
con los cambios de estilo de los episodios futuros, o el juego de mirada hacia
la viñeta trasunto del propio juego que Velázquez propone en su obra maestra. Las Meninas es ese cuadro real en que
el rey aparece pero no está, un espejo metafórico abierto a interpretaciones, y
servido por un genio en el arte de las lecturas visuales. Hasta cierto punto,
el cuadro que aparece en el título del cómic es también algo esquivo: la
culminación de una obra y una vida cuya creación en las páginas finales es un
arriesgado –por peculiar- clímax narrativo.
La composición y el juego de blanco y negro recuerda
a algo, ¿no?
Este cómic encierra obviamente un diálogo entre artes que
resulta muy estimulante. El cómic es un arte literario y visual aquí utilizado
como medio expresivo para entender las claves de una obra maestra del arte de
la pintura. El cómic se revela así como una disciplina completa, capaz de
recoger estilos, épocas y miradas distintas, e integrarlas en una obra nueva y
original, de potencia expresiva, y, por supuesto, rendida admiración hacia
Velázquez. De este modo, el cómic encuentra nuevas formas de expresión, aunando
la poética de la narración dramática con el ensayo artístico y la investigación
histórica. Admirable.
Santiago García (vía)
Javier Olivares (vía)
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