10 de mayo de 2022

De color rosa

 



Las novelas cortas que publica niños gratis* en su Colección Asterisco parecen tener rasgos comunes: un foco en personajes queer en sentido amplio, una narración basada en sus conflictos personales y sociales, y cierta audacia y ambición literaria por parte de los autores, que en general publican por primera vez un texto de estas dimensiones en la colección.


Power Ranger rosa y con falda

El Power Ranger rosa, escrita por Christo Casas, cumple varias de estas características, atreviéndose a contar en escasas 120 páginas de un formato además bastante pequeño la historia en primera persona de un chico gay que emigra a Berlín y narra tanto su vida allí como la de su abuela, que décadas antes también tuvo que trabajar en Alemania. A la narración de la estancia de ambos, cada uno en su tiempo, en aquel país, se suma la infancia del chico en un pueblo español, y una visita del ya hombre al pueblo para hablar y recoger el testimonio de su abuela, cuya historia ha decidido escribir. Pues bien, todas estas situaciones se van narrando en paralelo y entremezcladas, con precisión que evita la confusión, y con un ritmo de gran agilidad que dibuja literariamente los paralelismos entre diferentes ejes (intergeneracional, urbano-rural, de clase, y de orientación sexual), que abuela y nieto comparten en diferentes grados. Aunque vivamos tiempos en que la narración dramática parece huir de toda linealidad como si fuera veneno, lo cierto es que El Power Ranger rosa alcanza un importante virtuosismo en este reto, que además resuelve con frecuencia con paradojas humorísticas. Entre los diferentes ejes de la historia es obvio que el autor decide añadir una respetuosa emoción en la figura de la abuela, pero un matiz muy relevante está en la franca naturalidad con que presenta la empoderada vida sexual del protagonista, donde lo que serían apuntes transgresores o dramáticos modernos (las apps, las drogas, el sexo con hombres trans) se resuelve con una combinación de frescura y madurez francamente atractivas. Funcionan menos las consideraciones de clase, algo más tópicas, o la narración de la propia aventura de escribir el libro, que habría necesitado más espacio, cuando para esta duración de novela ya hay muchos elementos fuerza incorporados.

Pero a Christo Casas se le vislumbra un talento enorme sobre todo en la primera mitad del libro, un volumen que además es agilísimo y de un calor y ternura que es importante subrayar en tiempos de letras distópicas y nihilistas por doquier. No, esto no significa que sea un libro decididamente optimista o positivo, pero sí dotado de un humanismo próximo tal que dan ganas de dar achuchones tanto a los niños mariquitas insultados en los colegios durante sus infancias queer como a las señoras que emigran sin idiomas ni cultura para un progreso que un mundo cruel les niega.


 


 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario