8 de febrero de 2014

Colapso

Aunque estas relaciones con las grandes empresas me han reportado perspectivas detalladas del devastador deterioro medioambiental que con frecuencia originan, también he contemplado de cerca situaciones en que a las grandes empresas les interesaba adoptar garantías medioambientales más draconianas y efectivas que las que he visto aplicar incluso en los bosques nacionales de Estados Unidos. Estoy interesado en lo que motiva estas diferentes políticas medioambientales de las distintas empresas (...)

En realidad, las grandes empresas no me han contratado y describo francamente lo que veo que sucede en sus instalaciones, aun cuando las visito como invitado suyo. En algunas instalaciones he visto compañías petroleras y empresas madereras que están siendo destructivas, y lo he dicho; en otras las he visto ser cuidadosas, y eso fue lo que dije. Mi punto de vista es que mientras los ecologistas no estén dispuestos a involucrarse con las grandes empresas, que son algunas de las fuerzas más poderosas del mundo moderno, no se podrán resolver los problemas medioambientales del mundo.'


Cuando leí el excelente Armas, gérmenes y acero, de Jared Diamond, éste ya había escrito Colapso. Ahora que he leído este libro, resulta que Diamond ya ha publicado el siguiente. Siete años de distancia están bien ante un escritor como éste, que por momentos parece acercarse al estatus de sabio, cuyos libros son un torrente de conocimiento (nótese que no digo información), y ante cuyo estilo, falta de dogmatismo, precisión científica, visión histórica y capacidad divulgativa me vuelvo a quitar el sombrero.

Colapso habla de las civilizaciones que se derrumban y de las causas para ello. Su tesis, lo suficientemente repetida en el libro para poder recordarla bien, se basa en que las civilizaciones se terminan por hechos relacionados siempre con la interacción entre el hombre y su entorno natural; es decir, por efectos medioambientales relacionados o producidos por el hombre. Diamond dice que estas causas medioambientales se convierten en determinantes según sean cuatro factores más: los cambios climáticos, la presencia de una civilización amistosa, la presencia de una hostil, y la respuesta de los hombres ante el impacto medioambiental, si son capaces de detectarlo.

La producción en aumento de moais por cuestiones políticas acabó por causar la desforestación de la Isla de Pascua (vía)

Jared Diamond huye científicamente de tópicos y dogmatismos: las civilizaciones antiguas no fueron mejores que las actuales. Varias destrozaron su medio ambiente y por ello se quedaron sin recursos y desaparecieron. El mito del hombre primitivo en conexión ecológica con la naturaleza no existe: lo demuestran los casos de los mayas, la isla de Pascua, la isla de Pitcairn, los indios anasazi o incluso los noruegos que tras cuatrocientos años desaparecieron de Groenlandia. Su método parte de abundantes documentación y bibliografía; un conocimiento extenso del medio natural (agricultura, silvicultura); de los estudios de datación y sus resultados, que son, en ocasiones, apasionantes (el registro del hielo en el Ártico, el de los árboles usados en construcción en la Norteamérica indígena, el polen…); muy poca especulación, siempre dirigida por el sentido común y siempre bien advertida al lector. Por supuesto que hay ejemplos de sociedades primitivas muy distintas que sí supieron sobrevivir a sus propios efectos medioambientales, y que tomaron decisiones complejas, a veces inaceptables para nuestro punto de vista actual (como según qué controles de natalidad), y que han llegado felizmente a nuestros días, aunque siempre con factores enmarcados en los puntos que mencionaba más arriba. Es muy revelador, además, cómo explica la existencia de soluciones arriba-abajo y abajo-arriba que hayan sido útiles en ese camino, mostrando también la variedad de metodologías de gobernanza que debemos considerar. Diamond se centra en los colapsos como fuente de aprendizaje hacia el futuro, con el objetivo de que el planeta no se convierta en una isla de Pascua que se desforesta en una espiral de búsqueda de poder, sino más bien como un Japón capaz de regular (en el siglo XVIII) sus bosques ante su pérdida de recursos. Y aunque su objetivo sea el planeta, sus casos de estudio modernos son concretos: Australia (país sobre el que su estudio ha recibido mucha contestación), China, Montana, Ruanda/Burundi, y Haití/República Dominicana, con explicación de causas del pasado y del potencial de futuro.

En el siglo XVIII, en Japón, llegaron a identificar cada árbol de sus bosques. Claro que los japoneses empezaron a importar madera de otros países a los que llevaron a serios problemas de deforestación (vía)

Hay dos capítulos que me gustaría destacar especialmente. Uno es el dedicado a la gestión empresarial, a la que obviamente Diamond es lejano, y su demonización por defecto por los movimientos ecologistas, que rara vez elogian un comportamiento medioambiental adecuado de una compañía, sobre todo si pertenece a un sector polémico. Su explicación de las implicaciones históricas de estos sectores en la renovación de recursos, o cómo la capacidad de repercutir costes a los consumidores permite un mejor comportamiento medioambiental de la empresa, es brillante, aunque sus conclusiones sean polémicas y discutibles (y él mismo es consciente). La frase que abre este post es el resumen del pensamiento de Diamond en este punto, y no puedo sino pensar en la razón que tiene. A ello se suma su apelación a las conciencias ciudadanas como presión siempre necesaria ante gobiernos y empresas para su cambio de actitud.

El segundo capítulo a destacar tiene que ver con el hecho de que las civilizaciones que se desmoronan no tomen acciones inteligentes para evitarlo. Dado que los errores cometidos por anterioridad con la principal fuente de enseñanza para nosotros, resulta necesario destacarlos: la incapacidad física o técnica para prever o, una vez producido, detectar el problema (con conceptos como la lejanía de los responsables, la normalidad progresiva, la amnesia del paisaje), las conductas racionales pero moralmente reprensibles (el egoísmo, la tragedia de lo común, los choques de intereses, el anhelo de poder), o las irracionales (la persistencia en el error por culpa de valores culturales o religiosos, las necesidades a corto plazo, o los engaños del pensamiento colectivo), o, por supuesto, el hecho de tomar las decisiones tarde o ser éstas equivocadas.

Tikal. La civilización maya tiene varios colapsos registrados durante siglos (foto de soyignatius)

Para terminar, una discrepancia y una ausencia. La discrepancia procede de la desconfianza de Jared Diamond hacia la tecnología, a la que cree complejo esperar en busca de soluciones, ya que sus implantaciones son lentas y el planeta necesita resultados inmediatos. Me sorprende que despache el tema con cierta rapidez, como si redujera el campo a los grandes aventuras tecnológicas (quizá, por ejemplo, sustituir las energías fósiles por el hidrógeno), y renunciando a las soluciones abajo-arriba que también puede darse en ciencia.

La ausencia es la falta de mención a la economía circular, que es un concepto que nace tímidamente en los setenta y que ya es ampliamente conocido como propuesta en 2006, aunque su eclosión sea posterior, con la crisis o la labor de la Ellen MacArthur Foundation. Un camino que abre muchas posibilidades, con cambios conceptuales esenciales, y nuevas estrategias necesarias ante el desafío medioambiental.

Jared Diamond (vía)








4 comentarios:

  1. Gran entrada Goio. Jaded Diamond (que tiene nombre de actor de comedia negro) escribe unos ensayos muy trabajados peor nada farragosos. Two thums up por él.

    Por cierto que estoy leyendo en la actualidad un ensayo muy interesante sobre la Revolución Francesa y, cuando he leído esa mención a la protección de los bosques de los japoneses he recordado cómo los revolucionarios pretendieron porteger los bosques franceses a toda costa de la anarquía posterior a 1789. Tomaron medidas muy cercanas al Antiguo Régimen, es decir, los bosques no pasaban a ser comunales como gran parte de las tierras nobiliarias. Esta medida contrarevolucionaria era clave para salvaguardar un recurso importantísimo como la madera en unos años de especial belicosidad.

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  2. Gracias, rey. Y qué interesante lo de la Revolución. Y se debía a preservar los bosques como necesidad nacional para la guerra? Lo justificaron con los argumentos racionales de ilustración que emplearon para la ciencia experimental que también impulsaron?

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  3. Qué bueno este libro! Coincido con Ismael, gran entrada, se me había despistado, tengo el feddly un poco abandonado esta temporada.

    Ya me había llamado la atención la cita inicial cuando la compartiste en facebook pero ahora al leer tu reseña es de los que voy a leer sí o sí. Subrayo, ya sabes

    - huye científicamente de tópicos y dogmatismos
    - conceptos como la lejanía de los responsables, la normalidad progresiva, la amnesia del paisaje

    Aun no he entrado a la web para mirar lo de la economía circular, pero lo haré.

    Saludos!

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  4. Estupendo, Isabel, espero que te guste y que leamos qué te parece. Los dos libros que he leído de él son sin duda excelentes!

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