8 de junio de 2013

Un viento de mar


Ardalén es el nombre de un viento ficticio que sopla del mar hacia la tierra y es capaz de llevar su olor hasta varios kilómetros tierra adentro. La historia de Ardalén tiene mucho que ver con esta confusión de elementos: una mujer cuarentona, Sabela, llega a un pequeño pueblo del interior de Galicia donde busca noticias sobre su abuelo, inmigrante desaparecido hace años en Sudamérica. Habla con un anciano, Félix, al que llaman El Náufrago, aunque en realidad nunca embarcó. Sin embargo, en su cabeza confundida se acumulan recuerdos de viajes, aventuras por los mares del mundo y naufragios, que poco a poco van resultando verdaderos, como si Félix fuera depositario de memorias y recuerdos de otros hombres.


Un dibujo muy pictórico y las visiones que Félix sufre nos acercan a las historias mágicas de un pasado no vivido. Félix tiene visiones y recibe visitas, siempre personajes del pasado que el lector, o el personaje principal con que se identifica, Sabela, debe ordenar. Miguelanxo Prado,  no obstante, nunca abandona la realidad de los personajes e historias, ni olvida el infierno grande que son los pueblos pequeños.


El dibujo se interrumpe con textos y documentos (artículos científicos, testamentos, informes diplomáticos, o pasajes de barco a La Habana) que cortan el disfrute visual máximo que supone el libro, pero certifican la realidad de la memoria, cuya validez es el punto crucial de la historia, y economizan lo más prosaico del relato, y ello ayuda a subrayar lo más poético. Prado es un autor experimentado que se decanta por el mundo mágico de la nebulosa de recuerdos, en perjuicio de la cotidianeidad triste de un villorrio lleno de rencillas, una realidad que al final resulta incluso innecesaria para la vida. Mantiene su habilidad en el retrato físico y psicológico y en la descripción de costumbres, y maneja encuadre y relación entre interiores y exteriores en una narración visual desbordante, nostálgica de una aventura ahora imposible, y de un mundo mejor.




3 comentarios:

  1. Autor de mi ciudad y prota que se llama como yo en gallego, creo que éste lo buscaré en la feria del libro, además seguro que está por allí el autor para firmar. Los dibujos son preciosos por cierto, y me gusta lo que cuentas.

    Frase: “el infierno grande que son los pueblos pequeños” (aunque yo creo que el infierno, de existir alguno, es el que se lleva dentro)

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  2. El cómic lógicamente lo tienes también editado en gallego, a ver si lo disfrutas. Una de las cosas por las que creo que Prado es un autor singular es precisamente el apego a la tierra, que no se traduce sólo en sus intereses dramáticos, sino también en que fue un autor que llegó tarde al cómic (era estudiante de arquitectura) y que no pertenece a las tradiciones habituales del país, las que crecían antes casi exclusivamente en bcn, y ahora divididas en el eje mad-bcn. Esa singularidad de la periferia entronca también con cositas que hablamos en otros foros, verdad? Pero qué difícil es su reconocimiento. Mmmh... igual deberías invitarle a una entrevista de las tuyas. Me encantaría verlo!

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