11 de agosto de 2012

¿Todo Joyce?



Dublinés es obra de Alfonso Zapico, y es un cómic biográfico sobre los hechos de la vida de James Joyce, más atenta a sus peripecias personales, familiares y sociales que a su obra, aunque los motivos de ésta queden más o menos explicados.

James Joyce (vía)

Hablemos pues del protagonista: Joyce es la figura reconocida como el mayor genio de la literatura irlandesa. Nació en 1882 y además de en Dublín vivió en ciudades europeas como París, Trieste o Zúrich, hasta su muerte en 1940. Tuvo una educación católica de la que renegó y adoraba algunas de las costumbres admitidas de su país (si podemos llamar así al alcohol), al que adoraba y odiaba a la vez, y del que acabó exiliándose. Su obra más famosa es Ulises, que describe un día en la vida de Leopold Bloom y Stephen Dedalus, que son a la vez dos visiones del autor y el reflejo de los personajes de la Odisea de Homero; es un libro innovador en género, estilo, estructura y técnica pero de lectura difícil, y que dio a Joyce un puesto ya legendario en la literatura universal. Joyce fue un viajero toda su vida, arrastrando tras sí a su mujer e hijos, y siempre viviendo pobremente, del dinero de la familia y los amigos, y gastando las pocas rentas que a veces acumulaba en juergas varias. Era excéntrico y arrogante, juerguista y bebedor, enfermizo, ni buen marido ni buen padre, y apenas se ganó el respeto de unos escritores y editores que le apoyaron.

El puente O’Connell tal y como Joyce debió conocerlo (vía)

Dublinés es un libro bien ambientado, con preocupación por el detalle, un dibujo encantador (con gran maestría al recoger el rostro humano sin caer en la caricatura) y en general bien narrado, con una estructura viajera acorde con el autor y su obra principal. Es un libro ambicioso, que narra y ambienta muchas décadas de historia alrededor de una figura mítica muy apegada a la mitología literaria de un país al que el autor no pertenece. Permite también aprender mucho sobre Joyce y sus motivaciones, aunque tengo dos problemas con él. Creo que el autor se deja fascinar demasiado por el escritor que como hombre fue un desastre que causó bastante dolor. ¿Debe el genio suponer simpatía per se? Yo creo que admiración intelectual y artística y simpatía personal no son necesariamente lo mismo. Cierto es que varias de las peripecias de la vida de Joyce despiertan esa simpatía, subrayadas además por un supuesto hedonismo de cuya existencia no dudo, pero que seguramente no pudo ser tan grande. Me explico: mi segundo gran inconveniente con Dublinés es que creo que no consigue despertar el interés por la inmensa obra de Joyce, que parece interesarle al autor menos que su vida, cuando en realidad es la obra de Joyce lo que de verdad hace destacable a Joyce. Cierto es que el libro contiene azares literarios: libros rechazados, autores famosos con los que Joyce alternó, la infernal espera para poder publicar legalmente. Pero la obra en sí está ausente, y yo la creo necesariamente merecedora de un hueco, sobre todo si la comparo con las muchas viñetas dedicadas a los bares.

Puede que el problema surja del acercamiento al escritor biografiado por parte de quien conoce su obra. No lo sé, porque debo reconocer que he disfrutado la parte biográfica en su justa medida, y me ha proporcionado claves para entender mejor los libros (o el recuerdo que tengo de ellos) de Joyce, precisamente porque en un escritor vida y obra rara vez son disociables. Tal vez un lector que no conozca a Joyce ( y a quien recomendaría empezar por Dublineses y Retrato de un artista adolescente) no tenga este impedimento al no poder otorgar peso a la obra dentro de la vida, y pueda disfrutar aún más este cómic ágil y bien construido.


Alfonso Zapico (vía)













5 comentarios:

  1. He buscado más imágenes y los dibujos me parecen preciosos.

    Ulises es una de las obras por las que la intelectualidad que me rodeaba en su momento (aquellas transiciones…) me miró muy mal cuando dije que pasaba de terminarlo. Pero me parece muy interesante la cuestión de fondo que planteas. ¿Sería interesante su vida de no ser por su obra? ¿Dónde estaría el interés por un tipo “excéntrico y arrogante, juerguista y bebedor, enfermizo, ni buen marido ni buen padre, y apenas se ganó el respeto de unos escritores y editores que le apoyaron”? Sin su obra y su éxito posterior, seguramente ese interés no existiría.

    Por otra parte, reconozco que las historias de excentricidades sólo me gustan cuando implican osadía y descubrimiento a costa de uno mismo, no a la de los círculos de personas con las que se relacionan. Bucear en ellas me parece como sacralizar falsos mitos del talento y la creatividad a costa deloquesea.

    Es cierto que parece que la personalidad del caballero era, cuando menos, poderosa y subyugante, pero también que sin la rigidez de la sociedad de entonces (y el dinero del que disponía) quizá el resultado no hubiera sido el mismo.

    Estoy de acuerdo en que “en un escritor vida y obra rara vez son disociables”, pero eso también ocurre con los dictadores, aunque cueste reconocer los avances médicos de los tiempos de Hitler o nos guste admirar las pirámides.

    Lo que no dudo es que un tipo menos excéntrico, por más que su obra y su legado fueran de primera línea, no daría tan buena historia para un cómic. Como siempre, Goio, hay una historia o no la hay.

    ResponderEliminar
  2. yo creo que la vida de cualquiera, por anodina que nos parezca, puede encerrar una historia de interés si se sabe contar adecuadamente. Y ejemplos hay muchos. Hasta del aburrimiento hay que escribir con pasión, creo que decía Virginia Woolf en una cita que de vez en cuando me viene a la cabeza.

    También ha habido gentes en lo literario que se han comportado como Joyce sin haber alcanzado sus cotas, y en ese caso ni siquiera esa arrogancia y excentricidad parecerían estar justificadas, al menos en la vida, porque para la literatura se trata de perdedores que en general dan lugar a personajes estupendos.

    En fin, que yo creo que mi ligero resoplido ante Dublinés viene de que no profundiza en la verdadera excepcionalidad de Joyce, que es un personaje que sí la tenía, pero que queda a nuestra imaginación...

    Ay, las intelligentsias progres y sus imposiciones culturales. Ya me gustaría oírles hablar ahora del libro, lo que entendieron y lo que recuerdan de él. Por cierto, Ulises tuvo problemas de publicación porque se le consideró indecente, y un juzgado tuvo que resolver su publicación en EE.UU. No sé si fue también libro prohibido en España, ¿podría ser y que eso fuera la razón de tanta ansia por leerlo? Menudo chasco cuando lo consiguieran...

    ResponderEliminar
  3. "Hasta del aburrimiento hay que escribir con pasión" ¡Me gusta eso...! Me refiero a lo del aburrimiento porque pasión me sobra pero de tiempo para el aburrimiento no hay forma de encontrarlo. Y mira que creo que da buenas cosechas...

    ResponderEliminar
  4. "Dublinés" de Zapico es una correcta pero en exceso lineal biografía de James Joyce. Su autor se conforma con acumular datos, fechas y anécdotas sobre el autor irlandés de forma que parece que estemos leyendo un trabajo escolar más que una biografía con cierto ánimo crítico o innovador. El libro, entretenido y bien ilustrado por lo demás, se limita a compilar en lugar de a crear. Me parece muy excesivo el Premio Nacional de Cómic que se le concedió.

    ResponderEliminar
  5. Sí, lo del premio, cuando lo leí, también me pareció demasiado, aunque tampoco tengo un conocimiento grande de todo lo publicado en España en un año. Lo que dices me hace pensar en una cosa, que es probablemente el tipo de cómic que Joyce, como autor si lo fuere de cómics, nunca habría escrito, ¿no?

    ResponderEliminar