6 de marzo de 2012

Gente de la Edad Media (y un señor muy pesado de hoy en día)


Este libro, Gente de la Edad Media, tiene un buen tema (hablar de las personas comunes del milenio histórico conocido en Occidente como Edad Media), el enfoque es atractivo (la desmitificación del oscurantismo medieval mediante el continuo recurso a la personalidad humana) y las lecturas actuales pueden ser inquietantes. Y, sin embargo, todo se malogra por un autor, Robert Fossier, empeñado en manifestar su presencia, en invocar a historiadores, arqueólogos, semiólogos e interpretadores en general como testigos de su mejor punto de vista, y demasiado empeñado en el paralelismo entre los hombres comunes de la Edad Media y los actuales (que no dudo que pueda existir, pero que no debiera ser más importante que el tema en sí).

Desde un punto de vista académico/pedagógico, su lectura permite aprender mucho. No es habitual una descripción de la cotidianeidad medieval alejada de nobles, señores y curas, que gusta de centrarse en detalles prosaicos o aparentemente poco atractivos como la vida en el campo, las relaciones familiares comunes, o el diseño de las casas de la época. Aunque, para ser un libro científico, echo mucho de menos una bibliografía y un índice de temas.

Una vivienda campesina (vía)

Pero desde un punto de vista literario me siento algo sorprendido, un tanto decepcionado por el ego de Robert Fossier, profesor de la Sorbona y experto en lo medieval, y sus juicios aparentemente irónicos, además del soterrado conocimiento del autor que parece suponer que el lector tiene. Opción que creo equivocada en un libro de divulgación histórica para un público general. Y es una pena, el volumen está bien estructurado y las propuestas y explicaciones revelan conocimiento profundo, pero siempre vienen punteadas por un molesto dejo a los historiadores que digan lo que piensan u otros apuntes inesperados que hacen que finalmente Gente de la Edad Media sea un libro escrito por un señor muy pesado (digámoslo finamente). Aunque debo reconocer que es un buen volumen para quien quiera documentarse sobre la vida medieval. Les dejo con un ejemplo de las molestias causadas…

Después de los miles de millones de años que siguieron a la concreción de nuestro planeta en una esfera sólida a partir de los restos arrancados a la estrella, o de otro origen –poco importa aquí-, se sucedió una galería prodigiosa de seres vivos, de los cuales el ser humano parece ser el más moderno, al menos por el momento. Como es natural, sólo me intereso por aquellos que todavía nos rodean, en esta corta película de tiempo a la que denominamos la Historia. Por ello, dejaré a los paleontólogos y a los niños la labor de evocar las especies desaparecidas, inconcebibles y por lo general espantosas hasta llegar al ridículo, y que en la actualidad ilustran tantas simulaciones pueriles.

Robert Fossier, muy serio (vía)






4 comentarios:

  1. Qué pena... Cuando he visto el título ya me estaba disponiendo a ir a por él. Qué pena... me imaginaba algo distinto, ya sabes, más novelado… Es difícil encontrar buen ensayo al respecto que no entre en las profundidades plomizas de los historiadores franceses tipo Georges Duby o Michelle Perrot, por poner unos de los pocos ejemplos que puedo aportar…

    Gracias!

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  2. Y por lo que parece, pedante y despreciativo: “Por ello, dejaré a los paleontólogos y a los niños la labor de evocar las especies desaparecidas”

    Esa nociva “necesidad” de establecer paralelismos es lo que nos tiene tan encasillados clamando por la innovación. Una cosa es saber (y deber) referenciar y otra tratar de explicar lo que ocurre y lo que debe ocurrir con fórmulas recurrentes. Inexplicable que enfocándose a describir lo cotidiano (que es donde realmente evoluciona todo) lo estropee. Estoy de acuerdo contigo y con Manel, que lástima.

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  3. No conozco a esos autores, Manel, pero en efecto lo de este libro, que hace vocación de hablar de la gente común, es una pena. Más deuna vez, en el texto, suele criticar que los historiadores de la edad media han hecho mucho énfasis en el nacimiento de las ciudades medievales, en buscar en el mercadeo incipiente el inicio del capitalismo, y en el estudio de las estructuras de poder, cuando en realidad el 90% de la población estaba en el campo, era pueblo llano, y mantenía oficios relacionados con la naturaleza cuyas transacciones estaban muy lejos de lo que quieren ver esos historiadores. Y a mí este punto de vista me gusta mucho. Pero, francamente, lo malogra hasta la molestia!!

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  4. recuerdo haber leído, Isabel, hace tiempo, que hay autores empeñados en escribir para que se note que han aprendido algo en lugar de para que los lectores aprendan algo. Y aunque la formulación de este juicio tiene matices cuando hablamos de obras literarias o buscadamente artísticas, sí creo que es algo más o menos aplicable a los libros de divulgación, al ensayo, y a la ciencia. Este señor está demasiado escorado hacia lo primero...

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