Xammar fue coetáneo, amigo y colega de varios hombres de oro del periodismo español de los treinta: Chaves Nogales (su editor en ‘Ahora’ y que ha sido recientemente reeditado en España), Pla (con quien compartía algo que podemos llamar ‘catalanismo’), Maeztu, Camba, etc… Hombres de prosa abundante y fluída, de una lectura sencilla, directa y denotativa. Algo que Xammar, figura reverenciada por varios de ellos, y que cayó en el olvido como varios de sus colegas por no adscribirse con devación y sin análisis a ninguno de los bandos de la Guerra Civil, cumple con creces.
El conjunto de reseñas o columnas periodísticas no es género que precisamente me haya apasionado cuando lo he podido hojear. Incluso me parece aconsejable huir de los libros que usando este modelo publican Javier Marías o Arturo Pérez-Reverte, recopilando sus tantas veces falsarias e histriónicas columnas de suplemento dominical. Pero en este libro de Eugenio Xammar se conjuran varios hechos que hacen de su lectura una experiencia apabullante:
- Xammar está en y escribe desde la verdadera boca del lobo de la Historia del siglo XX. Y lo hace sin saber lo que viene después, sin tener la representación del nazismo y sus consecuencias en la cabeza. Mediante crónicas objetivas, Xammar asiste a la desintegración progresiva de un régimen democrático por una dictadura ascendida electoralmente al poder, y cuya ideología nacionalista racial y expansiva va infiltrando sin pausa el fantasma de la guerra en Europa
- las crónicas son un modelo de prosa objetiva sin artificio ni aparatosidad, a pesar del control sobre la prensa extranjera que ejerce el régimen, y de que Xammar entiende bien los mecanismos de censura del sistema. No por ello se deja la ironía en el camino, sutil y acertada, ni un estilo que en verdad traiciona los objetivos que él mismo da a su profesión: la ‘descripción de los hechos’ que aparentemente explicita. Más que un estilo descriptivo o neutral, se trata de dar el mensaje verdadero entre las líneas que reflejan calma y reflexión, frente a la grandilocuencia exaltada nazi (o la marxista, que también comparece)
- Xammar escribe para España, para la España de la República que tenía fresca la experiencia de la absurda dictadura de Miguel Primo de Rivera. Sus crónicas terminan obviamente en julio de 1936, unos días antes del golpe franquista. Pero la ironía de analizar Alemania como dictadura desde la perspectiva ‘demócrata liberal’ de España es una impresión fuerte de la Historia para el lector.
- las abstrusas maniobras políticas para acaparar el poder internamente en Alemania (noche de los cuchillos largos, legislación contra judíos, eugenesia, incendio del Reichstag, control de prensa, anulación ‘legalista’ de la Constitución de Weimar, y la constante labor del Ministerio de Propaganda reforzando los anunciados y esperados discursos del Führer) se alternan con la entrada brutal de la Alemania de entreguerras en la política internacional (abandono de la Sociedad de Naciones, denuncia del Pacto de Locarno y petición de igualdad de los derechos militares decididos en Versalles, para acabara en la primavera del 36 con la militarización de Renania, dando lugar a un relato histórico arrollador, del que sólo se pueden esperar más páginas, lamentando que éstas tuvieran que acabar en 1936, cuando desde el futuro sabemos que empezaba lo más crudo del invierno. Xammar era el hombre adecuado en el momento justo, pero la Historia (en general, y el franquismo en particular) nos escamoteó que pudiera seguir siéndolo, y que nos contara la mayor de las guerras desde su epicentro.
El conjunto de reseñas o columnas periodísticas no es género que precisamente me haya apasionado cuando lo he podido hojear. Incluso me parece aconsejable huir de los libros que usando este modelo publican Javier Marías o Arturo Pérez-Reverte, recopilando sus tantas veces falsarias e histriónicas columnas de suplemento dominical. Pero en este libro de Eugenio Xammar se conjuran varios hechos que hacen de su lectura una experiencia apabullante:
- Xammar está en y escribe desde la verdadera boca del lobo de la Historia del siglo XX. Y lo hace sin saber lo que viene después, sin tener la representación del nazismo y sus consecuencias en la cabeza. Mediante crónicas objetivas, Xammar asiste a la desintegración progresiva de un régimen democrático por una dictadura ascendida electoralmente al poder, y cuya ideología nacionalista racial y expansiva va infiltrando sin pausa el fantasma de la guerra en Europa
- las crónicas son un modelo de prosa objetiva sin artificio ni aparatosidad, a pesar del control sobre la prensa extranjera que ejerce el régimen, y de que Xammar entiende bien los mecanismos de censura del sistema. No por ello se deja la ironía en el camino, sutil y acertada, ni un estilo que en verdad traiciona los objetivos que él mismo da a su profesión: la ‘descripción de los hechos’ que aparentemente explicita. Más que un estilo descriptivo o neutral, se trata de dar el mensaje verdadero entre las líneas que reflejan calma y reflexión, frente a la grandilocuencia exaltada nazi (o la marxista, que también comparece)
- Xammar escribe para España, para la España de la República que tenía fresca la experiencia de la absurda dictadura de Miguel Primo de Rivera. Sus crónicas terminan obviamente en julio de 1936, unos días antes del golpe franquista. Pero la ironía de analizar Alemania como dictadura desde la perspectiva ‘demócrata liberal’ de España es una impresión fuerte de la Historia para el lector.
- las abstrusas maniobras políticas para acaparar el poder internamente en Alemania (noche de los cuchillos largos, legislación contra judíos, eugenesia, incendio del Reichstag, control de prensa, anulación ‘legalista’ de la Constitución de Weimar, y la constante labor del Ministerio de Propaganda reforzando los anunciados y esperados discursos del Führer) se alternan con la entrada brutal de la Alemania de entreguerras en la política internacional (abandono de la Sociedad de Naciones, denuncia del Pacto de Locarno y petición de igualdad de los derechos militares decididos en Versalles, para acabara en la primavera del 36 con la militarización de Renania, dando lugar a un relato histórico arrollador, del que sólo se pueden esperar más páginas, lamentando que éstas tuvieran que acabar en 1936, cuando desde el futuro sabemos que empezaba lo más crudo del invierno. Xammar era el hombre adecuado en el momento justo, pero la Historia (en general, y el franquismo en particular) nos escamoteó que pudiera seguir siéndolo, y que nos contara la mayor de las guerras desde su epicentro.
Nada, otro que me apunto. Además 115 páginas se tienen que leer en un ti-tá (con el que estoy ahora va casi por las 4.000 y subiendo, que faltan tomos por salir). Yo hace poco estuve leyendo unos libros sobre la implantación del cine en euskadi, con abundantes reseñas de los periódicos de la época, y me he quedado enamorado del lenguaje periodístico de principios de siglo.
ResponderEliminarpero son algo más de 115 páginas, eh, que no sé de dónde sacas el dato... Puedo pasarte el libro del moderator, si él da su visto bueno, ya que es un volumen de hace un lustro y como mucho podrás encontrarlo en bibliotecas.
ResponderEliminarqué andas leyendo de semejante longitud, criatura?
Era lo que ponía en la web de la casa del libro. Yo estoy ahora con la Canción de Hielo y Fuego, en el tercer volumen de siete (4 publicados, el quinto al caer, serie de HBO en preproducción) tras mucha recomendación del Lector Constante, Beebop, mi cuñá, aina... Dragones, caballeros, cliffhangers en cada capítulo, tacos, y mucho sexo. Si Proust llega a meter eso en su Búsqueda del Tiempo Perdido la gente le leería más
ResponderEliminarPues yo voy a intentar también buscarlo. Como siempre, tus crónicas libreras son estupendas. Sus autores (los que te gustan, claro), te estarían muy agradecidos.
ResponderEliminarEn realidad son poco menos de 400 paginas. Acantilado ha publicado posteriormente una recopilacion de articulos anteriores (correspondena a su estadía berlinesa de 1922 a 1924) titulada 'El huevo de la serpiente' y ojo, porque han empleado la misma foto de portada solo que con un virado rojo.
ResponderEliminarbuscaré ese huevo y esa serpiente, pueden estar muy bien si es que por un casual el hombre también disfrutó de la noche berlinesa, ja. Gracias de nuevo por la recomendación.
ResponderEliminargracias mil, silvia, por los comments. Debería enviarlo a los autores? No sé, no sé...
jonathan: debes recordar que proust se atrevió a titular su cuarto volumen 'sodoma y gomorra'. Se atrevería a tanto el colega ese??