2 de diciembre de 2025

La vida de la Nobel

 

Tiene varias cosas sorprendentes Los años, el primer libro de Annie Ernaux que leo. Ernaux fue premio Nobel en 2022, y practica siempre, al parecer, una literatura del yo “diferente”. Los años es una especie de autobiografía completa, escrita en primera persona del plural (no hay yo, hay “nosotros”) y tercera persona cuando habla de sí misma, en la que lo íntimo y lo sociopolítico se entremezclan, y que es difícil desligar del anhelo de realizar un retrato generacional e histórico.

Pero lo más sorprendente del libro es que explique su diseño, estructura, estilo e intenciones en sus últimas páginas. Que la autora acaricia la idea de hacer un libro de su vida y que lo ha iniciado es algo que va apareciendo en el texto cuando ya es una mujer madura. Pero en esas páginas finales mencionadas en realidad parece escribir la mitad del contenido de cualquier crítica o reseña del volumen, y no ha dejado al espíritu analítico del avezado crítico que descubra sus intenciones y estructuras más allá de la superficie del texto que el volumen contiene. En cierto modo, me parece una pequeña genialidad no exenta de egolatría; tal vez por ello mismo.

Los años se estructura a partir de fotografías. La autora parte para cada capítulo del libro de una imagen de su vida, fotografías en que aparece sola o acompañada, y que siempre tienen en el dorso el lugar y el año en que se tomaron. La imagen y la información desatan no tanto el recuerdo como el pulso narrativo: qué lugar es, qué se hacía al tomar la foto, la edad de la protagonista, cómo eran los tiempos, si había acciones familiares en marcha, o si ya iba a la escuela, la universidad o el trabajo, bien en el campo, del que es originaria Ernaux, bien en la ciudad. Ernaux nace en la guerra (1940), vive la posguerra, el impacto de la guerra de Argelia, la Revolución de Mayo del 68, la presidencia de Mitterrand, el atentado de las Torres Gemelas, y el crecimiento de la ultraderecha. El libro no llega a la última década francesa tan agitada, que cualquiera diría que el país desea acaparar una historia de la que a nivel global ya no es protagonista primera.

Los recuerdos de Ernaux son más colectivos que personales, especialmente en las primeras décadas, ya que al final del libro abundan más los episodios familiares. El sentido colectivo del texto por el uso del plural en primera persona es un recurso efectivo, dando idea de clase, generación y pertenencia. A la vez, impone una idea determinada de la vida del país, y presenta una ficción de convencionalidad de un tipo de vida: Francia, parece decirse, era así.

Además de este rasgo, el estilo huye de lo narrativo convencional de la autobiografía al uso, con continuidad de recuerdos que narren episodios concretos de planteamiento y desenlace tópicos, sino que existe una construcción de elementos en progresión, la construcción tal vez de una vida, y un cúmulo emotivo más que narrativo. Por el camino queda la sensación de una honestidad diferente, diría que convencida de su sentido de la pertenencia a un "nosotros/nosotras" no definido del todo. Pero, también por el camino, se desliza un genio descriptor de sensaciones que creo es su gran valor; sirva a modo de ejemplo este párrafo en que descubre, hablando de sí misma en tercera persona, su relación con un amante treinta años menor que ella, que ya frisa los sesenta:

"Cuando se pone a pensar, sabe que el elemento principal de su relación, en lo que la concierne, no es sexual: ese muchacho le sirve para revivir lo que ella no habría creído revivir un día. Cuando la lleva al Jumbo a comer, cuando la recibe con los Doors, y cuando hacen el amor en un colchón tirado en el suelo en su estudio helado, ella tiene la impresión de interpretar escenas de su vida de estudiante, de reproducir momentos que ya han tenido lugar. Ya no es la misma verdad y al mismo tiempo esa repetición es la que presta realidad a su juventud, a sus primeras experiencias, a las <<primeras veces>> que, en medio del estupor de su irrupción, carecían de sentido. Tampoco lo tienen ahora, la repetición colma al vacío y aporta la ilusión de algo cumplido. En su diario: <<me ha arrancado a mi generación. Pero yo no estoy en la suya. No estoy en ninguna parte en el tiempo. Es el ángel que resucita al pasado, que te vuelve eterna>>.

Aunque el libro me ha parecido excelente, confirmo dudar sobre seguir con más textos de Ernaux, pues parece que el registro debe ser el mismo en toda su obra. Se agradecen recomendaciones, por supuesto.