Según la nota que el autor incluye al final de este libro, los
diez relatos que componen Física
familiar, de Jon Bilbao, se dividen en tres apartados por su origen
diverso, desde relatos inéditos a una versión revisada de su primer libro,
pasando por relatos aparecidos en otras antologías. La gran mayoría de ellos
versan ciertamente sobre relaciones familiares, aunque no todos. El primer
relato da sentido directo al título del libro, pues juega con el principio
de incertidumbre (aunque confundiendo el nombre propio de su formulador) en
una acertada comparación sobre la imposibilidad de conocerlo todo de otra
persona, especialmente de tu pareja.
Dado que el libro cubre en principio varios años del proceso
de escritura de Jon Bilbao, puedo aventurarme a ver intereses constantes que
también encuentro en los otros libros que he leído de él, Shakespeare
y la ballena blanca, y Padres,
hijos y primates: las grietas en la joven familia burguesa
aparantemente triunfadora, o el poder de la naturaleza como fuerza que amenaza
la supuesta civilización, encarnada en más de una ocasión en animales que no se
comportan como los humanos esperan. Bilbao es un especialista en relatos y Física familiar es el primer libro de
relatos que leo de él, pero tengo pendientes el más antiguo Bajo el influjo del cometa y el más
reciente Estrómboli. En ocasiones
trabaja la parábola de una manera clara, pero lo que más me ha gustado en
varias de las historias de Física
familiar es cierta relajación del conflicto que un relato corto siempre
necesita, en principio en abundancia, para acabar en pequeños anticlímax de gran
inquietud.
Jon Bilbao escribe con un estilo sencillo y en general narrativo
sin complicaciones. Su fuerza está en el manejo del ritmo del relato y en el
subtexto de la historia, surgidas de una evidente lucidez en la observación
social y familiar, que no necesita de ironía para subrayar su valor. Hoy tiene
mucho campo desde el que alimentar este interés, desde luego. Lo mejor es que
se está convirtiendo en un autor familiar. ¡O tal vez eso no es lo mejor,
precisamente!
Jon Bilbao, fotografiado por Markus Rico (vía)