23 de agosto de 2016

De Madrid al cielo


Apunta bastante alto Óscar Esquivias con la opción con la que decide terminar la trilogía que se iniciaba con Inquietud en el paraíso y seguía con La ciudad del Gran Rey: no tanto por la abrupta ruptura de la continuidad de ambientación y personajes de las dos primeras novelas, sino por la manera en que Esquivias decide informar, a mitad de novela, de la realidad de sus propuestas fantásticas de las novelas anteriores. Este informe adopta la forma de carta de un lector, y suena real. La opción en sí es literariamente quijotesca: alguien apela al autor de las partes anteriores, y el autor responde en su obra nueva.

Admite el autor en una nota que no era fácil –especialmente para el editor- que Viene la noche rompiera tanto el relato, aunque esto no sucede con el tono. Se ambienta en el Madrid del cambio del año 2006 a 2007, con la sombra de los atentados del 11M por detrás y el terrorismo de ETA, y su protagonista es Benjamín Tobes, un jubilado del barrio de Tetuán, con un papel importante también de su hijo Jaime, escaparatista, y su nuera Sara, enfermera en una maternidad. La vida durante unos meses de esta familia lleva consigo también costumbrismo algo desfasado (sobre todo por el carácter tan atractivo como fuera de su tiempo de Benjamín) y retrato no tanto de una ciudad como de un barrio. La capacidad humorística de Esquivias está presente con su uso inteligente de la réplica, aunque de nuevo existe una corriente dramática y amarga.

Atentado de la T4 de Barajas (vía)

En teoría, Viene la noche corresponde al Infierno, pero las alusiones son, en principio, menos presentes que en las novelas anteriores. En cierto modo, este infierno moderno puede ser una alusión al terrorismo (pero es dudoso) o a la sangrante memoria histórica española (porque tal vez sólo podamos explicarnos la Guerra Civil con una fantasía como la de Dante), pero no existen subrayados (ni siquiera entre paréntesis). En el libro debiera haber un Virgilio que guíe al autor, y ese sólo podría ser Benjamín, pero este sufre un gran desconcierto personal ante el desmoronamiento inesperado de su familia, un estado en cuya descripción Esquivias alcanza una cota emotiva significativa. Benjamín es un castellano recio, de hablar preciso y juicio conciso, a veces severo y a veces divertido, casi siempre irónico, que cualquier hijo de castellanoleonés reconocemos con facilidad. Su dolor, su pasmo, ante la noticia que su hijo le da, me permite identificar un rasgo nuevo de los ancianos, entendiendo por tales aquellos que consideran firmes los asientos de su vida, ante el desconcierto de la modernidad. Interpreto también una lectura sobre el coming out de lo más sugerente, que en mi opinión –o en mi lectura- completa el círculo del destino del pobre Ricardo Gorostiza de manera muy sutil.

Óscar Esquivias (vía)


(Gracias definitivas a @vonpatata por la buena mandanga de esta trilogía tan disfrutable)

12 de agosto de 2016

Y mientras tanto, en Euskadi… Capítulo III


Tras la lectura de la primera parte de la historia del EAJ-PNV, que abarcaba desde su fundación al inicio de la Guerra Civil, he optado por el volumen que dos de sus autores, Santiago de Pablo y Ludger Mees, publicaron recogiendo un conjunto de la historia del partido hasta 2005, pero en el que sólo he leído los capítulos posteriores a 1936. Se trata de un libro más resumido, en el que la profusión de notas del tomo anterior ha desaparecido, y en el que también se ha caído uno de los tres autores.

El libro resulta más dinámico, aunque sin duda ayuda que el relato se acerca a los tiempos actuales, en los que existe también una mayor inmediatez en el recuerdo del lector. Pero, no obstante, este volumen incluye el largo desierto de la dictadura franquista, en el que la influencia del partido en la política vasca lógicamente se diluye hasta casi desvanecerse, y aunque sigue existiendo una intrahistoria profusa que los autores analizan con detalle, su peso práctico –e incluso su sombra sobre los años posteriores- es tan escaso que el interés también se resiente. La opción es distinta a la de Eguiguren en su libro sobre el socialismo vasco, en que este período se resume grandemente (casi hay más presencia de Indalecio Prieto en esos años en este libro, por su plan de intentar acercarse a una opción monárquica para recuperar la democracia, que, aunque quedó aparcado en su tiempo, resultó premonitorio).

Logos PNV (vía)

El devenir pendular del EAJ-PNV que los autores proponen en su (espléndido) título se confirma en el conjunto de años considerado, de 1936 a 2005. Curiosamente, en un partido con una historia plagada de escisiones, su eje entre pragmático y rupturista no parece ser el inicio de las dos principales escisiones de este periodo: la de ETA (que los autores presentan como un choque inicialmente generacional por parte de juventudes que los viejos jelkides del período republicano ya no entendían y a los que apenas escucharon, y que luego derivó en la lucha armada), y la de EA (un conflicto en apariencia sujeto a la organización territorial interna del territorio y/o del partido que camuflaba un choque homérico de liderazgos entre Xabier Arzalluz y Carlos Garaikoetxea). Durante la dictadura, el PNV tuvo una influencia importante en la política nacional, tal vez la mayor de su historia, donde la figura y relaciones internacionales especialmente del lehendakari José Antonio Aguirre resultó de importancia en las finalmente frustradas posibilidades de recuperar la democracia (en principio, republicana) en España. En democracia, su desapego y apego hacia los gobiernos centrales continúa esta cierta lógica (que la ausencia del partido en la ponencia constitucional le ha permitido explicar/justificar durante décadas), aunque el libro se para en 2005 (con Josu Jon Imaz como presidente aún del EBB), con los autores preguntándose si el péndulo se pararía por fin en su lado rupturista, dadas las iniciativas de Ibarretxe en aquel momento. En los once años transcurridos ya hemos visto que no, aunque los motivos y motivaciones, y su explicación, pueden ser variados.


José Antonio Aguirre, 1939 (vía)

De nuevo, el libro, como en el caso anterior, es interesante y fácil de leer. La dureza de los años de la dictadura se compensa con la agilidad de los años de la democracia, pues su devenir influye de manera clara en los momentos actuales, aunque el análisis en perspectiva histórica no pueda ser tal por la falta de conocimiento de documentos e intrahistoria (los autores lo reconocen también así). De nuevo podrían ser necesarios algunos perfiles personales en mayor profundidad (un político de las características y relevancia de Arzalluz casi lo exige; el propio de Aguirre tampoco es excesivo; y a Irujo, Monzón, Ajuriaguerra o Leizaola ya resulta difícil ponerles cara…), pero los autores no han deseado este tipo de acercamiento.

Arzalluz, Benegas y Suárez el día de la aprobación del Estatuto de Autonomía (vía)

El posicionamiento de los partidos políticos vascos (nacionalistas o no) frente al terrorismo de ETA, su motivación y su relación con los acontecimientos históricos, es el mayor conflicto real que ha vivido la política vasca en el último medio siglo. El análisis ético de esta posición no existe de manera profunda en este libro (sólo hay los apuntes debidos sobre lo tardío y laxo de la condena al mismo por parte del PNV durante años, a pesar de que sus militantes han formado parte de los acosados y asesinados por las diferentes facciones del terrorismo vasco), ni en el de Eguiguren. Esta serie de lectura debe seguir por tanto por conocer esos hechos. A ello llegaremos.


Santiago de Pablo (vía) y Ludger Mees (vía)