Me resulta algo… no sé si curioso, si intrigante, o si
preocupante, acudir a una biblioteca, y al buscar la historia de los partidos
políticos en el País Vasco encontrarme con una ingente literatura sobre el PNV
y una tan escasa sobre el PSOE. Cierto es que la explicación del nacionalismo
tanto en su propia tierra como fuera de ella es un fenómeno entiendo que más
interesante (y vendible), por las especificidades que cada uno tiene
(reforzadas por el subrayado cultural, normalmente unívoco), y, en cierto modo,
por la necesidad de un mayor entendimiento del mismo en términos históricos.
Pero bien observado, esta falta de literatura de historia política es un
riesgo. El caso es que buscadas a nivel de catálogo de biblioteca bilbaína
historias digamos concretas al menos de los partidos que históricamente han
practicado el nacionalismo y el socialismo en el País Vasco, PNV y PSOE,
partidos presentes hace más de cien años y determinantes en varias épocas
históricas, sólo aparece este libro de Jesús Eguiguren (que obviamente no es un
analista exterior), Historia del
socialismo vasco, (1886-2009). Puede que haya otros, tal vez más
específicos por épocas, o más generalistas en historia política, y entiendo que
en bibliotecas más especializadas (en las universidades, claro), así será. El
libro, único ejemplar en todas las bibliotecas, llevaba años sin que nadie lo
leyera.
Indalecio Prieto en 1936 (vía)
Así que cuando Eguiguren comienza a hacer su estudio
histórico casi es irónico que hable de escasez de fuentes. Él se refiere sobre
todo a los primeros congresos y reuniones de las agrupaciones, al conocimiento
del pensamiento primigenio del partido, y a poder narrar su devenir incluso más
allá de las publicaciones (La
Lucha de Clases, El
Socialista) y de las actas al parecer no completas de congresos y
reuniones. Lo que sigue, especialmente hasta 1936, es apasionante: el
desarrollarse incipiente de la militancia socialista, sindicalista y juvenil (y
al relación entre todas) en las cuatro tan diferentes provincias, el nacimiento
de agrupaciones y federaciones, la relación de la afiliación con el modelo
industrial del país y la distinción entre los sectores minero y metalúrgico al
considerar la acción sindical, las diferencias entre el socialismo
vascoparlante de Eibar y el castellanoparlante de la margen izquierda, la búsqueda
de la conjunción con los republicanos, la escisión tras la aparición del
comunismo después de la revolución soviética (¡el PCOE!),
o las actitudes antagónicas en la Dictadura de Primo de Rivera y en la Segunda
República. Así, es un estudio bastante exhaustivo de la época que va desde la
fundación de las primeras agrupaciones del PSOE en Bizkaia (1886) hasta el
inicio de la Guerra Civil, y resulta más sorprendente por desconocido, y por
explicativo también de la trayectoria más cercana, la que nace con la
transición y hasta que Patxi López alcanza la Lehendakaritza en 2009, punto
final del libro. Esta parte sin embargo es menos exhaustiva, y su carácter
parece más cercano a cierto reportaje profundo que al análisis en términos
históricos tal vez aún no posibles; la cercanía histórica permite además
entrever la ausencia de detalle en muchos episodios.
Tomás Meabe, en el perfil nietzscheano que le pintó
Alberto Arrúe.
Prolijo en argumentos y notas, y en el uso de la bibliografía disponible, y desgraciadamente premioso
en ocasiones por sobreabundancia, trufado además de errores tipográficos y
gramaticales increíbles (que hacen pensar que faltó un editor profesional), resulta más que interesante constatar a partir de los semblantes biográficos (Indalecio Prieto,
Francisco Perezagua, Tomás Meabe…) y de sus posturas tan a menudo enfrentadas
en lo que ahora llamaríamos almas de
un partido, cómo las personas definen las relaciones y el éxito de las corrientes en los partidos, y cómo el
PSOE, en cierto modo, ha sido siempre así, incluyendo sus momento actuales.
Existe también una apasionante dialéctica histórica entre la aparición
del socialismo vasco en su contexto histórico en relación también a la
aparición del nacionalismo incipiente de la época –algo que se nota que a
Eguiguren le obsesiona dentro de su propia posición personal al respecto-, y el
devenir histórico posibilista que arrastra el PSOE, especialmente a partir de
Indalecio Prieto. Y tal vez por la negación de la política que muchas veces
hemos hecho como ciudadanos comunes (algo que en el País Vasco reciente se ha
alimentado de factores exógenos a la práctica política normal), no deja de ser ilusionante
descubrir la propia historia del país encerrada en lo que es uno de sus
actores. Se impone por ello buscar la de los demás…
Jesús Eguiguren (vía)