Durante muchos años, en la estantería de libros de historia
de la familia, estuvo este libro de Stanley G. Payne, Falange. Historia del fascismo español. Un libro que yo sabía histórico (se publicó en París en 1965
en una editorial del exilio cuando el autor tenía sólo 31 años, aunque la
edición en casa pertenecía a una colección de libros de historia editada en
1985, donde compartía autoría con gente como Claudio Sánchez Albornoz, Hernán
Cortés, Alfred J. Toynbee o Leon Trotsky), y que imaginaba revisionista dadas
las peculiaridades de la Falange como movimiento fascista de los años treinta.
Con los años no he seguido la pista de este hispanista norteamericano, hasta
que hace poco oí que había hablado o escrito en favor de Pío Moa. Sí, resulta
ser uno de los historiadores que no ha denostado todas sus conclusiones, en una
especie de competición en la que otros hispanistas como Henry Kamen o Hugh
Thomas parecen coincidir en parte, pero no así Paul Preston y la gran mayoría
de historiadores españoles, que es público y notorio que han denunciado no sólo
sus trabajos, sino también sus formas. Wikipedia lo explica así al día de hoy. Payne
publica en ABC y El Mundo.
Dionisio Ridruejo (vía)
Una polémica como esta podría enturbiar el juicio que este
libro estupendo merece. Pienso en Stanley G. Payne viajando a España a finales
de los cincuenta y entrevistándose con los camisas
viejas de la Falange que aún vivían y además querían hablar del nacimiento,
crecimiento y vampirización del fascismo ideológico en España, recogiendo las
demás fuentes de interés y escribiendo esta tesis doctoral, y denoto un gran
interés en el proceso. Las conclusiones de su libro no son precisamente
favorables para el franquismo, en todos los sentidos debidos, pero sí una
explicación de las razones de su triunfo no ya en la Guerra Civil contra la
República, sino en el propio sindiós que eran las fuerzas políticas de la
derecha, que, contrariamente a lo que suponemos, ni estaban monolíticamente
unidas en lo político ni en lo social, ni se tenían un especial respeto que
digamos. El franquismo diluyó todas esas facciones bajo la necesidad de la
guerra contra el enemigo común (ya saben, el comunismo, el anticlericalismo, los
nacionalismos disgregadores) y con la fuerza militar de un ejército que tuvo la
suerte de que su ayuda exterior se inmiscuyó menos en la política de su facción
que en el otro bando, y salió de ella en un vacío ideológico que sin dar lugar
a un régimen monárquico ni nacionalsindicalista, ni mucho menos carlista, agotó
a todos ellos en el esfuerzo bélico, prescindió de los mismos cuando fue
necesario (por ejemplo, cuando el nazismo decayó en Europa), y aplicó una tabla
rasa común de Iglesia Católica y unidad nacional sin más que sobrevivió
cuarenta años bajo una represión militar aferrada a un hombre sin atributos.
Ramón Serrano Suñer (vía)
Aunque el libro no lo exprese así, la Falange en toda esta
historia parece un tonto útil. Un partido surgido de varias personalidades que
aunaron una ideología fuertemente nacionalista, que preconizaba la necesidad de
un carácter autoritario del poder para asegurar la continuidad de la nación
favoreciendo un sindicalismo nacional que impidiera a las fuerzas obreras caer
en la lucha de clases, pero eliminando los privilegios de las clases económicas
desarrolladas, incluyendo el poder económico, la monarquía, y la derecha de
clase tradicional que se aprovechaba de las estructuras políticas y económicas.
Y del mismo modo que la personalidad inexistente de Franco delimita en la
Historia el alcance de las opciones nacionalistas y totalitarias en la
postguerra europea, la figura de Jose Antonio Primo de Rivera, dibujado como un
personaje contradictorio, define con su personalidad las características de
estos movimientos imposibles. Él era hijo del dictador Miguel Primo de Rivera,
por lo que no soportaba personalmente a los monárquicos ni a las fuerzas de la
derecha que le dejaron caer y le despreciaron. A la vez, creía en un destino
histórico nacional e intentó con denuedo acercarse a las fuerzas obreras a
explicar su visión del sindicalismo (el libro recoge sus buenas relaciones con
Indalecio Prieto, por ejemplo, que no obstante rechazó pactar con la Falange),
puesto que sin ellas no podría realizarse dicha construcción. Mantenía además
un círculo literario, era brillante en sus discursos, y, para la buena suerte
del franquismo, murió en el momento adecuado para ser convertido en mártir de
una nación y no de un partido que estaba en construcción en medio de una guerra
(a cuyo desatamiento había contribuido, pero no menos que otros), que crecía
como la espuma en afiliados que no sabían siquiera explicar su propia
ideología. Algo que resulta si uno lo piensa razonable, dado lo demencial que
por momentos era semejante pensamiento.
Onésimo Redondo (vía) fue fundador de las JONS. Murió en la
Guerra Civil en una emboscada tras confundir (según Wikipedia) a
militantes falangistas con anarquistas de la CNT por el parecido de sus
banderas
Sin duda, la historia española de los años treinta del año
pasado es apasionante, por cruda y terrible que en efecto fuera –o tal vez por
eso, claro-. Este libro no es una historia de la república ni de la guerra
civil en sí, pero sí un espejo de las mismas a través de los manejos que la
Falange intentó y que sobre ella se realizaron. Tiene lo que creo un valor
histórico indudable, al recoger personalmente los testimonios directos de
varios de los participantes en los hechos en un momento en que aún era posible,
y aplicando lo que parece debida objetividad a los intereses encontrados de
reconocimiento histórico que tales personajes se atribuyen. A la vez es un
libro ameno, con profusión de acontecimientos y puntos de vista, un repaso pormenorizado de facciones y posicionamientos que acabaron bajo la bandera falangista, y un
continuado interés en los perfiles psicológicos de los personajes principales
de la función: Jose Antonio, Franco, Serrano Suñer, Manuel Hedilla o Dionisio
Ridruejo, etc... Creo que es un logro conseguir mantener la intensidad en sus tres
partes principales (República, Guerra Civil, Franquismo) al hablar del
movimiento falangista, y que el libro contiene en sí todo lo necesario para
entender mejor cincuenta años de historia de la derecha española.
Stanley G. Payne (vía)