Amigos de los que me quedan en la ciencia me regalaron este
cómic que narra la vida de Richard Feynman, un físico teórico ganador del
Premio Nobel de Física en 1965 y que, para mi vergüenza, no conocía. Digo mi vergüenza porque después me he ido
enterando de que se trata de un hombre casi venerado en l sector, no sólo por
sus estudios reveladores en Electrodinámica Cuántica, sino por su capacidad
educativa y divulgativa, que dio lugar a exitosas giras de conferencias y
diferentes publicaciones de las mismas, además de ser uno de los más jóvenes
jefes de equipo del laboratorio de Los Álamos que desarrolló la bomba atómica
en los años 40, o de participar en la mediática investigación de las causas del
accidente de Challenger en 1986. Su vida está llena de múltiples anécdotas más,
arrastrada por una gran curiosidad y su capacidad de visión diferenciada de
cualquier situación bajo estudio.
Richard Feynman (vía)
Feynman es un cómic
biográfico que alcanza cotas hagiográficas de pura admiración que destila el
guión, que dulcifica los puntos oscuros del personaje, convierte de continuo
cierta arrogancia en humildad, pero que tampoco rehúye las explicaciones
científicas del trabajo del biografiado. Para ello escoge una estructura algo
cáotica, de pequeños capítulos de 2 ó 3 hojas por término medio, que pueden
transcurrir en diferentes décadas (dentro del mismo capítulo), aunque existe
una línea general que parte de su infancia y juventud (al principio) hasta su
muerte. La opción del salto en el tiempo quiere reflejar que este es una
dimensión en que las partículas estudiadas por Feynman pueden moverse
libremente. Los capítulos además no vienen divididos en páginas, sino que
pueden empezar en cualquier momento, incluso en medio de una viñeta. La idea es
brillante, incluso desde el punto de vista de teoría del cómic pero también agotadora, y deja un poso algo deslavazado.
Feynman, el personaje, no me ha agradado en exceso. Tal vez
la unanimidad de autores y personajes (incluido el propio Feynman, que es el
narrador del libro) hacia él sea tan excesiva que convierte su brillantez en
pesadez, por no decir solipsismo y falsa modestia. Hay un momento de lectura
avanzada la primera parte del cómic en que se produce algo de confusión añadida
por causa del dibujo poco definido que no distingue entre varios de los
científicos protagonistas (algunos muy reputados y conocidos) que comparecen en
varias coyunturas que resultan anodinas por falta de concreción dramática y de
integración en la narración. Son situaciones yuxtapuestas que merecían un mejor
acabado general y un mejor aprovechamiento dramático. El pulso mejora,
brevemente, en la presentación de algunas conferencias (casi) completas de
Feynman al final del libro. Pero da la sensación de que si hay algún mérito en
ello es de Feynman y no de los autores del cómic.
Jim Ottaviani (en la foto vía) es el guonista del cómic. El dibujo es obra de Leland Myrick y el color de Hilary Sycamore