30 de octubre de 2010

Atentado

Martin Amis es uno de esos llamados intelectuales que podríamos decir interesados/comprometidos con la actualidad de su tiempo. Parece que además, con la edad, no acaba de encontrar la ficción necesaria para una nueva novela. Amis comenta en este El segundo avión. 11 de septiembre: 2001-2007, que no hay escritor contemporáneo cuyo trabajo no haya podido ser afectado por el 11S. De su shock particular surge este volumen, compendio de artículos periodísticos, ensayos, relatos de ficción y hasta somera crítica de cine, todos ellos alrededor del 11S, sus razones, sus causas, y su impacto, y que sigue el gusto de Amis por describir la realidad que le impacta.

Martin Amis fotografiado por Bernardo Pérez (via)

Aunque es interesante ver la evolución del pensamiento de 2001 a 2007, con el desplazamiento progresivo del problema bajo estudio del 11S en sí a Irak y su invasión, me resultan más atractivas sus reflexiones sobre el Islam, un reflejo claro de la contradicción que encara Occidente cuando enfrenta su moral y su necesidad, y en especial su breve historia del islamismo nacido de la pluma del egipcio Sayyid Qutb, no sólo expuesto con claridad sino implicándose literariamente, por así decir.

Sin embargo, para mí lo mejor del volumen son precisamente las dos historias de ficción, en las que creo que Amis escribe a gran altura. Una de ellas, En el palacio del fin, recuerda a los excelentes relatos que Amis recogió en Mar gruesa, donde se subvertía la realidad, y las minorías y mayorías intercambiaban papeles y se veían obligadas a mirarse en espejos nuevos. Aquí, los dobles del hijo de un dictador presuntamente moribundo (un presumible Saddam Hussein) se ven obligados a no sólo representar a su sátrapa sino a sufrir sobre sí mismos los deterioros de su cuerpo (atentados, entiéndase) e incluso llevar la gloriosa vida (sexual, entiéndase) que debería llevar el líder supremo aunque no pueda. Aquí la realidad se materializa necesariamente en personaje secundario que ha de imitar a un ignoto y desaparecido actor principal, pero, además, se compara de continuo consigo misma.
7 u 8 dobles de Saddam (via)
El segundo relato, Los últimos días de Mohamed Atta, imagina los días 10 y 11 de septiembre de 2001 desde el punto de vista del líder del grupo terrorista y piloto que estrellara el primer avión contra la torre norte. Ni es (obviamente) amable ni comprensivo con Atta; Amis cree que la razón occidental no sirve para explicar coherentemente el islamismo. Su análisis de Atta recorre un radicalismo religioso enfermo de nihilismo fatalista (al estilo del análisis de André Gluksmann, que cree que esto no es religión sino desesperación), en el que el asco inducido por las ideas islamistas sobre la sociedad occidental y su trato del Islam, y por el ayuno enfermizo a que Atta se sometía, construye una voluntad de venganza que se alimenta en un cerebro que se imagina guiado por Alá. Atta es un desesperado desgarrado de la vida al que Amis lleva del destierro interior a la iluminación del horror en un relato de angustia exasperante.

Da para más el libro: hay crítica sobre United 93, la película de Paul Greengrass, hay exégesis de textos y expresiones (como el ‘9/11’ y el gusto norteamericano por la brevedad a veces inoportuna), y no falta Osama Bin Laden como figura icónica sin más discurso que su letanía sobre la luz de Dios que alienta al Islam. Interesará obviamente a los que guste el tema, o quieran ver a Amis con buen pulso, algo que no siempre sucede, antes de su siguiente publicación, esta vez sí una novela. Por supuesto, el libro ha sido controvertido especialmente en su país, porque historiadores y críticos hablan de que Amis se ha metido sin conocimiento íntimo en un terreno que no controla, y que por ello el libro es superficial. Bueno, yo no estoy de acuerdo, al menos desde mi lectura, tal vez también superficial. Detalles como que el título del libro fue escogido por ser ese avión, el segundo, el que nos dio conciencia evidente de que ya vivíamos en un mundo distinto al de apenas una hora antes, me parecen bien relevantes de lo que el 11S supone para Occidente.

Les dejo con una imagen de la firma que Amis dejó en mi ejemplar del libro en La risa de Bilbao.





19 de octubre de 2010

Las fantasías de Francis

Este volumen incluye el relato original de Francis Scott Fitzgerald que dio lugar a la película de David Fincher, aunque, además de The Curious Case of Benjamin Button la edición contiene otros dos relatos en mi opinión mejor conseguidos: Bernice Bobs Her Hair y The Diamond as Big as The Ritz.

David Fincher y su guionista Eric Roth cambiaron prácticamente todo en la historia del cuento sobre Benjamin Button salvo la anécdota original. El Benjamin Button de FSF nace en Baltimore y queda al cuidado de su padre, del que hereda el negocio. No se casa con bailarina evasiva alguna, sino con una chica decente de su ciudad con la que tiene un hijo. Es héroe de guerra pero no un viajero romántico. FSF viene a dibujar un triunfador, un Gatsby cuyo desarraigo surge de su peculiaridad de haber nacido viejo e ir rejuveneciendo según pasan los años.


Ni el relato ni la película me resultan convincentes en el desarrollo de una anécdota a priori brillante, lo cual posiblemente indica la dificultad de la empresa. En ambos creo que hay un error de fondo: la inconsecuencia del realismo utilizado para drama tan fantástico. La anécdota de Benjamin Button no puede pasar desapercibida a médicos, científicos, investigadores en general, por no hablar de políticos y militares dado que en el libro al menos Benjamin es una figura prominente de su comunidad. Resolver este dilema posiblemente derivaría el tono de la comedia amable de feliz sorpresa que es a un drama no deseado por el autor… y sería, me temo, algo mucho más laborioso...

El toque fantástico de FSF se repite en The Diamond as Big as The Ritz, donde el descubrimiento, uso y explotación de un diamante del tamaño de una montaña por una familia sí se rodea del realismo debido hasta el extremo. Además, es una historia bien compensada, cuyos toques ‘best-seller’ (del pionero que hace dinero a la huída de una cárcel de oro inesperada) podrían haber dado lugar a episodios innecesariamente alargados y a una novela de acción. No lo termina, no obstante, de manera redonda, pero demuestra lo que se dice de FSF como autor que mejor ha entendido la relación del hombre con el (mucho) dinero.

El mejor cuento de los tres es Bernice Bobs Her Hair. Tuve obviamente que descubrir qué es ‘to bob the hair’, y la traducción más adecuada en el contexto del libro parece ser ‘cortarse el pelo por encima de los hombros pero cubriendo la nuca’. Por el tono entendía que Bernice se hacía la permanente, pero el diccionario parece implacable... En cualquier caso, Bernice Bobs Her Hair es un relato sin anécdota fantástica y cuenta la historia de la tímida Bernice, que visita a su prima, la segura y arrogante Marjorie. La amenaza que Bernice repite de continuo (cortarse el pelo) es una invención de Marjorie para que Bernice la repita a modo de chiste que le haga ganar popularidad y, a la vez, deje de avergonzarla. Lo consigue, pero Bernice se cobra adecuadamente la arrogancia. Con buenos personajes y ambientación (en los detalles para enmarcar la historia FSF era maestro), su tono austeniano que equilibra frivolidad y sentimiento femeninos está bien conseguido y excelentemente rematado en el final.

Francis Scott Fitzgerald (vía)


3 de octubre de 2010

Globalización


A pesar de que las novelas que he leído de Henning Mankell nunca han llegado a convencerme, tenía dos volúmenes de él pendientes. En uno de ellos, El chino, me libraba de la presencia de Kurt Wallander, y me adentraba en terrenos que me son de interés por los viajes a China que me veo obligado a hacer (véase aquí y entradas cercanas).

Sin embargo, el libro comienza con dos prólogos (uno de ellos dramáticamente innecesario), y diecinueve asesinatos en una región al norte de Suecia. No es Scandia, tampoco es Wallander porque las protagonistas de la investigación son mujeres (la desaprovechada policía Vivi Sundberg y la estupenda protagonista que es la juez de Helsingborg Birgitta Roslin), pero se le parece. Las conexiones del múltiple, ritual y por supuesto horrible asesinato apuntan a una venganza secular que nos lleva hasta la China actual y su encrucijada económicosocial.

De Helsingborg (vía Wikipedia) a Beijing
En mi opinión Mankell no resuelve bien, o de manera literariamente interesante, ninguna de las tramas. Parece que se pierde en una maraña de lugares del mundo en que necesita radiografiar la situación social y económica. Guanzhou, Nevada, Zimbabwe, Suecia, Copenhague, Beijing, Mozambique y Londres llenan un relato que engarza best-seller y novela negra y que si no fuera por su atípica protagonista sería poco interesante.

No obstante, Mankell genera bien la tensión y hace interesante la investigación. Se arriesga al resolvérsela al lector mediante historias paralelas en lugar de un clímax con revelación, pero por otro lado deja sin explicación detalles relevantes. La trama china incluye detalles geopolíticos de calado inesperado en una novela de entretenimiento al uso. Mankell lo presenta de manera objetiva y aunque haga política-ficción, su visión parece aterradoramente posible. Sin embargo, la resolución también se olvida de buscar una salida a este contexto elevado a trama, demasiado grande (y presentado grandilocuentemente) para ser olvidada como un mecano para hacer avanzar la acción.

Sólo el personaje de Birgitta Roslin, la juez de Helsingborg, de fuerte compromiso y con problemas de madurez, está excelentemente cerrado. Parece que Mankell se especializa con la edad en estos personajes maduros, conscientes del paso del tiempo por sus cuerpos y sus mentes. Veremos si El hombre inquieto me lo confirma, y, si, sobre todo, la faceta globalizadora de este yerno de Ingmar Bergman escritor de novela negra y director del teatro nacional de Mozambique no arrastra, de nuevo, trama y estructura.
Foto de Henning Mankell por Lina Ikse Bergman, vía El Correo de la Unesco