Los viajes son una buena oportunidad para leer, y si el viaje es largo y además puedes perder el sueño por la diferencia horaria, lo mejor es llevarse una buena provisión de libros. Recuerdo haberme leído Mauricio o las elecciones primarias (Eduardo Mendoza) o La felicidad de los ogros (Daniel Pennac) gracias a las horas de sueño perdidas en China. No es la mejor forma de leer, también lo reconozco. Aunque ahora quiero escribir sobre alguna literatura sobre China, que siempre es forma buena de prepararse para el mundo surreal que allí espera al viajero. Yo mismo he hecho literatura personal al respecto, ya que en China me han abandonado en aeropuertos; me han tenido nueve horas encerrado en un coche y he estado a punto de sufrir dos accidentes de tráfico que hubieran sido muy graves de, como dicen en el fúmbol, ‘concretarse’; me han llevado de putas y he comido cosas que no puedo explicar a mi madre (este punto no tiene relación con el inmediatamente anterior); y, por si fuera poco, les he visto celebrar bodas. ¿Acaso todo eso no merece escribirse?. Pero no publicaré nada (aún) por aquí. De mientras, me gustaría que mis lectores improbables pudieran regocijarse con los textos que The Big Kahuna ha enviado a varios allegados al respecto. Desgraciadamente, él no los publica en su blog, y sólo podemos afearle por ello. Lean algunas de sus entradas los que no le conozcan, descubrirán un escritor sorprendente.
China: ¿es rara o fascinante?
No, no tengo una desatada pasión por leer todo lo que me caiga de China en las manos. Algo he leído, además de guías de viaje y libros de negocios, aunque ambos géneros son poco dados a la poesía y en general están mal escritos. Pero lo poco que he leído me ha permitido contrastar lo que otros ven con ‘lo mío’, conocer algo lo que le ha pasado a ese país, y he podido tanto reconocerme yo como a los chinos. Son además cuatro libros de géneros muy distintos, pero que, a su modo, fueron pioneros en lo suyo…
Hace años una amiga muy querida, convenientemente fascinada por China, su idioma y su cocina, y que, sobre todo, adivinó lúcidamente que iba a viajar mucho a Catay me regaló un volumen en inglés de Wild Swans, publicada en castellano como Cisnes Salvajes, la biografía de Jung Chang, que fue un auténtico best seller mundial a pesar de que no sea escritora muy conocida aquí y Wikipedia ni siquiera tenga una entrada para ella en castellano. Cisnes Salvajes es una biografía río de tres mujeres de la misma familia que tienen a mal vivir varias décadas del convulso siglo pasado en China, pasando por diferentes regímenes y formas políticas, que tenían todas sus traducción en hacer sufrir convenientemente al pueblo llano. La novedad vino de ser una buena novela publicada por una mujer china que había vivido el régimen de modo directo: la nieta de la abuela, escapada en su día con éxito a una universidad occidental, era mujer y había sido adolescente de la Guardia Roja antes y militante anticomunista ahora. Como buena conversa, abominaría del régimen y años más tarde publicaría una biografía (Mao. La historia desconocida) que desmitificó cualquier aspecto que pudiera quedar intacto de la personalidad y régimen del Gran Timonel. Wild Swans es una magnífica forma –ágil, completa, directa- de acercarse a China desde dentro. Que yo sepa, no es novela demasiado conocida en España. Pero España, a decir verdad, no ha mostrado demasiado interés en China.
(continuará)